Julius Evola. Septentrionis Lux


ATANOR (Cuadernos de Pensamiento Tradicional), Ediciones Alternativa: “EL FLAUTISTA MÁGICO (MESIANISMO HITLERIANO Y NACIONAL-SOCIALISMO)”. Franco Cardini, 1978.
diciembre 5, 2020, 3:49 pm
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Il capitalismo è la vera minaccia per l'umanità": intervista a Franco  Cardini

Fotografía: Franco Cardini

ATANOR (Cuadernos de Pensamiento Tradicional), Ediciones Alternativa: “EL FLAUTISTA MÁGICO (MESIANISMO HITLERIANO Y NACIONAL-SOCIALISMO)”. Franco Cardini, 1978.

“El mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los comienzos“.

Mircea Eliade


  1. ¿Qué tipo de libro es?

   ATANOR fue una publicación bimestral del Círculo Cultural “La Antorcha” que apareció en Barcelona en la primera mitad de la década de los 80, dirigida por Ernesto Milá. La temática era de tipo totalmente tradicional: tradiciones sagradas, metapolítica, metafísica, simbolismo, etc. El número que tenemos entre manos concretamente es el número 2 y desconocemos cuántos llegaron a publicarse realmente, pero cuyo contenido todo él es de sumo interés; textos de René Guénon, de Julius Evola, de Ernesto Milá -uno dedicado al simbolismo del pez en el cristianismo primigenio y otro sobre la Tradición Primordial-, otros de George Gondinet y de Alex Voglino dedicados al gran J.J.R. Tolkien y a la literatura fantástica en general denunciando el demonismo moderno; pero vamos a centrarnos en el último capítulo de esta gran revista doctrinal (y muy artesanal, por cierto), el más extenso de todos ellos y sobre una temática rara vez interpretada desde el punto de vista de la Weltanschauung  tradicional que es lo que nos interesa a nosotros. Estamos hablando de Hitler y del Movimiento Nacional-socialista tan demonizados hoy por esta postmodernidad nihilista verdaderamente demoníaca, valga la redundancia.

   “El Flautista Mágico” fue un extenso texto que apareció en febrero de 1978 en el número 29 de la revista tradicionalista italiana “Intervento”, y que se reprodujo íntegramente con posterioridad en la revista francesa -también de temática tradicional- “Totalité”, número 14. El autor de dicho texto fue el historiador e intelectual tradicionalista Franco Cardini, donde se dedica a analizar el “otro” rostro del hitlerismo, aquel que generalmente nos es escamoteado, cuando no descaradamente tergiversado, manipulado y falsificado. Una interpretación del fenómeno nacional-socialista dentro de una óptica y perspectiva tradicional y metapolítica. Una brillante e intensa exposición en apenas 12 paginas.

  1. Resume su temática…

      El autor analiza ciertos aspectos del Nacional-socialismo histórico y de la figura de su fundador haciendo una exégesis tradicionalista de los mismos, discriminando lo que hubo tanto de positivo como de negativo, aseverando en que dicho Movimiento, “al margen de sus componentes progresistas y tecnocráticas, las cuales fueron por lo demás masivas y evidentes” dice Cardini, lo que realmente llamó –y llama- la atención del mismo fue el carácter radicalmente anti-moderno y anti-historicista en su capacidad mito-poética, en su dimensión y proyección míticas; y todo ello al margen de sus componentes obreristas o “de izquierda”, así como ciertas influencias de tipo jacobino de las que tampoco se salvaron otros movimientos nacional-revolucionarios de la época, dicho sea de paso; sin hablar de ciertas componentes ocultistas y pseudo-esotéricas que verdaderamente fueron puramente residuales frente a lo que cierto tipo de literatura-basura pretende afirmar. El autor, curiosamente, compara la revolución hitleriana en muchos aspectos con la revolución japonesa de la época Meiji: en el sentido que, al igual que esta, tendió a crear un cuerpo tecnológicamente avanzado e industrioso -en el sentido “occidental” del término digamos-, pero sobre un alma dirigida exactamente en sentido inverso, es decir una dirección programática y espiritualmente consciente hacia las antiguas tradiciones heroicas, hacia los Ancestros. Una revolución que conectaba con el “homo mythicus”, con el hombre del “illud tempus” tan odiado por la barbarie moderna. Ahora ya entendemos la verdadera razón del odio extremo que la Modernidad y la superstición democrática y progresista sienten por el nacional-socialismo hasta el punto de centrarse en la figura de su fundador y líder Adolf Hitler, elevándole al rango de “enemigo metafísico” por excelencia. Y es que la inmundicia democrática vio en todo ello lo que quizás ni los mismos seguidores del III Reich apenas consiguieron entrever durante la existencia histórica del mismo… En una sociedad cada vez más podrida y disoluta que vive de utopías a cual más absurda y sinsentido, el Mito puede tener la capacidad de movilizar, de “despertar”; de ahí su enorme peligro para el demonismo moderno abiertamente subversivo y anti-tradicional, anti-mítico por esencia. Como señala muy acertadamente el autor, el Mito puede tener la capacidad  de hacer escapar al hombre del deprimente y desesperante mundo de lo “real” y de lo cotidiano; decía decía René Alleau que “el ‘tiempo mítico’ transcurre paralelamente al ‘tiempo histórico’, pero con otro ritmo. Lo que llamamos ‘acontecimientos’ no son quizá más que múltiples advenimientos, internos y oscuros, que se vierten a la luz del día, cristalizados y formando de pronto una masa”. Y esto es lo que el mundo contemporáneo no perdona a Adolf Hitler, esa revitalización del Mito, del Rito, del Símbolo, ese intento de “retorno a los orígenes” (aunque a veces el mismo tuviera ciertos caracteres paródicos o caricaturescos), hasta el punto de convertirse en una figura enemiga de la historia y no digamos del historicismo; un personaje metahistórico desde el punto de vista simbólico, y ello en pleno siglo XX. Por otro lado si para el Sistema luchar contra el mismo con las ideas y sobre el plano político es imperdonable, intentar destruirlo con las divisiones panzer y con las Waffen-SS es ya el colmo, es el “pecado capital” por excelencia…

   Según Franco Cardini, si algún día desaparecieran como por ensalmo las pruebas históricas sobre la figura de Hitler, éste bien podría transformarse, a modo de leyenda, en una especie de “mito solar” o más bien en una especie de Sabio mágico-chamánico al estilo del Merlín del Ciclo del Grial. Incluso llega a decir que en su experiencia totalitaria al frente del III Reich por él fundado, fue más la de un verdadero “Rey Mago” que la de un guerrero o jefe político; es más, bajo su sistema político nos podemos encontrar con una especie de remedo de la antigua tripartición funcional común en las antiguas civilizaciones indoeuropeas, una Sociedad de Castas. En la cúspide la Primera Casta centrada en el Führer y en su misión, que el autor califica de “chamánico-sacerdotal”, la Segunda Casta el elemento guerrero y militar con la “Orden Negra” SS a la cabeza; finalmente la Tercera Casta, el elemento productivo con un “Frente del Trabajo” superador del concepto de “clase social”, con una economía totalmente subordinada al plano político al contrario de lo que ocurre en el liberalismo burgués y en las plutocracias de las que el actual y apocalíptico Nuevo Orden Mundial es la quintaesencia

   Cuando la Modernidad odia a Hitler y a todo lo que él representaba y le rodeaba, realmente lo que odian como dice Cardini, es que él comprendió como nadie que la humanidad necesita mitos movilizadores; por otro lado fue tal el consenso que tuvo en vida, incluso hasta la muerte, que ningún otro político moderno jamás conseguirá ni soñando. Le acusarán de todo tipo de maldades habidas y por haber, pero lo que realmente el Sistema teme y odia es al personaje que predicó como ninguno la fraternidad patriótica, del fin necesario de los egoísmos privados, de la belleza del trabajo y de la “obra bien hecha”, del verdadero Arte, del sacrificio del interés común, el amor por la Naturaleza a la que hay que respetar y no violar de forma tan vil y criminal como hace la democracia, del carácter constructivo de las virtudes cívicas, la prédica y la práctica de la austeridad, del amor por el Servicio y por el Sacrificio, la lucha por una vida sana y exenta de vicios envilecedores y esclavizantes; ESTO ES LO QUE REALMENTE ODIA EL SISTEMA… “La fascinación, negativa o no, que Adolf Hitler ejerce aún es extraña. La atroz primavera hitleriana. Fue la esperanza de vida no realizada. La vieja inteligencia racionalista, la que se obstina en calificar de irracional y criminal la revuelta actual de las jóvenes generaciones, odia sobre todo en Adolf Hitler la última ilusión mítica, la cruel juventud perdida” (Franco Cardini).

  1. ¿Quién es su autor?

   Franco Cardini, tradicionalista, antiguo militante del “Movimiento Social Italiano”. Historiador y gran medievalista.

  1. ¿Es parcial o imparcial en el tema que trata?

   Es parcial puesto que parte desde la Cosmovisión tradicional del mundo, muy crítico con algunos aspectos del Nacional-socialismo histórico, pero extrae del mismo todo lo que tuvo de positivo desde el punto de vista tradicional que no fue poco.

  1. Detalles de la edición…

   Ya lo comentamos más arriba. El artículo que nos trae es de 1978, la revista en concreto –ATANOR- creemos que de 1984 más o menos, ya que no aparece la fecha. Editada en Barcelona.

  1. Desacuerdos, anécdotas a su alrededor y relación personal con el mismo…

   Desacuerdos prácticamente ninguno.

  1. ¿Por qué lo elegiste para leer?

   Poco hay de decente o de legible desde el punto de vista comentado, es decir una visión del hitlerismo a la luz de la Tradición, porque al fin y al cabo como dice Cardini “la esencia del nacional-socialismo sigue siendo Adolf Hitler…”

  1. Valoración del texto

   Altamente positivo y muy recomendable desde nuestro particular punto de vista.

  1. ¿Para quién está enfocado este texto?

   Para todo “Hombre de la Tradición”, un hombre que «vive» en la Modernidad pero sin formar espiritualmente parte de la misma. Formarse y avanzar: «Es necesario alternar la reflexión y la acción, que se completan y corrigen la una con la otra. También para avanzar se necesitan las 2 piernas: la acción y la reflexión…» (Antonio Gaudí)

  1. ¿A quién lo recomendarías?

   A todo aquel interesado por el fenómeno hitleriano y que quiera justamente interpretarlo desde una perspectiva metapolítica, más allá de la odiosa política mundana que todo lo corroe y convierte en mercancía averiada.

Joan Montcau



MARCHA POR LAS ROCAS GROGA Y DRETA (13-IX-2020)
septiembre 17, 2020, 4:47 pm
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MARCHA POR LAS ROCAS GROGA Y DRETA (13-IX-2020) | El CadenazoWikiloc | Foto de LA ROCA DRETA (2/4)

MARCHA POR LAS ROCAS GROGA Y DRETA (13-IX-2020)

«Es necesario ser profundos para poder realmente ascender».

(Gabriele Adinolfi)

«En la montaña el turista viene a buscar un panorama, el pensador encuentra un libro inmenso».

(Victor Hugo)

Nueva marcha de la Centuria Pateadora Montañas Nevadas bajo una calurosa jornada, en esta ocasión por el Parque Agro-forestal del Montbaig-Montpedrós-Puig Vicenç, una marcha que comprendió el ascenso a cuatro de las cimas más emblemáticas de dicho Parque Natural: San Antoni, el Rebaixí, Can Cartró y San Ramón finalmente.

Se trata de una ruta ya efectuada en otras ocasiones, pero esta vez bajando por la zona conocida como «Roca Groga» al llegar a un sendero que está a mano derecha según se asciende hacia una antigua torre de vigilancia medieval; una vez internados en bosque cerrado con grandes rocas salientes en forma de aguja a nuestra izquierda -de un color amarillento como indica el nombre en catalán de la ruta-, llegamos a una pequeña cueva natural en cuyo interior se encuentra una reproducción de La Moreneta, Patrona de Cataluña. Un espacio sagrado que simboliza el triunfo de la Luz -la Virgen con el Niño Solar-sobre la Oscuridad y las Tinieblas representadas por la negritud interior de la cueva, siendo ésta última el lugar simbólico favorito de las verdaderas Iniciaciones desde la Prehistoria y considerada por la Ciencia Sagrada como el Corazón y el Centro Espiritual de la montaña propiamente dicha.

Continuamos la marcha hasta llegar a una intersección de caminos, cogemos un sendero ascendente que tenemos a nuestra izquierda y que nos conduce directamente hacia la cima de Sant Antoni, sendero de tramos muy rocosos y en los que es preciso trepar en varias ocasiones, aunque no es muy difícil ni el acceso ni el ascenso teniendo una mínima preparación. Este sendero conocido como «Roca Dreta», tiene su comienzo cerca de la estación del ferrocarril en Santa Coloma de Cervelló, aunque nosotros iniciamos la marcha desde Sant Vicenç dels Horts.

Ya sobre la cima de la montaña de San Antoni después del fuerte ascenso, de unos 350 metros la misma de altitud y ubicada entre los municipios de Santa Coloma de Cervelló y Torrelles de Llobregat (comarca del Baix Llobregat), observamos las extraordinarias vistas de toda la Sierra del Ordal, de Collserola, del río Llobregat (Rubricatus), también de Montserrat y de Montjuic (Mons Iovis), etc. Lo fascinante de dicha montaña es el aspecto de volcán que tiene por la forma cónica truncada del final de la misma, perfectamente identificable aún observada a grandes distancias. Dicha montaña es una «sucesión de tradiciones» en sí misma, puesto que toda ella está plagada de insculturas, megalitos, petroglifos incluso, asentamientos ibéricos (layetanos), así como también de restos de murallas, torres de vigilancia del Medievo y hasta una ermita originariamente de finales del Siglo XIII, aunque ésta ha sufrido a lo largo de su historia varias reconstrucciones, la última en 1958 en plena «efervescencia del nacionalcatolicismo» (es decir, durante el Estado del 18 de Julio), según reza alguna que otra miserable publicación oficial (y separatista) de este Sistema putrefacto y perversamente atomizado. Claro ni que decir tiene que esta ermita también «sufrió desperfectos» o «se incendió» de forma tan curiosa como misteriosa también en 1936, o como por arte de magia, tal como ocurrió también con tantísimos otros monumentos, esculturas o edificios sagrados en el hemistiquio infernal de 1931-39…

Una vez descendemos seguimos cresteando a lo largo de toda esta maravillosa y frondosa sierra ascendiendo a otras montañas ya conocidas como las del Rebaixí, Can Cartró y San Ramón, todo ello hasta llegar a Sant Boi de Llobregat donde nos disponemos a tomar un más que merecido refrigerio y ya planificando una nueva y futura ruta para la Centuria Pateadora Montañas Nevadas, y que en muy pocas días emprenderemos. Como decía un famoso himno de la Falange Española:

MARCHAD, MARCHAD,
MARCHAD, MARCHAD, MARCHAD,
POR LA RUTA IMPERIAL.

LA HERENCIA QUE ME DEJARON
MIS HERMANOS AL CAER,
SON LAS CONSIGNAS DE LUCHA
PARA EL NUEVO AMANECER.

Por otro lado señalar que la ruta la elegimos muy a conciencia, puesto que pensamos que el Símbolo, el Rito y el Mito han de vivir ya dentro de nosotros, forman parte integral de nosotros mismos, forman parte de nuestra propia idiosincrasia, de nuestro propio ADN. Con la Ruta de la Roca Groga -Amarilla en catalán-, hacemos alusión a nuestra Cosmovisión solar, apolínea; en cambio con la Ruta de la Roca Dreta -Derecha en catalán-, hacemos alusión a la Tradición, somos hombres de la Tradición, de la Derecha Metapolítica y Metafísica que nada tiene que ver y además es la completa negación de la falsa derecha subversiva, democrática, burguesa y antitradicional,

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN. SEMPER FIDELIS!!!

Joan Montcau



 LA CORONA Y EL ORTO, autor José Antonio Villalobos.
septiembre 7, 2020, 2:06 pm
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La Corona Y El Orto. Poemas Épicos Tradicionales: Amazon.es: Villalobos, José Antonio: Libros

TITULO Y AUTOR:

LA CORONA Y EL ORTO, autor José Antonio Villalobos.

 

1.- ¿Qué tipo de libro es?

 

Se trata de un libro de poemas épicos tradicionales. A lo largo del mismo se dedican poesías a grandes figuras históricas como Carlomagno, Alejandro Magno, Platón; a personajes míticos y metahistóricos como Arturo, Merlín, Cristo, Buda, San Jorge, Hércules, Teseo, Parsifal, Sigfrido, Osiris; poemas reivindicatorios de grandes civilizaciones tradicionales tanto de Occidente como de Oriente: la Hélade, la Romanidad clásica, el Medievo gibelino y su Sacro Imperio Romano-Germánico, nuestro glorioso Siglo de Oro Hispánico, Egipto, la India aria, el Japón y la China imperiales; figuras paradigmáticas y sagradas como el Samurai, el Kshatriya, el Hidalgo Castellano, el Caballero Templario, el Faraón egipcio, el Emperador Sagrado, el Rey-filósofo, incluso el noble guerrero Piel-roja; se reivindican grandes símbolos de la Tradición Primordial como Hiperbórea, el Árbol del Imperio, el Santo Grial, el Dragón, el Toro, el León, el Águila, el Sol, el Norte… El libro comienza con dos buenos poemas dedicados a aquel gran conflicto mítico ocurrido «in illo témpore», el combate y la lucha entre las Fuerzas de la Luz y las de las Tinieblas, conflicto que a lo largo de los Ciclos ha tenido sus plasmaciones a nivel histórico -recordemos sin ir más lejos en épocas relativamente recientes las dos guerras mundiales o la Cruzada española-, y que sin duda volverá a reproducirse según todos los textos sagrados «al final de los tiempos» o al final de la actual Edad Oscura, poniendo fin a la misma e inaugurando una nueva Edad Áurea y Ascensional. Los títulos de los dos poemas citados son «La Rebelión y caída de Lúcifer» y «La Rebelión de los titanes contra los Dioses Olímpicos». Siguiendo esta misma tónica y esquema dualista desde el punto de vista espiritual, metafísico y metahistórico, hay otros tres bellos y vibrantes poemas dedicados a la lucha del Imperio Español del Siglo de Oro y del Sacro imperio Romano-Germánico contra las modernas fuerzas de la disolución mundial durante la Guerra de los Treinta Años: «ACERCÁBASE EUROPA A LA MITAD DEL SIGLO XVII. FINALIZABA LA TERRIBLE GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS (1648, Paz de Westfalia. Triunfo definitivo en Europa de subversión moderna). EL SOL SE PONÍA EN UN SANGRIENTO OCASO PARA EL SACRO IMPERIO DE OCCIDENTE Y PARA LA PODEROSA ESPAÑA…» Las fuerzas de la disolución y de la desintegración que se desencadenaron sobre Europa desde el Siglo XIV en adelante (güelfismo, humanismo, protestantismo, etc), habían conseguido resquebrajar y finalmente romper aquellos dos grandes diques de contención a nivel mundial que fueron aquellos dos grandes imperios solares y sagrados. El camino hacia hacia el actual Nuevo Orden Mundial ya estaba allanado… Los tres poemas citados arriba se titulan: «Monumento a la Contrarreforma», «El Hidalgo Castellano y el Espejo Mágico del Palacio del Sol» y «El Fantasma Imperial del Palacio abandonado de Viena». «FUERA DE ESTE PALACIO, LOS HOMBRES DESCONOCEN LA GRAN IDEA, LAS IDEAS PURAS, CUYAS IMÁGENES: CRISTALIZADOS REFLEJOS DETENIDOS POR LA MANO DEL ARTE PODEROSA, HABITAN ESTE HERMÉTICO PALACIO IMPERIAL ABANDONADO AL TIEMPO EN CAMPOS SOLITARIOS, DESTERRADO CUAL COLOSO PROSCRITO DE LA CIUDAD DE VIENA DEGRADADA, YA MUY DISTANTE DE DIOS, YA NO SOSTENIDA POR LAS ÁUREAS GARRAS POTENTÍSIMAS Y HERÁLDICAS, SAGRADAS, DEL ROMANO-GERMÁNICO LEÓN GIBELINO…»

 

2 Resume su temática

 

Como indicamos arriba, se trata de una recopilación de poemas épicos que nos transportan a un mundo de grandeza heroica y sobrehumana, necesario en estos tiempos de demencia generalizada y de escoria subhumana encumbrada y enseñoreada encima orgullosa de su propia inmundicia y mediocridad (léase democracia…) Con la lectura de dichos poemas nos transportamos a un mundo mítico, glorioso, viril, un mundo dominado por la grandiosidad épica no apta para fantoches progresistas e imbéciles humanitario-pacifistas que hoy tanto abundan en esta Edad Crepuscular. El autor para titular su maravillosa obra poética, ha escogido dos símbolos de grandeza, esplendor y luminosidad, de solaridad y de Victoria sobre las potencias oscuras: la Corona y el Orto. La Corona simboliza la majestad, la Realeza Sagrada y Solar, el Imperio. El Orden y la Jerarquía divina frente al Caos y la Oscuridad. El Orto es el Amanecer, la llegada de la Buena Nueva, la salida del Astro Rey en el horizonte, es la Luz que triunfa sobre la negritud de la noche así como el Ave Fénix que resurge de sus cenizas. Estamos pues ante dos grandes símbolos de la Tradición que evocan lo mejor de la Espiritualidad Primordial, dos valores ABSOLUTOS que se manifiestan virilmente en un podrido mundo donde todo es «relativo» y totalmente carente de rectitud, humildad, bondad y belleza.

 

3 ¿Quién es su autor?

 

José Antonio Villalobos

 

4 ¿Es parcial o imparcial en el tema que trata?

 

Totalmente parcial por supuesto, ya que se trata de una obra totalmente tradicional

 

5.- Detalles de la edición Editorial Yatay, año 2000.

 

6.- Desacuerdos, anécdotas a su alrededor y relación personal con el mismo.

 

Desacuerdos ninguno; del autor poco más he leído.

 

7.- ¿Por qué lo elegiste para leer?

 

El título ya de por sí es sugerente y sumamente atractivo.

 

8.- ¿Cuál es tu valoración del libro como tal?, ¿y su temática?

 

Altamente positiva.

 

9 ¿Para quién está enfocado este libro?

 

Parafraseando a José Antonio Primo de Rivera, aconsejable para todos aquellos que vivan en este mundo -podrido, descompuesto, tenebroso-, pero teniendo su propio mundo aparte, en un lugar de su Corazón (Centro espiritual del Hombre de la Tradición)…

 

10.- ¿A quién lo recomendarías?

 

Como dice el Evangelio: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá».

 

 

Joan Montcau

 



EL ALTAR DE HÉRCULES Y LA FUNDACIÓN MÍTICA DE LA CIUDAD DE BARCELONA

Vista previa de imagenVista previa de imagenALTAR DE HÉRCULES. MONTJUÏC (BARCELONA). CIVILIZACIÓN MADRE 10.000 ...

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EL ALTAR DE HÉRCULES Y LA FUNDACIÓN MÍTICA DE LA CIUDAD DE BARCELONA

«El pasado es un prólogo».

William Shakespeare

«El mejor profeta del futuro es el pasado».

Lord Byron

Cerca de 500 años antes de la fundación mítica de Roma (753 A.C.), según la mitología, Hércules, tras el cuarto trabajo de los 12 que le fueron impuestos en penitencia por haber asesinado a su mujer y sus hijos, se une a los argonautas liderados por Jasón en la búsqueda del Vellocino de Oro cruzando el Mediterráneo con nueve navíos. Una tormenta dispersó la flota cerca de la costa catalana, aunque consiguieron reagruparse todos salvo una nave. Jasón le ordenó a Hércules la búsqueda del noveno navío (Barca Nona), que encontró a orillas de la colina de Montjuïc (posiblemente la zona actualmente conocida por Can Tunis, antiguo barrio ubicado entre el Puerto de Barcelona y el Cementerio de Montjuic, demolido tras la ampliación del puerto en el 2004). Al parecer, a los tripulantes les fascinó tanto el lugar que con la ayuda de Hércules y Hermes fundaron una ciudad con el nombre de Barcanona sobre la cima del Mons Iovis (Monte de Júpiter, el actual Montjuic), Barcanona hopónimo pues de Barcelona. Esto en cuanto a la fundación mítica o legendaria de dicha ciudad. Dice también la leyenda que Hércules levantó un altar, bebió agua y una vez en la cima, tras observar fascinado toda la belleza que le rodeaba, decidió fundar una ciudad…

La fundación oficial e histórica de Barcelona lo fue en torno a los años 15 a. C. y el 10 a. C., durante el reinado del Emperador Augusto. El centro de irradiación, el «Axis Mundi» de la nueva ciudad romana, se ubicaría en un pequeño promontorio del llano de Barcelona cercano a la costa, el monte Táber (25 m altitud). El nuevo poblado recibió el nombre completo de Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino. El nombre de Barcino era una latinización de Barkeno, centro sagrado también para la tradición antecesora ibero-layetana (1). De hecho parece ser que los dos promontorios mencionados también fueron sagrados para los layetanos; recordemos, el Mons Iovis (fundación mítica por Hércules, Barcanona) y el Mons Táber (fundación histórica, Barcino), zona donde hoy están ubicadas las ruinas de un Templo dedicado a Augusto). Por otro lado resaltar que la ciudad de Barcelona, al igual que otras ciudades o centros sagrados del Mediterráneo como lo fueron Roma, Atenas o Jerusalén también están dominadas o asentadas sobre 7 cerros o colinas (2), curiosidades de la Geografía Sagrada…

Para acceder al llamado «Altar de Hércules» subimos por la parte sudoeste de la montaña, sin duda la parte más bella, boscosa y salvaje de la misma, y también -¡¡¡menos mal!!!- la menos turística y masificada. Según vamos subiendo y vamos dejando atrás los últimos edificios del casco urbano, nos damos de bruces con una bella edificación de origen militar conocida como «El Polvorín de Montjuic»; se trata de un edificio histórico que da nombre al Barrio del Polvorín -precisamente por donde hemos subido- construido en la segunda mitad del S.XVIII, hoy propiedad de la ciudad de Barcelona y convertido en un teatro. Dicha edificación se levantó concretamente en 1773 y construida por el Ejército tras la Guerra de Sucesión Española (1701-15).
Más arriba, ya en la vertiente noroeste de la Montaña Sagrada, se encuentra un precioso paraje junto a un complejo deportivo, estamos hablando de la Reserva Natural de la Foixarda, la única reserva natural de la ciudad.

Seguimos subiendo en dirección al Cementerio que también vale mucho la pena visitar, una verdadera y gigantesca Ciudad de los Muertos con un impresionante enjambre de calles en su interior y orientado hacia el Este (Ex Oriente Lux!!!), y en el que reposan también los restos mortales de varios Mártires y Héroes de nuestra Santa Cruzada de Liberación Nacional (1936-39), lugar por tanto de cultos marciales, viriles y totalitarios…

Antes de llegar al Cementerio, metros más abajo, nos encontramos con un valle con amplias vistas al mar Mediterráneo y al Delta del Llobregat, haciendo de extraordinario balcón natural. Sobre la explanada se hayan las ruinas o los restos de lo que algunos arqueólogos consideran como un antiguo santuario o complejo cultual prehistórico nórdico-atlántico, y según algunas leyendas se trataría por otro lado de las ruinas de un centro sagrado levantado por el mítico Hércules tras la fundación de la ciudad de Barcelona (3). Lo vergonzoso del asunto es que tratándose de unas ruinas antiquísimas, las mismas carezcan de ningún género de protección, ni siquiera los restos de un antiguo castillo que se encuentra poco más arriba, levantado al parecer sobre un asentamiento ibérico -layetano- y al lado de una antigua cantera ya explotada en época romana (hoy conocida como el Fossar de la Pedrera, y donde también el Estado del 18 de Julio enterró después de fusilar a cientos de canallas y criminales de guerra); estamos hablando del «Castell del Port», una estructura defensiva de Barcelona muy relevante desde el siglo XI hasta la segunda mitad del siglo XV, estructura de la que sólo quedan también ruinas y una placa conmemorativa puesta por una entidad excursionista en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona con motivo del Milenario del «Barri del Port».

Entre los restos de ese presunto «santuario prehistórico», hay una gran roca en forma de altar con una inscultura o cazoleta en el centro presumiblemente para recoger el agua de la lluvia o del rocío y con canaletas, todo ello sin duda destinado para algún tipo de ritual o de cultos de libación. Lugar de obligada visita pues, y sobre el que la Hermandad Totalitaria Barcino, como si de unos nuevos augures se tratasen, consagraron de nuevo -esta vez en 2018- la ciudad de Barcelona como Hija directa de Roma que es, y tal como hiciera según la leyenda su mítico Fundador el Héroe Divino Hércules hace más de 3500 años.

Roma pues, fue la madre fundacional a partir de la cual surgieron otros centros tradicionales y sagrados que se fueron fundando por todo el dominio romano, siendo Barcino uno de ellos y el primero con lo que respecta a toda la península ibérica. Barcino no fue fundada como una urbe más al modo de Tarragona, Badalona o Mérida, sino como Centro Espiritual, como un espacio consagrado ritualmente, a la vez depositario, heredero y representante de la Tradición Primordial, aunque subsidiario o secundario como hemos visto de la Roma Eterna. El Divino Octavio Augusto, Imperator y Pontifex Maximus, ostentando a la vez el Poder Real y el Sacerdotal, fundó oficialmente Barcino como una Colonia romana, como una imagen a la vez de Roma y del Centro del Mundo; así que de la misma manera que en la cima del Capitolio se erigía el tabernáculum en honor y recuerdo al mítico Fundador de Roma (Rómulo), en Barcino se erigía la BARCA (Arce Sacrorum, Arca Sagrada, símbolo de la conservación, de la defensa y de la protección de la Tradición). En definitiva, el divino Augusto fundó Barcino sobre el Mons Táber análogamente a como Hércules fundó la BARCA sobre el Mons Iovis. De la misma manera que sobre la cima del Mons Táber se erigió un Templo en honor a Augusto del que hoy también sólo quedan ruinas, Hércules hizo otro tanto en una época mítica sobre el Mons Iovis, ruinas que careciendo hoy del nivel de protección que merecerían -y con mayor motivo- como en cambio sí tienen hoy las primeras, no por ello carecen ni mucho menos del valor y del interés (y no hablo del meramente «turistico») de éstas últimas. Así pues nos encontramos ante dos fundaciones de Barcino (la mítica y la «oficial»), ante dos Tabernáculum o «Arcas Sagradas», igualmente ambas emanaciones o imágenes del Centro del Mundo y de la Tradición Primordial. La BARCA que es la Ciudad de Barcino, pese a que su pueblo hoy envilecido haya perdido el espíritu y el contacto con sus verdaderos orígenes y con la sagrada memoria de sus divinos Ancestros («Memoria Histórica» con mayúsculas, mejor dicho Metahistórica…), su simbolismo sigue permaneciendo intacto y al alcance de todos aquellos que aún posean cierta dimensión de la trascendencia y cierta visión mítica en esta era de tinieblas y de ocaso de la verdadera intelectualidad en la que vivimos. Por otro lado no hay que olvidar que la Ciudad de Barcino se levantó sobre otro centro espiritual y sagrado preexistente como ya hemos indicado alguna vez: Laye o Laie, centro espiritual, metafísico e iniciático de la región de Layetana (5); el mismo parece ser que estuvo asentado precisamente entre Mons Iovis y el Mons Táber. De hecho el arriba citado «Castell del Port» se levantó sobre los restos de asentamientos y silos layetanos como han señalado diversos historiadores y arqueólogos de nuestra ciudad.

Esperamos en breve efectuar otra excursión a esta zona de gran atractivo y extraña belleza, admirar sus olvidadas y orilladas ruinas, y conmemorar de nuevo el rito fundacional de la ciudad del mítico Hércules en el altar orientado hacia el Mar Mediterráneo y hacia la desembocadura del río Rubricatus (Río Rojo) que es como los romanos bautizaron al actual río Llobregat.

BARCINO AB HERCULEA CONDITA (inscripción de la fachada gótica del Ayuntamiento de Barcelona, Siglo XV). Roma llamaba a los barceloneses «barcinonensis» o «faventinos», es decir «favorecidos por los Dioses», y la ciudad era llamada PIA FAVENTIA: «la favorecida por los Dioses por sus Cultos Religiosos». ASÍ SEA.

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

Joan Montcau

NOTAS:

(1) Algunas referencias a un asentamiento «ibérico» llamado «Laie» o «Laiesken» parecen legendarias; la inscripción Laiesken encontrada en algunas monedas probablemente haría referencia al nombre de todo el territorio layetano (comarcas del Barcelonés, Baix Llobregat, Vallés Oriental y Occidental, Maresme, incluso podría que hasta el Bages), no de un poblado. Sin embargo como dice el historiador de la ciudad Estanislau Roca, «la larga historia entre ciudad y montaña devino compulsa, sometida entre el amor y el odio. Por su singularidad, como un símbolo de relación entre el cielo y la tierra, así como por sus condiciones de defensa, y de amplia visión y dominio territorial propiciaron que, en Montjuïc, los íberos establecieran el primer asentamiento humano importante del que se tiene constancia (hay muchas pruebas arqueológicas en tal sentido). Y es de suponer que, por las dificultades de establecer el comercio en la montaña y por los problemas de comunicación y transporte debido al accidentado relieve, se construyera más tarde la ciudad romana del Táber. El asentamiento ibérico de Montjuïc se fue romanizando y convivieron dos Barcelonas, la Barcino del Táber y la Laye de Montjuïc, hasta que se abandonó esta última. A partir de entonces, y durante largo tiempo, Montjuïc fue una montaña lejana que acogió poco más que actividades agrícolas y un cementerio judío al que debe su nombre». Esto último es una de las versiones que tanto gustan a cierto tipo humano totalmente antitradicional; es absurdo pensar que un insignificante cementerio de determinado colectivo racial o cultural acabe dando nombre a una montaña de tamañas resonancias simbólicas, míticas y metahistóricas. Nuevamente volvemos a hacer hincapié en la teoría de la ELECCIÓN DE LAS TRADICIONES, los que nos honramos de ser Hijos de Roma, de aquella gran civilización patriarcal, viril y solar, o los que se consideran más bien como los hijos bastardos de la Luz del Sur (los partidarios del presunto «Montjuïc judío» curiosamente son los que hoy abrazan en masa la causa criminal del separatismo y de la Antiespaña pura y dura…) Lo que está claro es que, como dice Ernesto Milá en su monumental «Guía de la Barcelona Mágica», no parece que hubieran grandes problemas entre los romanos y los iberos layetanos, quizás porque ya éstos estaban muy influenciados por Grecia y la cultura helena, a diferencia de otros pueblos ibéricos de la península con los que Roma tuvo que lidiar.

(2) Las 7 colinas de los 4 centros sagrados -Axis Mundi- del Mediterráneo son las siguientes:
-Atenas: Las 7 colinas más importantes son Licabeto (la más elevada dentro de la ciudad), Acrópolis, Filopappos y Tourkovounia. Otras colinas menores incluyen el Arditós, Strefi, Ninfeon o Mouseion.
-Jerusalén: Las 7 colinas son: 1- “Escopus”, 2-“Nob”, 3-“el Monte de la Corrupción” o “el Monte de la Ofensa” o “el Monte de la Destrucción”, 4- El original “Monte Sión”, 5-la colina Suroeste también llamada “Monte Sión”, 6- el “Monte Ofel”, y 7- “La Roca”
-Las 7 colinas de Roma son:: El Aventino, el Celio, el Palatino, el Capitolio, el Quirinal, el Viminal, y el Esquilino.
-Barcelona: Las colinas son -además del Mons Táber-, Monterols, Putxet, Creueta del Coll, Carmel, Rovira y Peira. Mons Iovis cuando la «fundación mítica» de Hércules era prácticamente una isla. La Isla, otra de las imágenes simbólicas del Centro o Eje del Mundo en la Tradición Primordial y Sapiencial.

(3) Por otro lado señalar que también hay otro paquete legendario que dice que fueron los cartagineses quienes fundaron Barcelona, y que precisamente dicho nombre provendría de la familia cartaginesa de los Barca… Dos Concepciones del Mundo pues totalmente opuestas en cuanto a los orígenes legendarios de la ciudad de Barcelona. La Luz del Norte encarnada por Roma, y la Luz del Sur encarnada por Cartago. Lo cierto es que ha sido la «Vía Romana» la que más ha prevalecido en el inconsciente colectivo barcelonés y la que ha gozado de siempre de mucha más popularidad. Además la ciudad está plagada de monumentos, estatuas, referencias, etc a Hércules, a Hermes, a Júpiter; sin duda el eco de un pasado ancestral. Entramos aquí de nuevo en un nuevo tema de «ELECCIÓN DE LAS TRADICIONES» como indicamos más arriba, es decir que así será el carácter, el desarrollo y el quehacer de un pueblo, de una sociedad, de una civilización, de un Estado, etc según prevalezca una u otra Concepción del Mundo. Espiritualidad solar y apolínea frente a un tipo de espiritualidad descompuesta, demétrica, telúrica, titánico-demoníaca, matriarcal. Por suerte Roma aplastó a Cartago, la Luz triunfó sobre el Caos y las Tinieblas de esa repugnante civilización semítica y antieuropea.

(4) Según Josep M. Gracia en dicho estudio («Barcelona. La Ciudad de las Aves»), los layetanos contrariamente a lo que se suele afirmar, se tratarían realmente de un pueblo celta y no íbero. Estarían organizados en torno a un soberano que ostentaba o aunaba en sí mismo tanto la Autoridad Espiritual como el Poder Temporal; dicho pueblo habría descendido de los Alpes y tenían por símbolos o atributos la Lanza o Punta de Lanza -otro símbolo representativo del EJE DEL MUNDO- (como se observa en numerosas cercas que se conservan y como figura todavía en las banderas de algunos municipios que estuvieron bajo su dominio). El autor recalca ese origen nórdico quedando constancia en la actual Saint-Germain-en-Laye, en la región de Íle-de-France. Precisamente esta región, o el centro de ella, cuya capital es actualmente París, fue conocida antiguamente como Sylva Ledia, es decir «el bosque sagrado de Laia»… Estamos pues, como vemos, en un terreno verdaderamente apasionante y digno de estudiar con verdadera devoción. Íberos (más o menos helenizados a la llegada de los romanos como dice Ernesto Milá) o celtas (como afirma Josep M. Gracia), lo cierto es que esos pueblos layetanos forman parte de nuestra herencia arquetípica, ancestral, sagrada y mítica.

(5) Aquí entramos en otra sugestiva hipótesis de trabajo también apuntada por el autor de «Barcelona. La Ciudad de las Aves»: Laia se trataría de una Diosa solar (como la Isis egipcia o la Atenea griega) símbolo de la Sabiduría Divina, la Poetisa y la Augur por excelencia; el autor apunta que el culto a Santa Eulalia (Santa Patrona de Barcelona cuya festividad se celebra el 12 de febrero) sería una cristianización del culto a Laia surgido pues en la Romanidad tardía (principios del Siglo IV de nuestra era). Según la leyenda Santa Eulalia nacida en Barcino, concretamente en Sarriá, era una joven cristiana caracterizada por su verbo bello y poético, por su «buen hablar» y sabiduría pese a sus orígenes humildes. Al no querer renegar de su condición cristiana, fue martirizada para que renegara de su fe sin conseguirlo. Según dicha leyenda los restos mortales de la Santa y Mártir «fueron devorados por las aves», según nuevamente el autor esto indicaría la función oracular, mistérica e iniciática vinculada al «canto de las aves», fundamental en el rito de los augures a la hora de fundar una ciudad sobre la cima de un monte, considerada la Montaña como la perfecta imagen del «Templo Primordial», así como del carácter «angélico» y celestial que de las aves se tiene en la Weltanschauung tradicional.

Precisamente en la Bandera o Estandarte de Santa Eulalia aparecen una Cruz de San Jorge roja bordada sobre un campo de color blanco, que históricamente ha sido considerado como la «señal de la ciudad», además del busto de la Santa en el aspa del estandarte. Por un lado ya hemos señalado en otras ocasiones que la Cruz es uno de los grandes símbolos por antonomasia de la Tradición Primordial; por otro lado el color rojo va asociado a la Iluminación, la Iniciación (la Rubedo alquímica). En cuanto al color blanco, en todas las tradiciones se designa a los centros espirituales como lugares simbólicamente «blancos», muy a menudo como «islas blancas» (en el sentido de lugar cercado, consagrado, espacio ritualizado), es decir como reproducciones del Axis Mundi. El blanco es el color de la pureza y de la autoridad espiritual, del Conocimiento, del «descenso» de lo celeste en nuestro mundo. Thule, Atlantis, Avalon eran denominadas las «islas blancas», el Monte Meru de la Tradición indoaria era conocido también como «monte blanco», así mismo la ciudad Alba Longa fundada por el hijo de Eneas y que fue la antecesora de Roma, era la «ciudad blanca», así como la colina donde fue fundada (monte Albano) se conoció como la «montaña blanca», y así sucesivamente. La «blancura» pues siempre ha ido ligada a la emanación o instauración de un centro espiritual y sagrado dependiente de la Tradición Primordial. Como concluye el autor con unas frases que reproducimos a continuación: «la BARCA fundada por Hércules y que fue Barcelona -y que seguramente en muchos sentidos ocultos a la fría mentalidad moderna todavía es-, se conservó intacta y actualizada en la Santa y Mártir Eulalia, la bien hablada Patrona y Heredera de la Ciudad de las Aves». Barcino, la «Ciudad Blanca». Así pues Laie, Barca-nona, Barcino, Santa Eulalia; distintas fases sagradas de un mismo proceso a la vez Mítico, Metahistórico e Histórico que llaman a la Puerta de todos aquellos que estemos en la disposición de abrirla…

En lo que nos toca a la parte hospitalense (área metropolitana Barcelona-Sur) de Totalitalium/Barcino, añadir que Santa Eulalia también es la Patrona de Hospitalet de Llobregat, ciudad que como símbolos identitarios además del estandarte heráldico de la Santa (cruz roja sobre fondo blanco), también tiene la «Cabeza de Medusa», una pieza de mármol circular hallada en los restos de una antigua villa romana probablemente del Siglo I ó II de nuestra era, se cree que debía formar parte de un conjunto funerario más complejo, siendo algo así como una especie de medallón para alejar los malos augurios; todo esto se descubrió durante unas obras públicas que se efectuaron a finales del Siglo XIX, curiosamente muy cerca de la ermita románica del Siglo XII que se levantó en honor de la Santa Patrona y que aún permanece en pie pese a los sacrilegios y diversos destrozos que sufrió durante la Cruzada de 1936-39 por parte de la chusma demoníaca: Santa Eulalia de Provençana. Precisamente Provençana era como los romanos denominaban a Hospitalet de Llobregat, que por entonces extendía sus dominos hasta la Sierra de Collserola (conocida entonces como la Sierra Oscura), el río Llobregat (Rubricatus) y el Mar Mediterráneo. Por otro lado muy cerca pasa uno de los ramales de la antigua Vía Augusta que vertebraba la ciudad y que la atravesaba de punta a punta, es más, concretamente en esta zona la misma es conocida como «Carretera de Santa Eulalia», nombre que además también ha dado al barrio donde se ubica dicha ermita; casualidades o CAUSALIDADES del destino… Barcino, Vía Augusta, Santa Eulalia; nuevamente Mito, Leyenda e Historia se unen una vez más en un mismo conjunto simbólico, metahistórico y metafísico, esta vez en la despreciaba y maltratada Hospitalet de Llobregat. En próximas entregas ya hablaremos con más detenimiento de los orígenes romanos de esta ciudad hoy víctima de decenios de olvido desde el punto de vista histórico y arqueológico, de brutal arrasamiento demo-plutocrático y desmedulamiento especulativo, y de unas más que estudiadas desmemorias, ocultamientos y ninguneos acerca de nuestro más o menos remoto y ancestral pasado.

 

 

 



 «ICONOGRAFÍA Y SIMBOLISMO DEL CORAZÓN DE JESÚS». Louis Charbonneau-Lassay. Editorial Olañeta, 1983. 
May 22, 2020, 3:53 pm
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TÍTULO Y AUTOR:

 

«ICONOGRAFÍA Y SIMBOLISMO DEL CORAZÓN DE JESÚS». Louis Charbonneau-Lassay. Editorial Olañeta, 1983.

 

 

1 ¿Qué tipo de libro es? Es un libro de simbolismo cristiano, concretamente de uno de sus símbolos más característicos y también generalmente más incomprendidos: el símbolo del Sagrado Corazón de Jesús. A modo introductorio decir que el simbolismo del Corazón tuvo un carácter solar y viril en todas las tradiciones tanto de Oriente como de Occidente, el Corazón como imagen del «Centro del Mundo» -Axis Mundi-, una imagen a nivel microcósmico de lo que el Sol, el Astro-Rey, lo es a nivel macrocósmico. Como reza el adagio hermético «como es arriba es abajo»: al Sol del Cielo le correspondería el Sol del cuerpo humano como Centro Espiritual del mismo (adormecido y que es preciso despertar, de ahí el simbolismo de la Rosa+Cruz, de los rayos que parten del mismo como Centro Manifestado, etc). En la Tradición Egipcia el Corazón era representado en forma de vaso o cáliz, es decir de receptáculo de la Sabiduría Divina; aquí entraríamos de lleno en las leyendas del Santo Grial y del Ciclo Artúrico que caracterizaron y dieron empaque al gran Medievo Gibelino con la Orden de los Templarios a la cabeza (precisamente también devotos del simbolismo en cuestión como veremos), pero esto ya para otra ocasión…  «El poder del símbolo es más grande que el de los hombres» decía Olimpiodoro, ello porque el símbolo es la imagen sensible de una realidad suprasensible, metafísica, metahistórica y metapolítica, y esto lo sabe tan bien la subversión moderna y democrática que ha sabido rodearse también de símbolos aunque los mismos tengan a su vez un carácter siniestro, paródico, caricaturesco, diabólico; el Símbolo a fin de cuentas es el motor del mundo y de la historia. Su carácter «mediador» -«pontifical»- entre dos mundos, entre lo humano y lo suprahumano o divino, o en su defecto o antítesis entre lo humano y lo infrahumano o infernal. Julius Evola, René Guénon o Guido di Giorgio escribieron extraordinarios tratados sobre simbolismo. Los trabajos sobre simbolismo occidental de Evola y de Giorgio, o la recopilación «Simbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada» de Guénon, verdaderamente extraordinarios y que aconsejamos. Ahora entraremos en materia sobre el presente libro en cuestión…

 

2 Resume su temática.

 

El autor hace un estudio sobre los orígenes del símbolo del Sagrado Corazón de Jesús antes de que éste se hiciera popular sobre todo a partir del siglo XVII. Se centra principalmente en unos extraños grafittis grabados a cuchillo que aparecieron en el Castillo de Chinon (Francia) atribuidos a los Templarios presos en los dramáticos días de la destrucción de la Orden del Temple (Siglo XIV). Entre ellos aparece el símbolo de un corazón irradiante. Según el autor probablemente se trataría de la representación más antigua del Corazón divino en el mundo. A este capítulo le siguen diversos estudios sobre la iconografía del Corazón de Jesús en las imágenes e insignias llevadas por los ejércitos contrarrevolucionarios de la Vendée en el Siglo XVIII. También diversas representaciones de dicho simbolismo entre los Siglos XIV y XVIII principalmente; destacamos una que aparece en el Museo Episcopal de Vich (Barcelona) en un molde para hostias, precisamente también del siglo XIV, resaltando el autor con ello el carácter «providencial» y precursor del Catolicismo español en cuanto a la representación de dicha iconografía, muy cercana en el tiempo como vemos a los grabados del Castillo de Chinon.

 

3 ¿Quién es su autor?

 

Louis Charbonneau-Lassay (1871-1946), arqueólogo, historiador, escritor, iconógrafo, grabador, experto en heráldica y numismática, y coleccionista de objetos antiguos. Practicó todas estas actividades como una extensión de su búsqueda espiritual y realización metafísica. Católico tradicionalista y gran experto en simbolismo cristiano. Monumental su «Bestiario de Cristo», un estudio de simbología animal en el Cristianismo, una obra única en su género que también fue publicada por esta misma editorial (Olañeta) en dos grandes tomos. Louis perteneció a dos Hermandades iniciáticas que se originaron en la Baja Edad Media, concretamente en el Siglo XV cuando ya el germen de Modernidad empezaba a instalarse en su seno con el advenimiento de la aberración humanista, antecedente directo de la actual subversión democrática después de un largo proceso de involución y de descomposición de siglos. Estas dos Hermandades u Órdenes fueron la «Fraternidad de los Caballeros del Divino Paráclito» y la «Estrella Interna» que realmente era el Círculo Interior de la primera. La Estrella Interna estaba formada por sólo 12 miembros que se transmitían la filiación y la iniciación de padres a hijos, estamos pues hablando de verdaderas «cadenas iniciáticas». Ambas Órdenes sufrieron en su propia carne la hecatombe que supuso la revolución burguesa y masónico-liberal de 1789, fueron prácticamente exterminadas y la mayoría de sus miembros asesinados por la canalla liberal. La cadena iniciática estuvo a punto de interrumpirse de no ser por la supervivencia del último caballero de la Estrella Interna, un anciano de 80 años, que logró in extremis asegurar la transmisión iniciando a un pequeño número de caballeros, los cuales, a lo largo del siglo XIX intentaron resucitar ambas Órdenes, así hasta llegar al siglo XX cuando Louis Charbonneau-Lassay fuera investido. Su domicilio había sido comandería de la Orden de los Hospitalarios y conservaba casi intacta su estructura originaria: un amplio salón decorado con una chimenea con la cruz de Malta, el jardín de tipo claustral y las ventanas góticas, hacían de la mansión un lugar fuera del tiempo donde Louis vivió como un verdadero asceta. Durante la II Guerra Mundial, en la Francia ocupada de 1940-44, su domicilio se convirtió en residencia de oficiales alemanes. Sus nuevos huéspedes se sorprendieron por la autoridad del sabio cuya colección trataron con respeto y admiración, especialmente entre la oficialidad de las SS, quizás por eso de las «afinidades electivas»… Si se nos permite un inciso, citaremos de paso al gran escritor también francés y nacionalsocialista Alphonse de Chateaubriant (1877-1951), fundador en 1940 del semanario fascista «La Gerbe». Durante la Segunda Guerra Mundial fue miembro del Comité Central de la «Legión de Voluntarios Franceses contra el Bolchevismo», una organización fundada en 1941 por Fernand de Brinon y Jacques Doriot para reclutar voluntarios dispuestos a luchar junto a los alemanes en Rusia. En 1945, huyó a Austria salvando su vida por los pelos, donde vivió bajo el alias de Dr. Alfred Wolf (Lobo…) hasta su muerte en un monasterio en Kitzbühel. Alphonse de Chateaubriant, devoto católico y tradicionalista, también perteneció a «La Estrella Interna», nuevamente entramos en el terreno arriba indicado de las «afinidades electivas». Existe una ley mental que es la siguiente: lo semejante atrae a lo semejante o, en otras palabras, lo igual atrae a lo igual… Ignoramos si tras la catástrofe que supuso la Derrota de Europa de 1945 ambas Órdenes consiguieron sobrevivir en el tiempo, aunque una de las características de la fase más oscura y demoníaca de la Edad de Hierro -en la que ya estamos de pleno-, es la desaparición de la escena de los verdaderos Maestros y de las verdaderas iniciaciones, aunque ello no quiere decir que una minoría o verdadera élite siga trabajando en el silencio «de las catacumbas».

 

4 ¿Es parcial o imparcial?

 

Parcial ya que es un libro de simbolismo cristiano y escrito por un verdadero experto del mismo.

 

  1. Detalles de la edición.

 

Editorial Olañeta, especializada en temas sobre la Tradición Primordial y todo lo referente a la Sabiduría Perenne. Este libro concretamente es de 1983, el volúmen consta de 123 páginas, con bellas ilustraciones y grabados al boj hechos de mano del propio autor y ampliamente comentadas por el erudito.

 

6 Desacuerdos

 

Prácticamente ninguno, quizás lo único su intento de exculpar al Papado de la destrucción de la Orden del Temple, horrendo crimen que como algunos autores señalaron, supuso el triunfo del güelfismo en el seno de la Catolicidad y el inicio del «Ocaso de Occidente», en cuya fase terminal y más crepuscular nos encontramos hoy…

 

7 ¿Por qué lo elegiste para leer?

 

Me interesa todo lo relacionado con el simbolismo, puesto que el símbolo en sí condiciona el desarrollo de una Idea a la vez Metapolítica y Metafísica.

 

8 ¿Cuál es tu valoración del libro?, ¿y su temática?

 

El libro muy bueno, y su temática ya no sólo desde el punto de vista histórico, sino simbólico y espiritual, es fundamental.

 

9 ¿Para quién está enfocado este libro?

 

Para los «buscadores de Tradición» en un mundo hoy totalmente ayuno de ella.

 

10 ¿A quién lo recomendarías?

 

A todos aquellos que comprendan que un verdadero movimiento político y cultural alternativo y anti-Sistema, nada es si no bebe de las fuentes que emanan de la Tradición sapiencial y de su áurea Cosmovisión. Como decía Julius Evola realmente «LA IDEA ES NUESTRA VERDADERA PATRIA».

 

 

FUERZA HONOR TRADICIÓN

 

Joan Montcau

 



 «JERARQUÍA TRADICIONAL Y HUMANISMO MODERNO», de Julius Evola, «LA TORRE».
May 18, 2020, 4:56 pm
Filed under: Espiritualidad, Joan Montcau, Metafísica

Julius Evola – La Torre | JULIUS EVOLA - RENE GUENON EBOOKS ...e ...

 

TITULO Y AUTOR:

 

«JERARQUÍA TRADICIONAL Y HUMANISMO MODERNO», de Julius Evola, «LA TORRE».

 

 

1 ¿Qué tipo de libro es?

 

Realmente se trata de un extenso artículo escrito en 1930 por Julius Evola en la revista por él fundada y dirigida: «La Torre».

 

2 Resume su temática.

 

Julius Evola desgrana en la primera parte del mismo las diferencias abismales, irreconciliables y fundamentales, que caracterizan a las cosmovisiones tradicional y moderna. Mientras la Visión del Mundo de la Tradición es vertical, viril, totalista y apolínea, por contra la Visión del Mundo de la Modernidad es la completa antítesis y negación de los valores que encarnan y se manifiestan en la primera. Si una civilización tradicional se caracteriza por valores como la Autoridad, la Jerarquía, el predominio del elemento viril y masculino (entendido desde un punto de vista espiritual y trascendente), la ascesis guerrera, el elemento solar y diurno, la austeridad, etc; una civilización de tipo moderno se caracteriza por anti-valores, principios catagógicos, descendentes e involutivos: igualdad, promiscuidad orgiástica, predominio del elemento telúrico y femenino-demoníaco, disolución del principio de la personalidad, culto a lo lunar y nocturno, desprecio a todo tipo de verdadera trascendencia y ascética, primitivismo, etc. En la segunda parte Evola distingue dos etapas claramente diferenciadas dentro del proceso de subversión y de degeneración: la etapa que él califica de LUCIFERINA y una segunda (en la que ya hoy estamos claramente inmersos) que define como DEMONÍACA… La primera etapa, la LUCIFERINA, sería aquella fase de negación pura y simple de la divinidad, de la espiritualidad y de todo acceso o búsqueda de la verdadera trascendencia, se trataría de «cortar» -válgase la expresión- el «Cordón Dorado» o el hilo sagrado que por un lado nos une a nuestros sagrados Ancestros y de éstos al mundo celeste. Este proceso que inicialmente se inició en Occidente de forma muy tenue, sibilina, comienza hacia el Siglo XIV, acelerándose cada vez más hasta llegar al odioso Siglo de las Luces, del enciclopedismo y de las revoluciones burguesas y liberales de los siglos XVII al XIX. Estamos pues ya en una fase totalmente materialista y ya «madura» para el advenimiento e implantación de la segunda etapa de la subversión antitradicional… La etapa DEMONÍACA comenzaría ya con el siglo XX, es la etapa en la que comienzan a aparecer todo tipo de sectas y movimientos de carácter claramente ya no anti sino contra-tradicional; se caracterizan por hacer gala de un tipo de «espiritualidad» totalmente subversiva, paródica, grotesca, caricaturesca: espiritismo, teosofismo, antroposofismo, neo-templarismo, neo-paganismo, y un largo etc (hasta llegar a la actual «Nueva Era», el summum de toda esa bazofia). El objetivo de todos estos movimientos, sectas o pseudoreligiones es claro, acelerar el proceso de caída por la pendiente de la humanidad. En términos simbólicos esta «etapa demoníaca» equivaldría a las «grietas en la gran muralla», la penetración en nuestro mundo de las fuerzas demoníacas tras la rotura de ese simbólico «dique de contención» que nos mantenía a salvo de las potencias infernales. Es la Edad Oscura, la Edad de Hierro en cuya fase terminal nos encontramos ya. Así pues la etapa LUCIFERINA sería pues una etapa de «petrificación», de «materialización» del ser humano, mientras la segunda etapa ya lo sería de desintegración y de disolución. El hombre a roto los hilos que le unían a las fuerzas de lo alto, y ahora es un pelele manejado, poseído y cabalgado por las fuerzas de lo bajo…

 

3 ¿Quién es su autor?

 

Julius Evola, el Último Romano para unos, o el Último Gibelino para otros (o ambos para nosotros…)

 

4 ¿Es parcial o imparcial?

 

Total y absolutamente parcial puesto que parte de una Cosmovisión y de unos valores que son la más completa y absoluta negación de la putrefacción moderna y de la basura democrática en cualquiera de sus manifestaciones. Como decía nuestro gran Donoso Cortés «frente a las negaciones absolutas, LAS AFIRMACIONES SOBERANAS».

 

5 Detalles de la edición

 

Editado en forma de librito por la ya extinta Ediciones Alternativa, en los años 80.

 

6 Desacuerdos

 

Ninguno.

 

7 ¿Por qué lo elegiste para leer?

 

En los primeros 80, en los círculos «neo-fascistas» españoles este autor italiano era aún poco conocido.

 

8 ¿Cuál es tu valoración del libro como tal?, ¿y su temática?

 

No soy partidario de hacer puntuaciones (muy típico del espíritu moderno que aquí se condena en su totalidad). Su temática muy interesante para comprender cuál es la verdadera génesis de la Modernidad y todo lo que de tenebroso y de diabólico hay y se esconde tras ella.

 

9 ¿Para quién está enfocado este libro?

 

Para todo Hombre de la Tradición.

 

10 ¿A quién lo recomendarías?

 

A todo aquél que tenga un visión Metapolítica y Metahistórica.

 

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

 

Joan Montcau



«MITOLOGÍA DEL FASCISMO». Autores Daniel Cologne y George Gondinet
May 18, 2020, 4:51 pm
Filed under: Joan Montcau, Metapolítica, Política, Política y tradición

Mitología del fascismo, de georges gondinet. cu - Vendido en Venta ...

 

TITULO Y AUTOR:

 

«MITOLOGÍA DEL FASCISMO». Autores Daniel Cologne y George Gondinet, 1985.

 

1 ¿Qué tipo de libro es?

 

Más que un libro propiamente dicho se trata de un cuaderno de formación doctrinal, muy común entonces entre los grupos neo-fascistas de la Tra(ns)ición y los años 80 sobre todo.

 

2 Resume su temática.

 

Un estudio del «fascismo genérico» partiendo desde la cosmovisión tradicional. En dicha obra se analizan tanto los aspectos positivos (que fueron muchos), como los aspectos negativos (que también los hubo), y que caracterizaron al fascismo histórico. Dentro del denominado «fascismo genérico» los autores distinguen tres tipologías o variedades dentro del mismo, al mismo tiempo que distinguen entre movimientos fascistas propiamente dichos y regímenes del tipo. Para ambos autores los movimientos fascistas que más se acercaron al ideal tradicional fueron la Guardia de Hierro rumana, la Falange Española, el Rexismo belga, la Italia mussoliniana, etc; ello hasta el punto de hablar incluso de un «fascismo religioso» como una de las tipologías antes aludidas, y sin duda con la que ambos autores más se identifican. Los aspectos negativos de los fascismos ya recalcan los autores que se debieron en gran medida al peso que la Modernidad ejercía en el mundo y en las sociedades en las que se desenvolvían y que inevitablemente condicionaron o influyeron en mayor o menor medida a los distintos movimientos o regímenes, desviando, torciendo o incluso tarando el proceso revolucionario de los mismos. Tampoco hay que olvidar la infiltración de fuerzas oscuras en los mismos para tales fines… Lo importante recalcan los autores es que todos ellos tuvieron como denominador común un carácter ANAGÓGICO, es decir que su fin era impulsar al hombre hacia lo alto, hacia la trascendencia, todo lo contrario de la Modernidad en cualquiera de sus manifestaciones cuya visión del mundo es CATAGÓGICA, es decir que impulsa al hombre hacia lo bajo, hacia la mediocridad más canallesca y repugnante, hacia la completa nadería espiritual. A ciertos valores negativos que tuvieron algunos de estos movimientos o regímenes como un excesivo culto a las masas, ciertos rasgos titánicos o prometeicos, ciertas manifestaciones plebeyas y demagógicas, racismo banal y puramente biológico, etc, se contrapusieron en cambio valores de Autoridad, de Jerarquía, de Orden, de Totalidad, de Aristocracia, de Hermandad viril y espiritual, valores en definitiva pertenecientes a la Tradición; incluso tuvimos el intento admirable de construir una verdadera Orden Guerrera. El mismo Évola calificó a la Guardia de Hierro y a la Orden Negra SS del III Reich como «Órdenes de creyentes y de combatientes». A la «voluntad de poder» del héroe fascista, los autores oponen la «voluntad del valor» del héroe tradicionalista-revolucionario. La lucidez del monje y el valor del guerrero. Al imperialismo banal ya sea colonial o mercantil, oponen la Idea Imperial, comunidad supranacional en torno a unos mitos comunes, espirituales y metapolíticos. Frente a los totalitarismos burgués y comunista -uno camuflado de «democracia» y el otro completamente afirmado-, oponen el Estado totalista y orgánico: unidad del cuerpo social por el valor de sus élites. Gradación jerárquica de la sociedad y trifuncionalidad de la misma. Frente a la visión reduccionista y limitativa del hombre, la concepción integral y totalista del mismo.

 

3 ¿Quién es su autor?

 

Daniel Cologne y George Gondinet, dos reputados tradicionalistas franceses.

 

4 ¿Es parcial o imparcial?

 

Totalmente parcial, como hemos dicho un análisis del fascismo histórico desde la Tradición sapiencial.

 

5 Detalles de la edición.

 

Originariamente se trató de un amplio artículo publicado en el año 1966 en la revista tradicionalista francesa «Totalité». El verdadero título en francés de dicho artículo era «Para acabar con el Fascismo». La que tenemos nosotros es un ejemplar del 85 de la extinta «Ediciones Alternativa», regentada en los años 80 por Ernesto Milá.

 

6 Desacuerdos

 

Quizás una excesiva crítica al Nacionalsocialismo, o concretamente a algunos de sus aspectos o componentes.

 

7 ¿Por qué lo elegiste para leer?

 

Una tesis muy interesante, un estudio del Fascismo desde la Weltanschauung tradicional, poco hay sobre el tema.

 

8 ¿Cuál es tu valoración del libro como tal?, ¿y su temática?

 

Muy positiva su lectura, y en cuanto a la temática terriblemente atrayente.

 

9 ¿Para quién está enfocado este libro?

 

Para todos aquellos que como fascistas o simplemente como Hombres de la Tradición, queramos ahondar y excavar un poco en nuestro pasado más reciente, en nuestra propia intrahistoria.

 

10 ¿A quién lo recomendarías?

 

A cualquiera que participe o comparta nuestra GOTTELSWELTANSCHAUUNG (Visión Divina del Mundo).

 

 

FUERZA HONOR TRADICIÓN

 

Joan Montcau



CRISTIANISMO Y TRADICIÓN PRIMORDIAL. DEL SACRO IMPERIO GIBELINO A LA CONTRA-IGLESIA DE JUDAS.
May 10, 2020, 11:00 pm
Filed under: Espiritualidad, Joan Montcau, Julius Evola, Metafísica, Tradición

Cristo, mito solar | El CulturazoLa Bitácora Liberal: CRISTO: Entidad Solar

CRISTIANISMO Y TRADICIÓN PRIMORDIAL. DEL SACRO IMPERIO GIBELINO A LA CONTRA-IGLESIA DE JUDAS.

La opinión que sobre el Cristianismo tuvieron los dos grandes Testigos de la Tradición en el siglo XX -Julius Evola y René Guénon-, sufrió algunas variaciones a lo largo de sus vidas; no en el caso del Maestro francés que siempre vio en el mismo una emanacion de la Tradición Primordial, pero sí del Maestro italiano, apodado como «El Último Gibelino» o también «El Último Romano», que pasó de su inicial y virulento anticristianismo de «Imperialismo Pagano» (1928), en una etapa de su vida que él mismo definió como «especulativa» (entre 1923 y 1930 más o menos), a posturas mucho más conciliatorias y hasta simpatizantes con «cierto Cristianismo» en otras obras de su madurez, como por ejemplo fue «Máscara y Rostro del Espiritualismo Contemporáneo» (1932, ya en su etapa netamente tradicionalista cuando dirigía «La Torre»), una crítica radical y una condena absoluta de todo tipo de doctrinas pseudo-espirituales surgidas con la Modernidad -o la actual post-modernidad con la basura mundialista, contra-iniciática y contra-tradicional de la «New Age», quintaesencia de todas esas manifestaciones subversivas y aberrantes pretendidamente «espirituales»(1)-. En este último libro precisamente Evola dedica todo un capítulo, extenso y muy brillante, sobre el Cristianismo a la luz de la Tradición, haciendo especial hincapié en el Catolicismo Gibelino por el que él ciertamente toma partido y con el que claramente se identifica, es decir el Catolicismo del Medievo, de las Cruzadas, del Sacro Imperio, del Ciclo del Grial, de las Órdenes caballerescas, de las hermandades de constructores, de los trovadores, etc; la completa y absoluta antítesis del actual pseudo-cristianismo pusilánime, progre amanerado y humanitario-pacifista de la Contra-Iglesia que alumbró el pérfido y criminal Concilio Vaticano II del que luego hablaremos; dicho sea de paso, ya René Guénon vio en la siniestra figura de Judas Iscariote la personificación y manifestación de la Contra-Iniciación y de la Contra-Tradición -es decir de la infiltración y de la subversión demoníaca- en el seno del Cristianismo primigenio, y hoy aparentemente triunfante en la nueva Iglesia post-conciliar con su «Novus Ordo Missae», casi como una especie de brazo «espiritual» y «religioso» de lo que el «Nuevo Orden Mundial» sionista y ultraliberal-capitalista es a nivel político-socio-económico; esto se confirma viendo las manifestaciones, afirmaciones y comportamientos, además de las múltiples payasadas, del actual Papa de Roma Francisco Bergoglio, un auténtico pelele y peón al servicio del actual globalismo mundialista y multicultural (reedición del viejo mito de la «Torre de Babel»): el Reinado del Anticristo profetizado en el Evangelio ya lo tenemos a la vista, y ello ya en todos los órdenes de nuestra existencia terrena, incluido ya el plano «religioso» como hemos visto…

En el arriba mencionado capítulo del libro de Julius Evola, titulado «paréntesis sobre el Catolicismo esotérico y sobre el tradicionalismo integral», Evola expone la multitud de símbolos que aparecen en los textos evangélicos totalmente acordes con la Tradición Primordial Nórdico-Polar (o boreal) susceptibles de una interpretación iniciática, simbólica y alegórica. El mismo Catolicismo ya nos habla de una revelación primigenia, viril y patriarcal hecha al género humano antes de que sobreviniera el «Diluvio Universal» (la catástrofe que puso fin a la Edad de Oro y que provocó la dispersión de los pueblos, finalización de la Edad del Ser. Hoy estaríamos precisamente en las antípodas: la diabólica pseudo-civilización de la Materia y del mero ESTAR; la Edad de Hierro hoy en su medianoche…)

El nacimiento del niño divino de una Madre Virgen, el que dicho nacimiento se produjera en «una cueva», el mismo hecho de nacer «fuera» de la ciudad como si de un bárbaro se tratara, rodeado de pastores, animales y en plena naturaleza, el que naciera un 25 de Diciembre, en el Solsticio de Invierno (DIES NATALIS SOLIS INVICTUS en la antigua Roma); la visita y los presentes de los «Tres Reyes Magos», la entrega por éstos de dichos presentes (oro, incienso y mirra) al niño divino por los que el mismo se convierte o transforma en Rey, Sacerdote y Profeta (atributos del Rey del Mundo); el símbolo de «caminar sobre las aguas», hablar en parábolas (lenguaje simbólico), la transformación del agua en vino, caminar y meditar sobre «el desierto», subir al «monte» y hablar desde el «monte» (la Montaña uno de los grandes símbolos de la Ciencia Sagrada y de la Tradición Primordial, símbolo del Eje del Mundo); el simbolismo de «la espada» restauradora del Orden y de la Justicia («Yo no he venido a traer la paz al mundo, sino espada…»), el principio de «no resistencia al Mal» (fórmula equiparable al «Cabalgar el Tigre», la Vía de la Mano Izquierda), la conquista de la verdadera espiritualidad «por asalto» ( “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”), cuando Cristo afirma «no os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?» (anti-fatalismo, el hombre diferenciado no está necesaria ni atávicamente atado, ligado y/o influido por los Ciclos de la Decadencia, éstos pueden influir pero no necesariamente condicionar a los hombres verdaderamente diferenciados); la elección de sus 12 discípulos precisamente también sobre la cima de un «monte» (el 12 otro de los grandes símbolos tradicionales especialmente en todo el mundo indoeuropeo); ser tentado por el diablo también sobre la cima de un monte; ser revestido de un «manto real» para luego ser «desnudado», ser crucificado en la cima de un «monte» -nuevamente aparece el simbolismo de la Montaña- entre otras «dos cruces» (la Cruz, símbolo Metahistórico donde los haya…); ser «coronado de espinas», la lanzada al corazón de cuya herida manan «agua y sangre», acompañado del «oscurecimiento del cielo» (los tres colores simbólicos y ascensionales de la Tradición Hermética: NEGRO-BLANCO-ROJO); el «abrirse la tierra», el «descenso a los Infiernos» para visitar, como Eneas, a «los muertos»; la Resurrección «al tercer día» y la «ascensión a los cielos»; el bautismo de «agua» (nacimiento espiritual) y de «fuego» (iluminación, renacimiento); cuando Cristo le responde a Pilatos «no tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera concedido por lo Alto» (reconocimiento espiritual del poder o autoridad temporal, gibelinismo); los «cuarenta días» con sus respectivas noches de meditación y ayuno en el desierto, al igual que otras cuarenta horas de permanencia en el interior del sepulcro antes de la Resurrección; resucitar en domingo «a la salida del sol»; la adopción del simbolismo «del pez» por los primeros cristianos como símbolo identitario, uno de los símbolos de la Tradición Primordial en la mitología indo-aria; venir «al final de los tiempos» y tras derrotar a las huestes del Anticristo «regir a las naciones con cayado de hierro» (simbolismo de Autoridad, Totalidad y Jerarquía. Imperio Sagrado), y así un largo etc… Como señala René Guénon en su bello libro «El Rey del Mundo», todos estos símbolos entre otros muchos, nos manifiestan la perfecta conformidad del Cristianismo con respecto a la Tradición Primordial.

Es pues con este Catolicismo trascendente y viril muy por encima de «cierto Catolicismo vulgar, práctico, restringido a un lugar, tiempo y a un número determinado de hombres, que tiene siempre más o menos el semblante y las características de una secta» (V. Gioberti), por el que Julius Evola simpatizó y al que apoyó en su madurez (2). Precisamente Evola condenó la deriva cada vez más modernizante y plebeyizante que abiertamente abrazó la Iglesia a raíz del nefasto Concilio Vaticano II (1962-65); condenó las doctrinas subversivas que del mismo emanaron así como a los dos Papas que las propulsaron (Juan XXIII y Pablo VI), diciendo que ambos deletéreos y repulsivos personajes «inclinaron la balanza hacia un caos desastroso». Denunció el carácter mundano, grotescamente plebeyo y democratizante de esos dos fantasmones que abrieron de par en par las puertas de la Iglesia a las fuerzas de la subversión y del caos, las mismas fuerzas disolutas que hoy ya controlan el poder mundial a cara descubierta y con el beneplácito e incluso aplauso de cierto mamarracho y charlatán de feria argentino que hoy ostenta el Papado (3)… Precisamente años después (1972) el infame de Pablo VI manifestó quejoso que «el humo de Satanás ha entrado en los Templos»… A tal situación nos ha llevado la tan cacareada entonces «desmedievalización» -esa era una de las consignas de la canalla modernista infiltrada y que se acabó imponiendo-, y el ‘aggiornamento’ de la Iglesia a raíz del nefasto Concilio de marras, aunque los males ya venían de muy atrás.

En un estudio muy interesante (4) sobre los orígenes del Cristianismo primigenio del tradicionalista J. M. d’ Ansembourg, no sólo respalda la tesis de René Guénon sino que la refuerza; es decir, la teoría de que el Cristianismo de los orígenes no fue ni quiso ni se constituyó inicialmente como una religión, más bien se trató de una doctrina y de un Movimiento mistérico e iniciático, al igual que su gran rival en los primeros siglos de nuestra era y que también luchó por la primacía en el seno del Imperio Romano: el Mitraísmo. El Cristianismo primigenio se trataría pues de una organización -una Orden más bien-, cerrada y reservada, en la que al principio no todos eran admitidos indistintamente sino sólo los que poseían las cualificaciones necesarias para recibir la iniciación con validez. La prueba irrefutable según Guénon y el mismo autor arriba mencionado, de que el Cristianismo de los orígenes no fue una religión propiamente dicha, es que carecía de libros legislativos que regularan la sociedad como así ocurre en los odiosos, oscuros y telúricos monoteísmos judío y musulmán. No hay nada parecido en él a la Torá judía o la ley coránica. El «Nuevo Testamento» carece pues de ese carácter legislativo que caracterizan a los otros dos monoteísmos del desierto. Los ritos cristianos originarios eran al principio totalmente iniciáticos y reservados. La pregunta es ¿en qué momento y a qué causa se debió ese cambio y transformación, pasar de ser una Orden metafísica e iniciática a convertirse en una religión accesible a todos?

Se sabe que en el interior de la Orden había varios grados antes de alcanzar la «iluminación crística». Se sometía a diversas pruebas al nuevo candidato mediante un severo examen de admisión, superadas las pruebas o dicho «examen de admisión» el aspirante recibía los títulos de Cristiano y de Catecúmeno («enseñado», «discípulo») después de un ritual (imposición de manos, soplo del Espíritu Santo, etc). Después había tres grados: el de Escuchante o Auditor, el «Prosternado» y finalmente los «Competentes», éstos últimos también llamados «Illuminandi»», es decir los que alcanzaban la Iluminación mediante el Bautismo, precedido éste por rigurosos ayunos de continencia y abstinencia. Así que por tanto el Bautismo era en sus orígenes una ceremonia sagrada que sólo se daba en la edad adulta y, como hemos visto, después de arduos procesos de purificación tanto interior como exterior y de iniciación. Eran los «nacidos dos veces», el nacimiento espiritual después y superior al nacimiento puramente físico y corporal. En líneas generales y muy brevemente, hemos visto que el Cristianismo primigenio era muy exigente en cuanto a la elección de sus candidatos y a la calidad de sus miembros. No era una religión exotérica y accesible a todos a los que se bautiza a diestro y siniestro prácticamente nada más salir del claustro materno y de forma indiscriminada.

Según pues la tesis tanto de Guénon como de d’ Ansembourg, los escritos neo-testamenrarios por tanto no iban dirigidos «a todo el mundo», sino a una comunidad elegida y preparada, a los fieles verdaderamente cualificados, a los «Perfectos»…

En cuanto a la transformación del Cristianismo primigenio de una Orden iniciática y mistérica a una religión exotérica o «abierta a todos», René Guénon no vio en ello un accidente o una desviación, sino que ello tuvo un carácter verdaderamente PROVIDENCIAL, ya que con ello se evitó que Occidente cayera ya en aquel momento en un estado, que al fin y al cabo, podría compararse a estos tiempos terminales y crepusculares en los que vivimos con el advenimiento de una pseudocivilización enteramente materialista, totalmente antitradicional, demoníaca y sin alma; así pues habría que hablar entonces de un RESTABLECIMIENTO y de un REENDEREZAMIENTO; a tal respecto Guénon nos dice: «Si se considera cuál era, en aquella época, el estado del mundo occidental, es decir del conjunto de países que comprendía el Imperio Romano, uno puede fácilmente darse cuenta de que si el Cristianismo no hubiera descendido al dominio exotérico, este mundo, en su conjunto, hubiera quedado rápidamente desprovisto de toda tradición; ya que las existentes hasta entonces, como la tradición grecorromana que predominaba de forma natural entonces, habían alcanzado un grado tan elevado de degeneración que indicaba que su ciclo de existencia estaba a punto de terminar»… Tenemos el ejemplo del fallido intento restaurador desde la propia paganidad tardía, del gran Emperador Juliano II (331-363 de nuestra Era, apodado por los cristianos como «El Apóstata»), observamos que las posibilidades restauradoras y el ciclo vital de las antiguas doctrinas pre-cristianas habían finiquitado o estaban ya en su ocaso. Aunque como dice el mismo Guénon, es indiscutible que pese a la degeneración y descomposición de las viejas tradiciones del mundo grecorromano, sin duda debió de seguir existiendo durante un tiempo aunque en ámbitos cada vez más reducidos y sin apenas influencia para con respecto al resto de la sociedad, «una élite que no sólo comprendía todavía su propia tradición desde el punto de vista exterior, sino que además, continuaba recibiendo la iniciación de los viejos misterios». Pero ya aclara más adelante que la tradición hubiera podido mantenerse así durante un cierto tiempo más o menos extenso, pero en un contexto cada vez más restringido y cada vez más menguante…

Es difícil saber en qué momento preciso se produjo ese «descenso exotérico», esa transformación en una religión y en una forma tradicional dirigida a todos sin distinción. Lo que está claro es que ya durante el reinado del Emperador Constantino I el Grande (272-337 de nuestra Era; fundador también de la II Roma) y del Concilio de Nicea I (325 de nuestra Era), ya era un hecho consumado dicha transformación, de tal manera que dicho Concilio «sancionó» u oficializó ese descenso del Cristianismo al plano exotérico. No obstante el mismo Evangelio es muy claro en esto: «de la multitud de los llamados pocos son los elegidos…»

Terminamos con una reflexión con la que Julius Évola cierra el capítulo dedicado al Cristianismo en su citado libro, reflexión con la cuál nos identificamos plenamente: «Un Catolicismo que se eleve al nivel de una tradición verdaderamente Universal, Unánime y Perenne, donde la Fe pueda integrarse en una realización metafísica, el Símbolo en Vía del Despertar, el Rito y el Sacramento en acción de poder, el Dogma en expresión de un Conocimiento absoluto e infalible porque no es una expresión humana y como tal viviente en seres desligados del vínculo terrestre mediante una exaltación mística, donde el pontificado revista su función mediadora original, un Catolicismo de tal índole podría suplantar a cualquier ‘espiritualismo’ presente o futuro». ASÍ SEA.

«MUERTE al mundo, RENACIMIENTO en la pureza y PERFECCIÓN en la vida corporificada en Dios!!!» (J. M. d’ Ansembourg). O dicho de otro modo según la Tradición Hermética: ESPIRITUALIZAR LA MATERIA, MATERIALIZAR EL ESPÍRITU.

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

Joan Montcau

NOTAS:

(1) Hoy dentro de toda esta inmundicia que conocemos como «Nueva Era» (parodia satánica de la Parusía crística), han ganado mucho terreno ciertas «corrientes» de chiflados y de enfermos mentales como el «Veganismo», el «Animalismo», el «Contactismo», el «Feminismo», el «Ecologismo», el «Abortismo» (un verdadero y horrendo asesinato «ritual» convertido casi como en una nueva religión en sí misma e impuesta a nivel planetario), el «Homosexualismo», etc, etc, etc; todo ello reflejo del nivel de descomunal desquiciamiento y de descomposición de la sociedad e instituciones, influenciando en gran medida en todos los aspectos, manifestaciones y sectores de esta pseudocivilización terminal y crepuscular. Y es que el Mal también tiene su lado grotesco, irónico y caricaturesco que es lo que en el fondo caracteriza a todo este tipo de manifestaciones repugnantes. Para el presente artículo hemos utilizado la versión revisada y ampliada que Julius Evola publicó en 1971 de su libro «Máscara y Rostro del Espiritualismo Contemporáneo», tan sólo 3 años antes de su muerte.

(2) A este respecto muy interesante la figura y la obra del gran pensador y teólogo católico-gibelino el italiano Attilio Mordini, por desgracia prácticamente desconocido en España. Católico tradicionalista, defensor del gibelinismo y radicalmente opuesto a todo tipo de modernismo y de «aggiormamento», ha llegado a ser apodado como «»El Evola Católico». Recomendamos especialmente de dicho autor, «El Católico Gibelino» y «El Templo del Cristianismo».

(3) Simbólicamente el «Sumo Pontífice» es un «hecedor de puentes», es decir el mediador entre el mundo celeste y el terrestre, lo divino y lo humano. Tras el comentado proceso de subversión y de involución sufrida por tal Institución, hoy ese «puente» simbólico ya no lo es entre el Cielo y la Tierra, sino entre esta última y el Infierno, ya predicho en el Evangelio y particularmente en el Apocalipsis de San Juan: «surgirán falsos cristos y falsos profetas que seducirán a los mismos elegidos…»

(4) «La tesis de René Guénon sobre los orígenes del Cristianismo».



MARCHANDO POR LA «MONTAÑA DEL GRIAL» (2-5/II/2020)
febrero 23, 2020, 11:44 pm
Filed under: Espiritualidad, Joan Montcau, Tradición

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MARCHANDO POR LA «MONTAÑA DEL GRIAL» (2-5/II/2020)

 

«Se puede afirmar, por ejemplo, que el Grial es un «misterio» nórdico; pero tan sólo a condición de entender por «nórdico» a algo sumamente más profundo y más comprensivo que «alemán» o aún «indogermánico», algo que en vez remita a la tradición hiperbórea, la cual hace una misma cosa con la misma tradición primordial del presente ciclo. En realidad, justamente desde esta tradición se pueden deducir todos los temas principales de las leyendas en cuestión».

 

JULIUS EVOLA

 

Antes de entrar en materia, unas palabras sobre el simbolismo de la montaña que nos trae -Montserrat- a modo de introducción: Para algunos personajes representativos del Romanticismo y del Clasicismo alemán (von Humboldt, Goethe, Schiller, Wagner), Montserrat era identificada con la Montaña del Santo Grial, con el Montsalvat simbólico de la leyenda. Lo mismo ocurrió con el famoso Jefe de la Orden Negra SS del III Reich Heinrich Himmler, de ahí la visita que hizo personalmente a Montserrat en Octubre de 1940, en plena II Guerra Mundial con una Alemania en esos momentos victoriosa y triunfante, fascinado como estaba -como tantos otros en la Alemania Nacionalsocialista- con la herejía cátara y las elucubraciones de un Otto Rahn (1), una auténtica subversión -el catarismo y la herejía albigense- de tipo lunar y femenino-demoníaca en gran medida precursora del güelfismo y del protentantismo que acabaron demoliendo el fabuloso edificio de la Cristiandad Medieval y su Sacro Imperio (2).

 

Independientemente de que el Santo Grial fuera o no un objeto «histórico» o «físico» (más bien Metahistórico y Metafísico), el simbolismo del mismo entronca directamente con la Tradición Primordial; el Grial sería el depósito de la Sabiduría Divina, y su conquista o acceso a la misma equivaldría a la conquista del «Oro Filosofal» de la Tradición Hermética, a la Rubedo de la Alquimia: ESPIRITUALIZAR LA MATERIA, MATERIALIZAR EL ESPÍRITU. De ahí que hayan «varios» Griales y que hayan sido varios objetos identificados como tales. Independientemente de la localización geográfica o temporal del mismo, todos ellos se corresponden a una misma imagen o visión del mundo. Lo mismo podríamos decir de la Montaña Sagrada; todas las montañas en mayor o menor medida son una imagen del CENTRO DEL MUNDO (simbolismos de Verticalidad, Orden, Jerarquía, Totalidad, Ascensión). Así pues estamos ante dos «Símbolos Fundamentales de la Tradición Primordial y de la Ciencia Sagrada» (René Guénon): La Montaña y la Copa Sagrada. AXIS MUNDI (Eje del Mundo) y RECEPTÁCULO DE LA TRADICIÓN, simbolizando éste a la Cueva, lugar de nacimiento de los Héroes divinos y solares (Cristo, Mitra, Horus, Attis, Dionisio, Orfeo, Krishna), también la Cueva de las iniciaciones prehistóricas. La cueva o caverna al igual que la montaña, es un arquetipo universal directamente relacionado con un nuevo nacimiento (o “renacimiento”), el nacimiento espiritual aparte del puramente físico y corpóreo. El mismo altar de los templos e Iglesias cristianas simboliza también a la cueva o derivaciones de la misma: gruta, catacumba o cripta (recordemos por cierto la impresionante Cripta del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat que también visitamos)… Hechos unos cuantos apuntes simbólicos, a continuación entramos ya en las marchas y caminatas propiamente dichas…

 

Escogimos un albergue (albergue Abad Oliba) que hay cerca del Monasterio de Montserrat para una estancia de tres días con sus respectivas noches. Apenas nos llevamos comida puesto que lo fundamental en la estancia no era comer sino caminar, marchar, buscar; alejarse del «mundanal ruido» como decía nuestro gran poeta y místico del Siglo de Oro Fray Luis de León, e intentar alcanzar otros estados superiores de conciencia y decondicionarse en la medida de lo posible del mundo profano y profanador, empresa harto complicada y extremadamente difícil en estos tiempos nauseabundos que corren.

 

No relataremos de forma pormenorizada las rutas que llevamos a cabo los días 3, 4 y 5 de febrero, sino que haremos una descripción general de las mismas, como si hubiese sido realmente una gran marcha por etapas.

 

Llegamos a Montserrat el día 2, pero decidimos tomarlo como un día de descanso, relajación y meditación. Cuatro libros en el interior de nuestra mochila para leer e interiorizarlos: el Nuevo Testamento, «Manual del Jefe» de Corneliu Codreanu, «Diario de la Cárcel» también de Codreanu y «El Mito de Europa» de Adinolfi. Lectura de pasajes del Evangelio y del Manual de Jefe después de cenar y antes de acostarse, puesto que el día 3 comenzaba la Marcha.

 

El día 3 por la mañana hicimos una pequeña ruta por el bello pueblo de Monistrol, visitamos primeramente el Museo del Cremallera, instalado el mismo en la antigua estación hoy reconvertida en Museo. Posteriormente visionamos la Iglesia del pueblo (originariamente del S. X, estaba cerrada), de tipo renacentista. Fue destruida (para variar nuevamente…) durante la Cruzada por la chusma roja, reconstruida por el Estado del 18 de Julio tras Victoria de las Fuerzas Nacionales acaudilladas por el Generalísimo Francisco Franco. Recorrimos posteriormente la parte antigua del pueblo hasta llegar a la Ermita del Ángel (S. XVII), no sin antes pasar por el Paseo de la Canaleta, en el recorrido hay restos de muralla del Siglo XIV y un acueducto del XVI. Esa zona fue testigo de la Primera Guerra Carlista (1833-40), la primera gran Cruzada de la España contemporánea contra los Hijos de las Tinieblas (léase Liberalismo). Un poco más arriba y llegando ya a la plaza nos encontramos con el «Palau Prioral», una construcción representativa del gótico civil catalán encargada por el Prior de la Abadía de Montserrat en el S. XIV.

 

Ya por la tarde recorrimos dos Vía Crucis, el de la «Santa Cova» y el «dels Degotalls», prácticamente ambos en solitario puesto que al ser un día laborable y estar nublado no se vio prácticamente un alma más aparte de las nuestras, mejor que mejor… Entre ambos trayectos hicimos una pequeña visita a la Cripta del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat (también cerrada), así como al precioso, marcial y viril monumento que preside la plazoleta y que nos muestra a un guerrero carlista Caído en combate en actitud moribunda pero portando consigo la Sagrada Bandera. De vuelta al albergue una cena ligera y lectura del «Diario de la cárcel» de Codreanu y de unos pasajes del «Apocalipsis de San Juan», muy necesario hoy interiorizar dicho texto sagrado en estos tiempos finales y crepusculares que estamos viviendo; seguidamente el sueño reparador. El día 4 se antojaba muy duro…

 

El día 4 hicimos dos rutas, la primera y de muy fuerte ascenso serpenteante -la Miranda de Fra Garí- y que nos encamina hacia una balconada con una fuerte pendiente y caída vertical, hay unas barandas de madera que permiten a uno asomarse sin riesgo de caídas; también hay un banco adosado a la pared pétrea en el que nos podemos sentar para disfrutar de las impresionantes vistas y echar algún que otro bocado. Dicho sendero está en un ramal del «Camino de San Miguel» a la derecha una vez nos adentramos por dicho camino iniciándolo desde la plaza, metros más arriba pasando por la estación del funicular de Sant Joan y muy cerca del camping (cerrado en invierno). Durante el trayecto y antes de coger el sendero ascendente, varias estatuas y esculturas de singular atractivo, pero lo que más nos atrajo fue un obelisco de la OJE colocado con motivo de una Marcha Mariana del año 1966; evidentemente el acrónimo OJE se ha borrado «misteriosamente» de la talla…

 

Una vez bajamos de Fra Garí emprendemos el camino hacia Sant Jeroni, el punto más alto de la montaña de Montserrat (1.237 m). En lugar de hacerlo desde el ya citado Camino de San Miguel, ya que más arriba estaba cortado como consecuencia de unos desprendimientos recientes, lo hacemos desde el Camino Viejo de Sant Jeroni, mucho más duro y costoso, cientos y cientos de escalones (más de 1000 según nos informan) median hasta el mirador de Sant Jeroni. El camino es agotador pero el premio final, las espectaculares panorámicas que se observan desde la cima y mirador de Sant Jeroni, hacen que haya valido la pena tanto esfuerzo. Podremos divisar los Pirineos, el Montseny, Collserola y Sant Llorenç de Munt con la ayuda de una Rosa de los Vientos gigante que hay en el centro del mirador circular. El trayecto de bajada lo haremos por el Camino Nuevo de Sant Jeroni que nos lleva primero al mirador de la «Serra de les Paparres», seguidamente al «Pla de les Tarántules» (972 m), y ya muchos metros más abajo a la ermita de San Miguel primero y a la Cruz y mirador de San Miguel después.

 

Ya de vuelta al albergue después de un día tan agotador, una buena ducha y unas cuantas lecturas para finalizar la jornada. Terminamos de leer el «Diario de la cárcel» del gran Héroe y Mártir rumano. Es impresionante el idealismo, el fanatismo totalitario y la viril espiritualidad de aquel joven incomparable, y ello en unos momentos tan dantescos para él (fue salvajemente asesinado en 1938), para su Movimiento y para su Patria. Corneliu Zelea Codreanu Mártir del Genio Europeo PRESENTE!!! Después de las oraciones de rigor, el sueño reparador; mañana nos espera también una dura jornada y que cerrará el ciclo de los tres que nos habíamos fijado.

 

El día 5 es ya el día en el que finaliza nuestra estancia en la Montaña Sagrada, por ello decidimos emprender nuestro regreso descendiendo por la «Canal dels Matxos», fuerte sendero descendente que nos lleva directos al pueblo de Monistrol. El camino en alguno de sus tramos está equipado con grapas y cables para facilitarnos así los correspondientes descensos. El uso de las manos se hace necesario en varios tramos de esta canal.

 

Una vez llegamos a un llano junto a la carretera, en una ladera se encuentra una Abadía de monjas benedictinas, el Monasterio de Sant Benet de Montserrat, el edificio actual fue construido en 1954, de tipo neorrománico, está situado en el municipio de Marganell, en una ladera de la montaña de Montserrat, cerca de la Colonia Puig, sobre un acantilado que domina el camino de Monistrol de Montserrat.

 

La Colonia Puig está frente al Monasterio pero en el otro lado de la carretera, se trata de un antiguo hotel de lujo abandonado desde finales de los 80 del pasado siglo, durante nuestra Cruzada se transformó en un hospital de sangre dependiente del Gobierno demomarxista de la criminal República judeomasónica, felizmente abatida y liquidada por el genio militar del Invicto Caudillo. Allí se acogían a militares republicanos y civiles gravemente heridos, la mayoría criminales y chusma fanatizada por el demonismo rojo-separatista. Finalizada la Cruzada y con la «alegría primaveral» (tal como reza el sagrado himno de la Falange) que acompañaría a la instauración del Nuevo Estado con la Victoria del sufragio de las armas nacionales, el hotel volvió a abrir sus puertas. Como todo edificio en estado ruinoso y con mucha historia detrás, también un halo de misterio acompaña al complejo arquitectónico hoy en estado ruinoso: ruidos, imágenes espectrales, psicofonías, eso según los testimonios de algunos chiflados que alucinan con cualquier extraña gilipollez que se presente ante sus ojos cortos de miras y sus averiados cerebros saturados de marihuana y escasos de neuronas….

 

Dos datos curiosos: queda constancia de un banquete que acogió dicho hotel en 1955 para celebrar el décimo aniversario de las motocicletas Montesa. El otro dato curioso es que en dichas estancias estuvo Alejandro Finisterre, poeta, inventor, editor y creador del futbolín, que resultó herido en Madrid y fue trasladado al hotel para acelerar su recuperación por los problemas respiratorios que arrastraba. Amante del deporte, pero gravemente afectado en sus piernas por las heridas de la guerra, observando además que los niños ingresados no tenían nada con lo que jugar, el Sr. Finisterre se alió con un carpintero de Monistrol para crear, en el mismo hotel, el primer futbolín español, sin duda uno de mejores inventos para la diversión de los chavales (y no tan chavales…), y hoy prácticamente desaparecido en esta infame y repulsiva sociedad afeminada e idiotizada hasta la náusea. Hoy parece un invento casi prehistórico en medio de tarados robotizados y sin alma. Finisterre se exilió tras la finalización de la Cruzada y cuando regresó a España ya en los años 60, cual sería su sorpresa cuando observó con sus propios ojos que su invento de antaño ahora era algo así como un «juego nacional» extendido por todo el territorio patrio. Curiosidades de la vida sin duda, y del destino…

 

Continuamos la marcha y es ahora cuando vienen los tramos más entretenidos del camino. Descensos en roca equipados con grapas y cableados varios como dijimos más arriba. Ya en Monistrol, concretamente en el bar de la parada del ferrocarril «Aeri de Montserrat», a degustar una suculenta y deliciosa paella además de un buen vino, y después de vuelta al infierno urbanícola, ahora eso sí, con energías renovadas. SEMPER FIDELIS!!!

 

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

 

Joan Montcau

 

 

NOTAS:

 

(1) Evola en su «Misterio del Grial y la Tradición Gibelina del Imperio»(1937) despachó al Catarismo con unas cuantas palabras no muy benévolas: mezcla de Cristianismo de los orígenes (la visión de Evola del Cristianismo de los orígenes era nefasta), de maniqueísmo (ídem de lo mismo) y de Budismo degenerado. Para Evola los verdaderos detentadores de ese Grial simbólico no fueron los cátaros tal como afirmaba Otto Rhan, sino los templarios. Ambos movimientos encarnaban cosmovisiones y espiritualidades opuestas y antitéticas. El Catarismo sería una emanación de la Luz del Sur, telúrica, lunar, ginecocrática. El Templarismo sin embargo lo sería de la Luz del Norte, uránico-viril, aristocrática, solar. Así que la «Cruzada contra el Grial» de la que tanto hablaba Otto Rhan realmente fue la que se llevó a cabo y acabó con la Orden del Temple a principios del Siglo XIV, que supuso el triunfo del güelfismo a la corta o a la larga, y no la que acabó con la aberración cátara en el Siglo XIII tal como afirmaba ese pseudoespiritualista de pacotilla con pretensiones de convertirse en una especie de gurú de las SS (pese a tener sangre judía, por cierto…). Los dos libros que Otto Rahn dedicó al tema y que fueron una especie de «best-sellers» en la Alemania hitleriana, eran desde el punto de vista tradicional y metafísico pura basura. Hablamos de «La Cruzada contra el Grial» y de «La Corte de Lucifer» (dicen que Himmler los tuvo en muy alta estima…). No es de extrañar que hoy esos dos bodrios -junto con «El Mito del Siglo XX » de A. Rosenberg, otro libelo antitradicional-, sean considerados hoy como auténticos «libros sagrados» por los modernos «neopaganos hitleristas» de baja estofa infectados como están de repugnante veganismo, de animalismo, de puro panteísmo naturalista y de anticristianismo primario. Parece ser que Himmler ordenó distribuir gratuitamente entre los oficiales de alta graduación de las SS ejemplares de esos libros y que el propio Himmler portaba un ejemplar de la Corte de Lucifer cuando visitó Montserrat.

 

(2) Frente a las afirmaciones de Otto Rahn de que entre los fundadores del Temple hubo según él algún cátaro, o de que los templarios se negaron a participar en la Cruzada contra los albigenses por cierta afinidad ideológica, doctrinal o espiritual con ellos, Ernesto Milá es categórico, la primera afirmación es total además de manifiestamente falsa, el Templarismo no tuvo absolutamente nada que ver con el Catarismo, eran como hemos dicho más arriba dos tipos de espiritualidad totalmente opuestas e irreconciliables. En cuanto a la segunda afirmación de Rahn es simplemente una verdad a medias, que a veces es muchísimo peor que una mentira; la verdad es que el Temple no actuó militarmente contra el Catarismo porque en la regla y estatutos de la Orden tenían prohibido luchar contra otros cristianos (aunque fueran herejes como es en este caso), PERO SÍ la apoyaron logísticamente. Aconsejamos la lectura a este respecto del libro «Guía de Los Cátaros: Ruta Herética de España, Francia y Andorra», de Ernesto Milá.

 



LA PUERTA 
octubre 29, 2019, 8:47 pm
Filed under: Espiritualidad, Joan Montcau, Metafísica, Tradición

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LA PUERTA

 

«Mira que estoy a la puerta y llamo» .

 

Apocalipsis 3, 20

 

 

La puerta se nos muestra como un lugar de acceso a una realidad superior, es todo un Arquetipo, en este caso de carácter femenino por lo que tiene de «penetración», al contrario del Muro, símbolo de carácter masculino por lo que tiene de «contención», de «separación» de dos mundos. Pero este paso de acceso, de «penetración», siempre tiene los dos sentidos, como todo Símbolo es ambivalente, puede tener varios significados, unos de carácter positivo y otros negativo, de forma que también se puede realizar en sentido inverso. Por un lado el símbolo de traspasar una puerta puede significar el paso a un mundo superior, a otro estado de conciencia y de decondicionamiento, a un Orden Nuevo de la realidad y también espiritual.

 

Por otro lado la apertura de una puerta (simbólicamente hablando) puede significar absolutamente todo lo contrario, la penetración en nuestro mundo de las potencias del caos y de la oscuridad, la entrada en nuestro mundo de las fuerzas infernales. La llegada de la Modernidad, su implantación tiránica en el mundo de forma global y con todas sus perversiones y destrucciones, es todo un Símbolo de lo que ocurre cuando se abren las puertas a la Subversión, ello consciente o inconscientemente, el resultado siempre es el mismo. Ocurrió con Occidente en la etapa que discurre entre los Siglos XIV-XVII, génesis de la actual aberración modernista (güelfismo, humanismo, protestantismo, liberalismo, etc), ocurrió con la Catolicidad tras el odioso Concilio Vaticano II (1962-65, aunque la decadencia venía de atrás…), ocurrió con el Estado del 18 de Julio mucho antes de la maldita Tra(ns)ición y de la muerte del Caudillo. Una cosa que enseña sobremanera la Historia (con mayúscula) es que con la Subversión no se pacta, se la combate. Abrir las puertas a la misma no es señal de bondad o de fortaleza, sino de debilidad, de degeneración extrema y de traición.

 

Jano, el dios de doble faz de los romanos, era el Guardián de las Puertas en la antigua Roma. Simbología análoga tienen en el Cristianismo los dos San Juan, San Juan de Verano y San Juan de Invierno, las Dos Puertas Solsticiales… De todas formas toda gran civilización porta en sí las semillas de su propia autodestrucción (Grecia, Roma, Egipto, Medievo, etc.), de la misma manera que toda tiranía o civilización caricaturesca como la actual, porta en sí los gérmenes de un nuevo renacer. De la misma manera que la Modernidad ha abierto las puertas al Mal, ese «núcleo que represente la salvaguarda de lo permanente» y que lucha por mantenerse en pie y de avanzar sobre las ruinas de esta pseudo-civilización paródica e infernal, abre las puertas simbólicas a lo Alto, pudiendo constituirse en germen de un nuevo renacer, de un nuevo ciclo ascencional y áureo. SEMPER FIDELIS.

 

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

 

 

Joan Montcau