Julius Evola. Septentrionis Lux


ROSTRO Y MÁSCARA DEL ESPIRITUALISMO CONTEMPORÁNEO
abril 10, 2017, 12:04 am
Filed under: Eduard Alcántara, Espiritualidad, Metafísica, Tradición

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Hemos comentado con personas varias y en momentos diferentes ciertos aspectos sobre el fondo de algunos personajes o grupos que el lector no avesado podría creer tratarse de autores o grupos de obediencia Tradicionalista cuando, por el contrario, se trata de pensadores o de grupos marcadamente antitradicionales que a menudo confunden el esoterismo con lo paranormal, con lo mental y lo psíquico si no con el subconsciente. Es por esto que hemos querido titular este recopilatorio con el mismo título de la obra en la que Evola denunció, en 1.932, ciertas corrientes de falsa espiritualidad.

Asimismo vertimos unos comentarios de dos autores que en lugar de hallarse en esta aparente línea pseudoespiritualista pudieron haber mostrado ciertas vetas de bien dirigida Espiritualidad.

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RUDOLF STEINER

Ante corrientes, como la teosofía de Madame Blavatsky, tan insostenibles desde un punto de vista Tradicional ha habido quienes, desde posiciones que sinceramente pugnan por poner tierra de por medio con el Sistema de Valores Imperante, han querido ver en el antroposofismo de Rudolf Steiner algo bien alejado de tanto aspecto problemático como presenta el teosofismo y algo que, en esta ocasión sí, no sería una espuria corriente más de la falsa “espiritualidad” que irrumpió ya en la segunda mitad del s. XIX y que continuó bien pujante durante las primeras décadas del siglo pasado; algo, en definitiva, distinto. Personalidades reputadas en su oposición al Establishment como Massimo Scaligero fueron alumnos (fue alumno) del antropósofo Giovanni Colonna di Cesarò, uno de los colaboradores del Gruppo di Ur que en las postrimerías de los años ’20 del S. XX se constituyó bajo la batuta de Julius Evola y de Arturo Reghini. Circunstancias como éstas a alguno le han animado a creer que la antroposofía no bebía de las aguas turbias de los subproductos engendrados por la Revolución Francesa, pero la realidad es otra bien diferente tal como nos lo expone el mismo Evola en su obra “Rostro y máscara del espiritualismo contemporáneo” (1.932), pues al margen, nos dice éste, de lo positivo que representa el que Steiner considere la necesidad de una ciencia de lo Suprasensible (1) que no dé cancha, como tal, en este terreno del Conocimiento Sacro, a la imaginación y a las ocurrencias, al margen, señalábamos, de este apunte positivo nos topamos con otros negativos que nos hacen darnos de bruces con los lugares comunes del humanismo antropocentrista y de las ilustradas Declaraciones Universales de los Derechos Humanos.  Así, en esta línea, defiende Steiner que el desarrollo de las energías naturales y sobrenaturales del hombre deben focalizarse en pos del progreso y bienestar de la humanidad y que, ante este fin primordial, aquél que haya llegado a altas cotas de transformación interior debe incluso renunciar al nirvana, al Despertar, a la Gnosis de lo Eterno e Incondicionado y a la Identificación de su ser con el mismo Principio Primero Imperecedero. El fin, pues, de toda auténtica doctrina Sapiencial queda relegado y subordinado a un objetivo meramente inmanentista de corte humanista.

Steiner hace suyo uno de los pilares fundamentales de la modernidad cual es la idea de progreso, tan de la mano éste como va del antitradicional evolucionismo (2). El mismo descendimiento de Cristo, su manifestación en el mundo, formaría parte de un proceso evolutivo que contemplaría -por mor de una ley fatal y predeterminada (3)- no sólo el evolucionismo darwinista sino que incluso concebiría una suerte de evolucionismo de dimensión quasi planetaria que habría tenido como uno de sus principales hitos el dicho descendimiento de Cristo, a partir del cual lo divino pasa a formar parte de lo humano, cosa que no habría acaecido hasta ese momento y que probaría esa evolución de la que el hombre no sería ajeno, pues antes de que ocurriera esa manifestación de Cristo el hombre no habría poseído Espíritu (la dimensión Trascendente) y éste hallaríase situado fuera de él: en los dioses.

 

NOTAS:

(1) Consúltese nuestro “Ciencia sacra y conocimiento” en https://septentrionis.wordpress.com/2009/07/05/ciencia-sacra-y-conocimiento/

(2) “Contra el darwinismo”: https://septentrionis.wordpress.com/2009/02/19/contra-el-darwinismo/

(3) A propósito del fatalismo se puede consultar el capítulo III de nuestra obra “Reflexiones contra la modernidad”, Ediciones Camzo. El mismo también se puede leer en “Evola contra el fatalismo”: https://septentrionis.wordpress.com/2010/08/19/evola-frente-al-fatalismo/

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SAMAEL AUN WEOR

Suponemos que desmontar el camino «reencarnacionista» (1) de Samael Aun Weor puede llegar a ser traumático para sus seguidores, pero con la lectura del Bardo Thödol (libro tibetano de los muertos) se desmoronaría, como un castillo de naipes, ese fantasioso periplo «reencarnacionista», del que dice haber sido sujeto Aun Weor, que pasa, entre otras muchas, por figuras como la del militar que luchó al lado del Emperador Alejandro Magno, como la del mismísimo Julio César, como la de Thomas de Kempis o como la del español Marqués Juan Conrado quemado por orden de Tomás De Torquemada.

Por otro lado sus bases doctrinales son del todo antitradicionales: teosofismo, antroposofismo,… No estaría de más que sus fieles leyesen obras como «El Teosofismo. Historia de una Seudoreligión» (Guénon) o «Rostro y máscara de la espiritualidad contemporánea» (Evola).

De infantil, de esa pseudoespiritualidad new age y de secta ufologista tiene el tufillo eso de que Samael Aun Weor es “el nombre del Arcángel, regente del planeta Marte”, que se logró encarnar en un soporte físico llamado  Víctor Manuel Gómez Rodríguez. Y también a new age y a la Blavatsky (inventora de ´razas matrices´) nos huelen sus elucubraciones sobre “la raza coradi que aparecerá tras la desaparición de la raza aria”.

NOTAS:

(1) Remitimos a nuestra “La ilusión reencarnacionista”: https://septentrionis.wordpress.com/2009/02/08/la-ilusion-reencarnacionista/

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KRISHNAMURTI

Evola reconoce en Krishnamurti expresiones que prometen y que parecen que lo sitúen en la vía adecuada. Pero enseguida nos pone en alerta sobre la ambigüedad de lo que afirma. Ambigüedad que, por ejemplo, se refleja al hablar de la necesidad de liberarse de lo condicionante sin definir cuál es el objetivo final de dicho descondicionamiento.

El maestro italiano también nos avisa de la ruptura de Krishnamurti con la Tradición al no admitir -el indio-  vías prefijadas a seguir en los procesos internos que él propone. Parece que en la mente de Krishnamurti lo espontáneo tendría mucho que decir en dichos procesos liberadores internos; lo cual, entre otras razones, lo sitúa dentro del neomisticismo. Así nos dice Evola que para Krishnamurti:

«Cuando caen por tierra todas las barreras, cuando no hay nada en nosotros que sea determinado por el pasado o por lo ya conocido, nada que tienda hacia algo, en ese momento podría tenerse conocimiento del verdadero sí, la aparición de lo que Krishnamurti alguna vez llama  ´lo desconocido´, como un hecho espontáneo y con carácter de imprevisto, y no como el ´resultado´ de una disciplina, de un método y de una iniciativa del yo.»

Y en el mismo sentido, sobre lo antitradicional y lo espontaneísta de la doctrina del autor indio,  Evola nos escribe que: «en una declaración reciente incluyó al mismo zen (junto con el hinduismo, con el método cristiano y con ´todos los sistemas´) entre las ´patrañas´, diciendo que una mente que se ejercita en base a cualquier sistema o método ´es incapaz de comprender lo que es verdadero´.»

Otra crítica que le realiza tiene que ver con aquello de echarle perlas a los cerdos o con aquello otro de sentarse (quien no ha visto la Luz) en el asiento peligroso; en el que sería inmediatamente fulminado. Concretamente  Evola nos empieza por recordar una enseñanza hinduista que reza así: «Que el sabio no turbe con su sabiduría la mente de los ignorantes». Para seguidamente ponernos sobre aviso de lo problemático de: «Venir a proponer ideas, que son verdaderas, si acaso, al nivel de un verdadero ´liberado´, a aquellos desorientados que, como los hombres modernos, tienen demasiados incentivos que los lanzan al caos y a la anarquía, no es ciertamente una cosa sabia.(…) Parece que Krishnamurti no se preocupa de esto: incita democráticamente a todos a la gran rebelión y no a aquellos pocos para quienes solamente ella puede ser saludable y verdaderamente liberadora.»

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GUSTAV MEYRINK-ALEISTER CROWLEY

El caso representado por Gustav Meyrink puede ser parecido al de Aleister Crowley, en el que las apariencias conformadas por las experiencias y por los simbolismos que utilizó le catalogaron, rápidamente, -antes los ojos de la moral pequeño burguesa- como un completo satanista. Sin embargo hay unos leit motiv en sus obras (“el hombre es una estrella…”) que parecen que miran hacia lo Alto. Suponemos que en la obra de Meyrink las turbulencias, situaciones desgarradas y desgarradoras y lugares angustiosos que son descritos no deben ser bien comprendidos por ciertas mentes bienpensantes. En lugar de cortocircuitos al orden moral existente con el objetivo de aspirar a percibir estados de conciencia diferentes a los ordinarios habrá quien no vea más que el actuar de fuerzas deletéreas y disolventes. En mentes cercanas a religiones lunares y de moralidad agobiante típicas de la luz del sur resultarán dífíciles de asimilar y de aceptar esos golpes a la moralidad que tan próximos se hallan a la doctrina de ´cabalgar el tigre´, en la cual todo lo que es disolvente para el común de los mortales puede ser utilizado provechosamente para el que se quiere descondicionar.

Ciertamente el personaje de Crowley se ha visto siempre cubierto de una enorme controversia (a menudo por él buscada) y ha pasado, ante la vista de los ignorantes, como el más grande satanista de nuestros tiempos. Evola mismo nos comenta que el mismo inglés se hacía llamar «La Gran Bestia 666» para ´épater le bourgeois´, esto es, para escandalizar y fastidiar a los adalides de la moral pequeño-burguesa. Quizás entre dentro del sensacionalismo aquella versión que explica que el signo de la victoria que con los dedos índice y corazón realizaba Winston Churchill durante la IIGM fue por consejo de Crowley que, de esta manera, pretendía oponer un signo satánico (que representaría al diablo a través de sus cuernos) a un símbolo sagrado como lo era la eswástica por tal de frenar los poderes que ésta otorgaría al III Reich y facilitar, así, el triunfo del bando aliado… Pero especulaciones al margen hay -aparte de Evola- quien también ha percibido en Crowley un fondo y unas expresiones muy de acuerdo a los parámetros de la Tradición. Evola nos recuerda esta significativa sentencia de Crowley: «Todo hombre es una estrella»; para Evola, en el pensamiento de Crowley «cada hombre aparece como la manifestación de una fuerza de lo alto». Nos señala cómo el inglés había elegido la ´vía de la mano izquierda´ …y de hecho esto supuso que el mundo bien pensante anglosajón no parara de escandalizarse ante, p. ej., las prácticas de magia sexual defendidas y protagonizadas por Crowley y sus seguidores y lo pintara como si de un satanista de tomo y lomo se tratase.
Será significativo el reproducir algunas citas del autor inglés  y realizar algún breve apunte:

 

«Puesto que nuestra magia es sólo la que se refiere a lo que reside dentro de nosotros no desarrollado y no analizado; (…) ¿No es quizás un don inestimable el fruto del árbol no sólo del conocimiento sino también de la vida? Puesto que en el hombre se encuentra el elemento Dios y el elemento polvo; a través de nuestra magia haremos de esta cosa doble una sola carne para obtener el imperio del universo.»

…………..

«Los hombres (…) temen la luz y persiguen a los portadores de antorcha.» Recordemos que el Despertar no es democrático, sino sólo accesible a una minoría capaz y con voluntad de ser -echando mano de una expresión taoísta- «señora de sí misma».

…………..

«¡Muere de pie!» …muy en la línea de la ´vía del shatriya´, la ´vía del guerrero´, del héroe.

…………..

«A aquel que es puro en el cuerpo el Señor le dona un sueño solar o lúcido, en el cual se mueven imágenes de pura luz».

…………..

Concibiendo la ´vía del Tao´ «a través de las nupcias  de los opuestos en todas las ocasiones en las cuales éstos sean puestos en contacto. Así tu naturaleza verdadera es una voluntad del Cero (…); y la vía del no hacer es la de no oponer obstáculos al libre funcionamiento de esta verdadera naturaleza». Entiéndase el «Cero» como el ´No Ser´, el ´Vacío´ al que se refiere el budismo mahayana, «Braman» o, en definitiva, el Principio Supremo Primero Indefinible, Inmutable y Eterno que se halla más allá y en el origen del mundo manifestado (y también, aletargado, en nosotros: «Atman»).

………..

«Excrecencias monstruosas, parásitos, vermes, que a ti se te adhieren por un vicio de herencia o de ambiente (…) todas estas cosas las más sutiles y terribles (…) son los ideales y los valores de los dioses de esclavos, la falsa religión, la falsa ética, la falsa ciencia». Contundencia ante religiones fideístas y ante la llamada ciencia positiva, meramente fenomenológica: la ciencia profana moderna.

…………..

«Debes siempre buscar aquellas cosas que para ti son veneno, y más aun veneno en máximo grado». Aplíquese la doctrina de ´cabalgar el tigre´, propia de la ´vía de la mano izquierda´.

…………..

Según Crowley el león representa «el coraje de tu virilidad», también «el sol en el esplendor del pleno mediodía», pero, por otro lado, nos recuerda que en el «Libro de Toth» es representado como «LA BESTIA», y nuestra SEÑORA BABALÓN con las manos en su boca, para dominarlo». De nuevo, clara remembranza de la doctrina de ´cabalgar el tigre´, hasta agotarlo, vencerlo y dominarlo.

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CARL GUSTAV JUNG

Los hay quienes desde sus inquietudes espirituales se han asido a las tesis de Jung de forma casi entusiasta al considerarle como una de las escasas mentes privilegiadas que, entre tanto intelectual de renombre de talle materialista y/o positivista, entendió, supuestamente, de otro tipo de Realidades de orden Superior. Sin embargo andan bien errados al creer esto, ya que todos aquellos arquetipos irreductibles de los que habla Jung no serían más que productos de lo ínfero y no de lo Superior, pues en el sistema del psicoanalista suizo dichos arquetipos emanan del «insconciente colectivo» (fuente de suministro del inconsciente personal), esto es, de lo ínfero del ser humano (y que éste debería domeñar en el seno de un genuino sentido de la Espiritualidad) y no emanan, como debería ser, de lo que de Superior dicho ser humano tiene.

Para Jung los mismos mitos no reflejarían Realidades Trascendentes y Supraconscientes (además de valores perennes) sino que serían productos emanados a partir de esos arquetipos que, según este autor, anidan en el «inconsciente colectivo» de la humanidad.

Si se habla de «insconsciente colectivo» se debería, desde la óptica de la Tradición, pensar que más que de mero psiquismo (al que sí corresponde el inconsciente personal; aunque no tanto el concebido por Jung, ya que para este autor el inconsciente personal sería, como hemos señalado, emanación del colectivo), si se habla, decíamos, de “inconsciente colectivo, se debería hablar de algo parecido a una especie de totem o demon indiferenciado e indiscriminado (pues es referido a toda la humanidad sin distinción de razas o estirpes) que imprime una determinada impronta colectiva y gregaria fatalmente determinante del actuar del hombre y coartante del principio Tradicional de la libertad humana consistente en buscar o no el camino de la realización interior Liberadora. No se olvide, como dato ilustrativo, que en las vías de ultratumba que concibe la Tradición la integración del alma (psique) del fallecido en el totem o demon común a su estirpe se halla en lo que el hinduismo denominó como pitra-yâna (vía de los antepasados) que espera a los más (los que no han superado los condicionantes propios del sâmsara o mundo del devenir) ante la vía de la Liberación a la que pueden acceder unos pocos seres de cualificación y aptitud superiores, que correspondería al dêva-yâna (o vía de los dioses).

 

Eduard Alcántara

eduard_alcantara@hotmail.com

 



«El Hombre de la Tradición» (conferencia)
abril 9, 2017, 3:15 pm
Filed under: Eduard Alcántara, Espiritualidad, Metafísica, Tradición

Nuestros amigos de la Legiâo Vertical han considerado el publicarnos la conferencia que hace unos años pronunciamos sobre «El Hombre de la Tradición»:

http://legiaovertical.blogspot.com.es/2017/04/o-homem-da-tradicao-conferencia-de.html