Julius Evola. Septentrionis Lux


MEDITACIONES EN EL TAGA: la Montaña como símbolo de la Totalidad y de la Tradición Primordial
abril 28, 2024, 10:53 am
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MEDITACIONES EN EL TAGA: la Montaña como símbolo de la Totalidad y de la Tradición Primordial

«El punto fundamental está en el hecho de que la montaña tiene un sentido cósmico. En las mitologías de todo el mundo existe la concepción de la «tierra como madre» y del «cielo como padre». La montaña es un encuentro del cielo con la tierra, es decir es el símbolo de la boda cósmica, por la que la montaña adquiere un sentido cósmico. Así, las cumbres, como bien dice Eliade, son las puertas de los dioses. La montaña es sagrada. Y se puede hablar de ascesis si el individuo procede como en una liberación gradual, con la necesaria distancia y concentración. Obviamente, si una escalada es reducida a tecnología instrumental no se puede hablar de ascesis».

Doménico Rudatis

«Desde siempre la montaña ha representado en todas las Tradiciones solares la vía para la purificación de sí mismo, y además la sede dispuesta como morada de los Dioses. Las montañas tornan de forma recurrente como símbolo del itinerario del hombre hacia lo Divino, a menudo su ascensión, también física, representa un auténtico e ineludible recorrido iniciático: «La feliz región de los liberados se alcanza a través de una abertura de la montaña» encontramos escrito en el Libro de los Muertos egipcio».

Nicola Cozzio

«Si los antiguos no conocían más que por vía de excepción y en una forma enteramente rudimentaria el alpinismo, poseían, no obstante, del modo más vivo el sentido sacro y simbólico de la montaña, y la idea, en ese caso simbólica, del ascenso de la montaña y de la residencia en la montaña como algo propio de los «héroes», de los «iniciados», de seres -en suma- que se consideraba que habían superado los límites de la vida común y gris de las «llanuras».

Julius Évola

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   El Taga, es una de las montañas sagradas más emblemáticas de Cataluña y del Prepirineo catalán, con una carga legendaria ancestral y mítica similar a otras montañas o cerros -tan amados por los camaradas cofrades de la Orden de los Lupus Dei-, como Montjuïc, el Tibidabo, Puig d’Ossa, el Montseny, el Montbaig, el Montpedrós, Montserrat, el Montnegre o el Pedraforca entre otras muchas, y ello independientemente de la altitud de todas ellas; aunque entendido de una manera puramente naturalística y superficial, decía Juan García Atienza que «el Monte forma parte de la tierra, y en la religión natural, la primera que la humanidad aceptó como intento de comunicación con lo desconocido, el Monte vino a ser como  la antena tendida por la Diosa Madre para establecer contacto con el Sol fecundador que le permitía generar la vida en su seno y conservarla» (1). En torno a estos verdaderos Templos de la naturaleza se extiende un riquísimo patrimonio varias veces milenario, a la vez que histórico, cultural, artístico, arquitectónico, identitario: petroglifos, piletas e insculturas, sepulcros neolíticos, cuevas iniciáticas, bosques mágicos, apariciones milagrosas. espíritus del bosque, de los ríos y manantiales, megalitos, ermitas, santuarios, castillos y un largo etc., elementos que se repiten en todos estos Axis Mundi. El Taga, es una montaña perteneciente a la comarca del Ripollés, en la provincia de Gerona; dicha montaña une entre sí a dos sierras, dos cadenas montañosas: las Sierras de Cavallera y de Conivella respectivamente. El Taga tiene una altitud sobre el nivel del mar de 2.040 metros, en cuya cima hay una gran cruz de hierro -pintada de blanco- que es visible desde muy lejos cuando ilumina el sol y el día está claro, como también en las noches de luna llena, instalada en el año 1959, y desde cuya cima, las vistas sobre el Pirineo Oriental y del Ripollés son verdaderamente impresionantes. La montaña tiene un carácter verdaderamente simbólico teniendo en cuenta que prácticamente hace de frontera entre el Prepirineo y los Pirineos propiamente dichos.

El grupo de montaña «Ultreia et Suseia» convocaba esta «Almogaveria» donde, frente al plan inicial de efectuar la marcha desde la localidad de Ribes de Freser, finalmente escogimos un plan alternativo debido a las lesiones de un par de integrantes del grupo que les imposibilitaban la dura marcha inicialmente proyectada. El «plan B» era pasar la noche del 6 al 7 de este mes (abril) en un solitario refugio de montaña situado a algo más de 1.600 metros de altitud, emplazado en el Coll de Jou –colladoque une los municipios de Ribes de Freser y Ogassa-, una antigua cabaña de pastor reconvertida en refugio de montaña y con el emblemático nombre de Sant Jordi, el santo guerrero Patrón de Cataluña; el refugio prácticamente haciendo de balconada, rodeado de bosques y montañas y con un salto de agua varios metros más abajo, un lugar espectacular; la alegría fue indescriptible cuando llegamos al punto y observamos que no había nadie más aparte de nosotros (6 camaradas). Frente a la creciente desertificación de la verdadera vida y del sentir espiritual, donde el postmoderno subhumano democratizado y sistematizado se conforma simplemente con un mero «existir» (puramente animalesco y sensual), la unidad y la cohesión en pleno sentido de comunidad y de hermandad de esa «minoría inasequible al desaliento» (José Antonio) -y más en estos tiempos finales de ciclo-, siempre será una espina clavada en el costado de esta repugnante postmodernidad demoníaca y tiránica que está conduciendo a esta pseudo-civilización de esclavos hacia el abismo, nuestro particular «dardo vivo de un quehacer», como rezaba uno de los más bellos y místicos himnos del movimiento falangista; por ello, para nosotros, «la montaña constituye, por lo tanto, una flecha en el arco para combatir contra el sueño de la consciencia, por la Tradición, por la Victoria del Espíritu sobre la Materia»; la conjunción de lo terreno con lo divino en una síntesis superior y jerarquizada, vivenciarlo dentro de nosotros mismos siendo discípulos y servidores de la Verdad. Huimos de mítines políticos como de la peste, de proselitismos baratos y cansinos sólo aptos para una plebe embrutecida, asquerosa y pérfida, de caer víctimas de esa odiosa, tediosa y diabólica pseudo-religión de la modernidad que es la propaganda, y que en este mundo de la Mentira y del nihilismo más absoluto todo lo inunda y lo corrompe; como dijo San Juan Bautista, predicamos y clamamos en el desierto: «Quien consiga estar poderosamente solo en la Gran Soledad, se sentirá también Uno y cuanto más se sienta Uno, más se reconocerá en el Todo» (D. Rudatis).

   Una vez instalados, emprendemos una ruta con destino a la bella iglesia románica de principios del siglo XI de Sant Martí d’Ogassa, levantada sobre los restos de una antigua fortificación altomedieval y consagrada por el Obispo de Vic Abad Oliba, concretamente el 8 de febrero de 1024. Aunque no pudimos acceder al interior de esta fantástica construcción, pudimos admirar su belleza y su estoica solidez; las vistas desde la explanada adyacente -donde también hay un pequeño cementerio-, son impresionantes a 1.370 metros de altitud como estábamos. Después de una buena merienda a base de buen pan de payés, carne variada y mucho vino (para horror de tanto gilipollas vegano que, por desgracia, hoy mucho abunda y pontifica con sus sandeces en el grotesco submundo urbanícola y progre, ello contrastando con la recia virilidad y robustez de los hombres de antaño), emprendemos la marcha de regreso hacia el refugio; en total unos 10 km aproximadamente entre ida y vuelta, caminando entre bosques y riachuelos.

   Caída ya la noche, reunidos en torno a un fuego hechizante e hipnotizador, bajo un cielo estrellado («Al Cielo se alza la firme promesa, hasta las estrellas que encienden mi Fe», preciosa estrofa de un viejo himno del Frente de Juventudes, destellos de una verdadera espiritualidad olímpica y uránico-viril en el seno de aquella Männerbund azul), y la maravillosa dictadura totalitaria del Silencio embriagándolo y rodeándolo todo por doquier, conquistados por completo por lo Absoluto y con la cima del Taga planeando sobre nuestras cabezas, recitamos todos al unísono la «Oración al Espíritu de la Montaña»la Paganidad inmortal (2) subsumida -y asumida- en un Cristianismo primordial y solar, que nada tiene que ver con la herejía anticrística y contra-tradicional que emana de una Roma Vaticana putrefacta y satanizada hasta la médula, convertida en una casa de locos, de charlatanes de alma ennegrecida por la maldad mundialista y multicultural, de rameras, de escoria invertida y de ladrones:

ORACIÓN AL ESPÍRITU DE LA MONTAÑA

Oh viejo y sabio, yo te invoco.Tú que desde la cumbre juzgas y decidesdame la seguridad de las gamuzas,de tal manera que, incluso en los senderos más impracticables,mi paso sea firme.Tú que hablas a través del trueno,haz que mi alma sea siempre pura,como la lluvia que baña tus laderas.

Oh Altísimo, tú que decides el tiempo,

haz que me haga viejo felizmente,sin arrepentimientos,

por no haber hecho o no haber vivido.

Tú que nos das el Sol,

haz que mi sendero esté siempre iluminado por la virtud,dame el coraje del lobo, para afrontar las sombras de mis miedos.Haz que pueda cada día caminar con la cabeza alta,como su majestad el ciervo.Cuando caeré y los acontecimientos me arrastrarán,te ruego, dame la fuerza del oso,para que pueda superar cada obstáculo en mi camino.Haz que pueda ser siempre libre, como el vuelo del águila.

Dios de la Montaña cuando alcanzaré tu cumbre, en tu presencia,

haz que pueda mirar hacia abajo con gratitud,por haber afrontado la ascensión en la manera más digna,

con el corazón de quién es justo.

Por todo esto gracias mi Señor.

FUERZA, HONOR Y TRADICIÓN   ¡¡¡SALVE ET VICTORIA!!!

Después de la cena, agradables conversaciones, cánticos, buena música identitaria, risas, cachondeo a raudales, mofándonos de toda la mierda y basura que domina este mundo crepuscular que camina resueltamente hacia su ocaso. Al día siguiente, levantados a las 04:30 horas, rumbo hacia la cima del Taga, coronado por una gran Cruz de Hierro a 2.040 metros de altitud. Ya de regreso al refugio y todavía de noche, recogida y zafarrancho de combate para dejarlo todo limpio y en orden. Ya de vuelta a Barcelona y en una localidad de dicha ciudad, comida de camaradería y hermandad para celebrar la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo; el Aplech de Pascua fue un éxito total en cuanto a asistencia, comparecencia y cohesión, como decía el Capitán de la Guardia de Hierro, verdadero Mártir del Genio europeo: «NO NOS HABÍAMOS REUNIDO PORQUE PENSÁRAMOS DE LA MISMA MANERA, SINO PORQUE SENTÍAMOS DE LA MISMA MANERA; NO TENÍAMOS EL MISMO MODO DE PENSAR, SINO LA MISMA ESTRUCTURA ESPIRITUAL. NO TENÍAMOS NI DINERO, NI PROGRAMA, TENÍAMOS EN CAMBIO, A DIOS EN EL ALMA, Y ÉL NOS INSPIRABA LA FUERZA INVENCIBLE DE LA FE» (C.Z. Codreanu).

Guardia de Hierro (Rumania) - Wikipedia, la enciclopedia libre

Iohannes Mons Christus

NOTAS:

1.-Evidentemente Juan García Atienza confundía lo que fue la «revelación primordial» de los orígenes de la humanidad (la Edad de Oro, la Edad del Ser y de la Verdad), con una pseudo-religiosidad de corte meramente naturalista y vacía de auténtica espiritualidad, tal como la entienden, dicho sea de paso, tanto un grotesco paganismo presuntamente «identitario», como cualquier basura alumbrada por la contra-tradicional y demoníaca «Nueva Era».

2.-El término pagano proviene realmente del latín pagānus, que significa “aldeano”término entonces despectivo con que los cristianos calificaban a los practicantes de los viejos cultos pre-cristianos, casi como sinónimo de «ignorantes»; mutatis mutandis hoy es cuando es más preciso reivindicar «una política de aldea» -como textualmente reivindicaba la Falange en los años 30 del siglo pasado-, ello frente a las horrorosas y desalmadas urbes plutocráticas y frente al satanismo tecnocrático y ultra-liberal, con su odio característico y generalizado hacia el mundo del Agro y su alergia a lo verde, hacia las Leyes de la Naturaleza y del Cosmos en definitiva… 


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