Julius Evola. Septentrionis Lux


Emanacionismo vs creacionismo
abril 28, 2024, 11:12 am
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Montaraces! En enero de 2021 presentamos con Eduard Alcántara su libro «Evola frente al fatalismo». Un libro publicado por EAS en la que se recogen artículos escritos por el autor.

En este extracto Eduard nos habla de la idea Emanantista del Tradicionalismo Perenne, pero que el creacionismo defendido en algunas religiones del libro comparten parte de ese emanantismo

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MEDITACIONES EN EL TAGA: la Montaña como símbolo de la Totalidad y de la Tradición Primordial
abril 28, 2024, 10:53 am
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MEDITACIONES EN EL TAGA: la Montaña como símbolo de la Totalidad y de la Tradición Primordial

«El punto fundamental está en el hecho de que la montaña tiene un sentido cósmico. En las mitologías de todo el mundo existe la concepción de la «tierra como madre» y del «cielo como padre». La montaña es un encuentro del cielo con la tierra, es decir es el símbolo de la boda cósmica, por la que la montaña adquiere un sentido cósmico. Así, las cumbres, como bien dice Eliade, son las puertas de los dioses. La montaña es sagrada. Y se puede hablar de ascesis si el individuo procede como en una liberación gradual, con la necesaria distancia y concentración. Obviamente, si una escalada es reducida a tecnología instrumental no se puede hablar de ascesis».

Doménico Rudatis

«Desde siempre la montaña ha representado en todas las Tradiciones solares la vía para la purificación de sí mismo, y además la sede dispuesta como morada de los Dioses. Las montañas tornan de forma recurrente como símbolo del itinerario del hombre hacia lo Divino, a menudo su ascensión, también física, representa un auténtico e ineludible recorrido iniciático: «La feliz región de los liberados se alcanza a través de una abertura de la montaña» encontramos escrito en el Libro de los Muertos egipcio».

Nicola Cozzio

«Si los antiguos no conocían más que por vía de excepción y en una forma enteramente rudimentaria el alpinismo, poseían, no obstante, del modo más vivo el sentido sacro y simbólico de la montaña, y la idea, en ese caso simbólica, del ascenso de la montaña y de la residencia en la montaña como algo propio de los «héroes», de los «iniciados», de seres -en suma- que se consideraba que habían superado los límites de la vida común y gris de las «llanuras».

Julius Évola

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   El Taga, es una de las montañas sagradas más emblemáticas de Cataluña y del Prepirineo catalán, con una carga legendaria ancestral y mítica similar a otras montañas o cerros -tan amados por los camaradas cofrades de la Orden de los Lupus Dei-, como Montjuïc, el Tibidabo, Puig d’Ossa, el Montseny, el Montbaig, el Montpedrós, Montserrat, el Montnegre o el Pedraforca entre otras muchas, y ello independientemente de la altitud de todas ellas; aunque entendido de una manera puramente naturalística y superficial, decía Juan García Atienza que «el Monte forma parte de la tierra, y en la religión natural, la primera que la humanidad aceptó como intento de comunicación con lo desconocido, el Monte vino a ser como  la antena tendida por la Diosa Madre para establecer contacto con el Sol fecundador que le permitía generar la vida en su seno y conservarla» (1). En torno a estos verdaderos Templos de la naturaleza se extiende un riquísimo patrimonio varias veces milenario, a la vez que histórico, cultural, artístico, arquitectónico, identitario: petroglifos, piletas e insculturas, sepulcros neolíticos, cuevas iniciáticas, bosques mágicos, apariciones milagrosas. espíritus del bosque, de los ríos y manantiales, megalitos, ermitas, santuarios, castillos y un largo etc., elementos que se repiten en todos estos Axis Mundi. El Taga, es una montaña perteneciente a la comarca del Ripollés, en la provincia de Gerona; dicha montaña une entre sí a dos sierras, dos cadenas montañosas: las Sierras de Cavallera y de Conivella respectivamente. El Taga tiene una altitud sobre el nivel del mar de 2.040 metros, en cuya cima hay una gran cruz de hierro -pintada de blanco- que es visible desde muy lejos cuando ilumina el sol y el día está claro, como también en las noches de luna llena, instalada en el año 1959, y desde cuya cima, las vistas sobre el Pirineo Oriental y del Ripollés son verdaderamente impresionantes. La montaña tiene un carácter verdaderamente simbólico teniendo en cuenta que prácticamente hace de frontera entre el Prepirineo y los Pirineos propiamente dichos.

El grupo de montaña «Ultreia et Suseia» convocaba esta «Almogaveria» donde, frente al plan inicial de efectuar la marcha desde la localidad de Ribes de Freser, finalmente escogimos un plan alternativo debido a las lesiones de un par de integrantes del grupo que les imposibilitaban la dura marcha inicialmente proyectada. El «plan B» era pasar la noche del 6 al 7 de este mes (abril) en un solitario refugio de montaña situado a algo más de 1.600 metros de altitud, emplazado en el Coll de Jou –colladoque une los municipios de Ribes de Freser y Ogassa-, una antigua cabaña de pastor reconvertida en refugio de montaña y con el emblemático nombre de Sant Jordi, el santo guerrero Patrón de Cataluña; el refugio prácticamente haciendo de balconada, rodeado de bosques y montañas y con un salto de agua varios metros más abajo, un lugar espectacular; la alegría fue indescriptible cuando llegamos al punto y observamos que no había nadie más aparte de nosotros (6 camaradas). Frente a la creciente desertificación de la verdadera vida y del sentir espiritual, donde el postmoderno subhumano democratizado y sistematizado se conforma simplemente con un mero «existir» (puramente animalesco y sensual), la unidad y la cohesión en pleno sentido de comunidad y de hermandad de esa «minoría inasequible al desaliento» (José Antonio) -y más en estos tiempos finales de ciclo-, siempre será una espina clavada en el costado de esta repugnante postmodernidad demoníaca y tiránica que está conduciendo a esta pseudo-civilización de esclavos hacia el abismo, nuestro particular «dardo vivo de un quehacer», como rezaba uno de los más bellos y místicos himnos del movimiento falangista; por ello, para nosotros, «la montaña constituye, por lo tanto, una flecha en el arco para combatir contra el sueño de la consciencia, por la Tradición, por la Victoria del Espíritu sobre la Materia»; la conjunción de lo terreno con lo divino en una síntesis superior y jerarquizada, vivenciarlo dentro de nosotros mismos siendo discípulos y servidores de la Verdad. Huimos de mítines políticos como de la peste, de proselitismos baratos y cansinos sólo aptos para una plebe embrutecida, asquerosa y pérfida, de caer víctimas de esa odiosa, tediosa y diabólica pseudo-religión de la modernidad que es la propaganda, y que en este mundo de la Mentira y del nihilismo más absoluto todo lo inunda y lo corrompe; como dijo San Juan Bautista, predicamos y clamamos en el desierto: «Quien consiga estar poderosamente solo en la Gran Soledad, se sentirá también Uno y cuanto más se sienta Uno, más se reconocerá en el Todo» (D. Rudatis).

   Una vez instalados, emprendemos una ruta con destino a la bella iglesia románica de principios del siglo XI de Sant Martí d’Ogassa, levantada sobre los restos de una antigua fortificación altomedieval y consagrada por el Obispo de Vic Abad Oliba, concretamente el 8 de febrero de 1024. Aunque no pudimos acceder al interior de esta fantástica construcción, pudimos admirar su belleza y su estoica solidez; las vistas desde la explanada adyacente -donde también hay un pequeño cementerio-, son impresionantes a 1.370 metros de altitud como estábamos. Después de una buena merienda a base de buen pan de payés, carne variada y mucho vino (para horror de tanto gilipollas vegano que, por desgracia, hoy mucho abunda y pontifica con sus sandeces en el grotesco submundo urbanícola y progre, ello contrastando con la recia virilidad y robustez de los hombres de antaño), emprendemos la marcha de regreso hacia el refugio; en total unos 10 km aproximadamente entre ida y vuelta, caminando entre bosques y riachuelos.

   Caída ya la noche, reunidos en torno a un fuego hechizante e hipnotizador, bajo un cielo estrellado («Al Cielo se alza la firme promesa, hasta las estrellas que encienden mi Fe», preciosa estrofa de un viejo himno del Frente de Juventudes, destellos de una verdadera espiritualidad olímpica y uránico-viril en el seno de aquella Männerbund azul), y la maravillosa dictadura totalitaria del Silencio embriagándolo y rodeándolo todo por doquier, conquistados por completo por lo Absoluto y con la cima del Taga planeando sobre nuestras cabezas, recitamos todos al unísono la «Oración al Espíritu de la Montaña»la Paganidad inmortal (2) subsumida -y asumida- en un Cristianismo primordial y solar, que nada tiene que ver con la herejía anticrística y contra-tradicional que emana de una Roma Vaticana putrefacta y satanizada hasta la médula, convertida en una casa de locos, de charlatanes de alma ennegrecida por la maldad mundialista y multicultural, de rameras, de escoria invertida y de ladrones:

ORACIÓN AL ESPÍRITU DE LA MONTAÑA

Oh viejo y sabio, yo te invoco.Tú que desde la cumbre juzgas y decidesdame la seguridad de las gamuzas,de tal manera que, incluso en los senderos más impracticables,mi paso sea firme.Tú que hablas a través del trueno,haz que mi alma sea siempre pura,como la lluvia que baña tus laderas.

Oh Altísimo, tú que decides el tiempo,

haz que me haga viejo felizmente,sin arrepentimientos,

por no haber hecho o no haber vivido.

Tú que nos das el Sol,

haz que mi sendero esté siempre iluminado por la virtud,dame el coraje del lobo, para afrontar las sombras de mis miedos.Haz que pueda cada día caminar con la cabeza alta,como su majestad el ciervo.Cuando caeré y los acontecimientos me arrastrarán,te ruego, dame la fuerza del oso,para que pueda superar cada obstáculo en mi camino.Haz que pueda ser siempre libre, como el vuelo del águila.

Dios de la Montaña cuando alcanzaré tu cumbre, en tu presencia,

haz que pueda mirar hacia abajo con gratitud,por haber afrontado la ascensión en la manera más digna,

con el corazón de quién es justo.

Por todo esto gracias mi Señor.

FUERZA, HONOR Y TRADICIÓN   ¡¡¡SALVE ET VICTORIA!!!

Después de la cena, agradables conversaciones, cánticos, buena música identitaria, risas, cachondeo a raudales, mofándonos de toda la mierda y basura que domina este mundo crepuscular que camina resueltamente hacia su ocaso. Al día siguiente, levantados a las 04:30 horas, rumbo hacia la cima del Taga, coronado por una gran Cruz de Hierro a 2.040 metros de altitud. Ya de regreso al refugio y todavía de noche, recogida y zafarrancho de combate para dejarlo todo limpio y en orden. Ya de vuelta a Barcelona y en una localidad de dicha ciudad, comida de camaradería y hermandad para celebrar la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo; el Aplech de Pascua fue un éxito total en cuanto a asistencia, comparecencia y cohesión, como decía el Capitán de la Guardia de Hierro, verdadero Mártir del Genio europeo: «NO NOS HABÍAMOS REUNIDO PORQUE PENSÁRAMOS DE LA MISMA MANERA, SINO PORQUE SENTÍAMOS DE LA MISMA MANERA; NO TENÍAMOS EL MISMO MODO DE PENSAR, SINO LA MISMA ESTRUCTURA ESPIRITUAL. NO TENÍAMOS NI DINERO, NI PROGRAMA, TENÍAMOS EN CAMBIO, A DIOS EN EL ALMA, Y ÉL NOS INSPIRABA LA FUERZA INVENCIBLE DE LA FE» (C.Z. Codreanu).

Guardia de Hierro (Rumania) - Wikipedia, la enciclopedia libre

Iohannes Mons Christus

NOTAS:

1.-Evidentemente Juan García Atienza confundía lo que fue la «revelación primordial» de los orígenes de la humanidad (la Edad de Oro, la Edad del Ser y de la Verdad), con una pseudo-religiosidad de corte meramente naturalista y vacía de auténtica espiritualidad, tal como la entienden, dicho sea de paso, tanto un grotesco paganismo presuntamente «identitario», como cualquier basura alumbrada por la contra-tradicional y demoníaca «Nueva Era».

2.-El término pagano proviene realmente del latín pagānus, que significa “aldeano”término entonces despectivo con que los cristianos calificaban a los practicantes de los viejos cultos pre-cristianos, casi como sinónimo de «ignorantes»; mutatis mutandis hoy es cuando es más preciso reivindicar «una política de aldea» -como textualmente reivindicaba la Falange en los años 30 del siglo pasado-, ello frente a las horrorosas y desalmadas urbes plutocráticas y frente al satanismo tecnocrático y ultra-liberal, con su odio característico y generalizado hacia el mundo del Agro y su alergia a lo verde, hacia las Leyes de la Naturaleza y del Cosmos en definitiva… 



SAN CARLOMAGNO
abril 20, 2024, 11:21 am
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SAN CARLOMAGNO

                                               Imperator Romanorum

   Para los historicistas modernos la etapa conocida como Edad Media, en términos convencionales, tuvo un milenio de duración; concretamente entre la caída del Imperio Romano de Occidente (476) y la caída del Imperio Romano de Oriente (1453), pero habría que matizar ambas fechas. Partiendo de la cosmovisión tradicional y desde la doctrina sapiencial del mundo y de la existencia, para nosotros la verdadera ecúmene medieval tuvo lugar entre el áureo reinado de San Carlomagno y el triunfo definitivo del güelfismo en el Siglo XIV que abriría las puertas del luciferismo humanista y de la superstición progresista moderna; esto último fue el principio de la ruptura de Occidente con la Tradición Primordial. Así pues, el Medievo fue para nosotros el verdadero RENACIMIENTO, y no lo que vino después del derrumbe de esa verdadera «Edad del Centro» que fue el Medievo; una verdadera Revolución Tradicional instauradora de un nuevo Ciclo Heroico en Occidente. El 25 de diciembre del año 800 San Carlomagno fue coronado Emperador de Occidente por el Papa León III en la Basílica de San Pedro, naciendo el Sacro Imperio Romano. En la misma fecha en que la antigua paganidad romana celebraba el Dies Natalis Solis Invictus, en la misma fecha del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, Sol de Justicia y Héroe Universal de todos los Ciclos Humanos, el Imperio Romano de Occidente era Restauratio y Continuatio, ello a través de la extraordinaria figura legendaria, mítica y metahistórica de ese gran Santo y Emperador Sagrado amante de las reliquias -de las que le gustaba portar y rodearse desde muy pequeño-, y cuya festividad tradicionalmente se celebraba el 28 de Enero, fecha de su muerte. El Emperador Carlomagno fue canonizado en Aquisgrán por el arzobispo de Colonia en el año 1165, y aunque su nombre no aparezca en el Martirologio Romano, desde el año 1176 se tolera su veneración como Beato; finalmente el Papa Benedicto XIV aprobó su culto en el siglo XVIII, refiriéndose a él con el título de Beato… Todos sabemos la aversión y repugnancia que el güelfismo vaticanista, sobre todo desde el triunfo de la subversión humanista y de la aberración democrático-progresista en el seno de la Catolicidad, ha sentido y siente por los Santos Guerreros y por los Emperadores y Reyes sagrados, por todo lo que simbolice virilidad, combate y espíritu de lucha y de conquista; con razón el gran pensador rumano Vintila Horia dijo en su día que, desde los Siglos XIV-XV el verdadero Cristianismo poco a poco ha ido siendo sustituido por el demoníaco Humanismo (y de ahí a la actual inmundicia tiránica postmoderna y transhumanista sólo había un paso). Hoy nos encontramos en una nueva época de caos, de absoluto hundimiento, de derrumbe, de descomposición a todos los niveles parecidos a los tiempos oscuros que siguieron al hundimiento del Imperio Romano de Occidente en el Siglo V, volveremos a las catacumbas como los primeros cristianos en medio de un mundo enloquecido presa de la barbarie homicida y la demencia titánica y telúrico-demoníaca, pero algún día ese Imperio Sagrado volverá a ser restaurado por el Rey que vendrá, el Rey Sagrado y Universal del que el gran San Carlomagno fue uno de sus más dignos precursores o avatares. La Cueva o la Catacumba como lugar de ocultamiento y de resistencia, sí, pero también de resurrección, de renacimiento espiritual: «Por ti serán reedificadas las antiguas ruinas, tú levantarás los fundamentos de las generaciones pasadas, se te nombrará reparador de brechas y restaurador de los caminos y calles para habitar» (Isaías 58:12).

Monograma de Carlomagno:

Joan Montcau



El porqué del título «Evola frente al fatalismo»
abril 6, 2024, 9:22 am
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Montaraces! En enero de 2021 presentamos con Eduard Alcántara su libro «Evola frente al fatalismo». Un libro publicado por EAS en la que se recogen artículos escritos por el autor.

En este extracto Eduard nos explica por qué él escoge a Julius Evola entre todos los exponentes de la Tradición perenne a la hora de afrontar el mundo ¿Te lo vas a perder? ¡Os esperamos en nuestra hoguera virtual.

Acción Literaria Dünedain Cultura Tradición Verdad Video completo https://youtu.be/ynu89em74-U

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ARQUITECTURA SAGRADA EN LA «ERA DE FRANCO»
marzo 25, 2024, 12:12 pm
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                 ARQUITECTURA SAGRADA EN LA «ERA DE FRANCO»

«La arquitectura es una música de piedras y la música una arquitectura de sonidos».

Beethoven

«Cuanto más elevado es el edificio, más profundamente debe sentar las bases».

Thomás de Kempis

«No es el estilo lo que hay que admirar, sino el resultado final».

Antoni Gaudí

   De toda aquella gigantesca Obra de Estado de cuatro décadas que fue el Estado del 18 de Julio, o la «Era de Franco» (1)tal como muy acertadamente la denominó el historiador y economista ex-comunista Ramón Tamames -dándole a tal período de la Historia de España un carácter -sin él quererlo seguramente-, mítico y metahistórico (como dice el Evangelio: «pues los hijos de este mundo son en su generación más sagaces que los hijos de luz» (San Lucas 16:8)-, hubo infinidad de construcciones sagradas, no sólo de ámbito puramente religioso, sino también de marcado carácter metafísico. Aquí nos centraremos fundamentalmente en dos, -aunque hubo muchas más-: la Basílica del Valle de los Caídos, en Cuelgamuros, y el Templo-santuario del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles, ambos en el municipio de Madrid. La herencia simbólica que Franco quiso dejar para la posteridad y la historia de nuestra Patria, quedó bien patente sobre todo en estas dos grandes obras monumentales y arquitectónicas; ambas construcciones sagradas levantadas en cimas de montaña o cerros, emergen «de la marea del mundo como la Roca de la Salvación o el Monte Ararat en el que descansa el Arca de Noé, donde no llegan las aguas del Diluvio (Universal) que barre la maldad del mundo. Franco cree que la España cristiana se ha salvado gracias a una Cruzada en que derrotó la amenaza del laicismo masónico y el ateísmo soviético» (2). Dos Axis Mundi levantados en medio de un caótico y disoluto mundo arrasado por la revolución totalitaria anticrística del democratismo infrahumano -burgués/liberal o marxista-, del cientifismo, del progresismo, del materialismo más absoluto, etc., todos ellos anti-míticos por definición y vencidos -en el caso de España-, temporalmente, en la Cruzada de 1936-39. Aunque ambos complejos arquitectónicos fueran inaugurados ya inmersos en el denominado «segundo franquismo» (1959 y 1965 respectivamente)es decir ya en el ocaso del Estado del Movimiento Nacional, lo cierto es que su construcción se inició casi en los orígenes del Estado del 18 de Julio tras la Victoria sagrada de 1939, y tanto desde el punto de vista cosmovisional, simbólico, como del estilo constructivo, pertenecen íntegramente al denominado «primer franquismo», a la España de la Cruzada dominada por los arquetipos metapolíticos del Guerrero y del Misionero -ambos estaban ya en germen durante la Cruzada, dos figuras heroicas y radicalmente antimodernas en la cosmogonía mito-poética legendaria y tradicional-; período que abarca, en líneas generales, la etapa de 1936-59; es decir, del franquismo en su «fase alta» como diría el historiador Stanley G. Payne (3). 

   Decía René Guénon al respecto del simbolismo sapiencial y metafísico tanto de la Montaña como de la Caverna que, «existe, pues, una relación estrecha entre la Montaña y la Caverna, en cuanto una y otra se toman como símbolos de los centros espirituales, como lo son también, por razones evidentes, todos los símbolos, “axiales” o “polares”, de los cuales uno de los principales es precisamente la Montaña. Recordaremos que, a este respecto, la Caverna debe considerarse situada bajo la Montaña o en su interior, de modo de encontrarse igualmente sobre el eje, lo que refuerza aún el vínculo existente entre ambos símbolos, en cierto modo complementarios entre sí» (4). Ya comentamos en anteriores entregas sobre el alto simbolismo de ambos Axis Mundi desde el punto de vista de la ciencia sagrada;todas las montañas en mayor o menor medida son una imagen del CENTRO DEL MUNDO (simbolismos de Verticalidad, Orden, Jerarquía, Totalidad, Ascensión, Permanencia, Solidez, Fortaleza, Estabilidad, Pureza). Nos dice A. Bernard en su extraordinario libro Teología Simbólica“Las etapas de la vida de Cristo pueden ser ritmadas por ascensiones. La primera ascensión conduce a la Colina de las Bienaventuranzas, donde enseña el maestro de la sabiduría, cuya gloria interior se manifestará especialmente en la transfiguración sobre el Monte Tabor; la segunda, más dramática, se cumple sobre el Calvario; la tercera, finalmente, en el Monte de los Olivos, testimonia el triunfo de Jesús: él asciende al Cielo justamente en el lugar donde fue aplastado durante su agonía; y de ahí partirán los hombres de Galilea para cumplir su Misión Universal”. A éstos hay que agregar el Monte de la Tentación, la Montaña del Milagro de la multiplicación de los panes, la Montaña del Gólgota, y finalmente, la montaña escatológica del Paraíso a la que se refiere el Apocalipsis. En última instancia, para el cristianismo, la Montaña Santa que lleva a cumplimiento todo Monte Santo es Cristo mismo». Así pues, estamos ante dos «Símbolos Fundamentales de la Tradición Primordial y de la Ciencia Sagrada»: La Montaña y la Cueva. AXIS MUNDI (Eje del Mundo) y RECEPTÁCULO DE LA TRADICIÓN, simbolizando esto último a la Cueva, lugar de nacimiento de los Héroes divinos y solares en las cosmogonías tradicionales (Cristo, Mitra, Horus, Attis, Dionisio, Orfeo, Krishna); también la Cueva de las iniciaciones prehistóricas y de las sociedades de cazadores, verdaderos centros sagrados de las Männerbünde. La cueva o caverna al igual que la montaña, es un arquetipo universal directamente relacionado con un Nuevo Nacimiento (o “Renacimiento”), el nacimiento espiritual aparte del puramente físico y corpóreo. El mismo altar de los templos e Iglesias cristianas simboliza también a la cueva o derivaciones de la misma: gruta, catacumba o cripta. Recapitulando, el esquema MONTAÑA-CUEVA-TEMPLO es soberbiamente representado en ambos conjuntos monumentales y arquitectónicos como iremos viendo. Se podrá observar, según el mismo esquema, que, si la montaña se reemplaza por la pirámide, la cámara interior de ésta es el equivalente exacto de la caverna. Hay que decir, que el proyecto original del Valle de los Caídos, recién finalizada la Cruzada, era la construcción de una gigantesca pirámide, cuyo proyecto prototípico originario apareció muy detallado en la revista falangista Vértice en 1940 (aunque el mismo empezó a tejerse en 1936-37, en plena Cruzada Nacional de Liberación pues); finalmente Franco rechazó dicho proyecto optando por otro proyecto alternativo donde también se cumplía idénticamente el mismo esquema trifuncional, sería su Gran Obra hermética; el monumento en su totalidad era una emanación de la cosmovisión mística y de la concepción de un catolicismo totalista, viril y ascético-guerrero de Franco. Fue deseo de Franco el de perforar la montaña para crear una cripta subterránea en ambos monumentos impresionantes. Decía René Guénon que el centro espiritual primordial de la humanidad en la Edad de Oro estaba, simbólicamente, en la cúspide de la montaña. Pero este centro espiritual se trasladó al interior de la gruta cuando el conocimiento sagrado y sapiencial se convirtió en oculto tras la Caída (nacimiento de la «caverna iniciática»), ello tras la pérdida del Centro y del Origen a medida que se iba produciendo el descenso cíclico, la involución; la Historia de la Humanidad como vemos, no es la historia de un «progreso» tal como afirma la subversión democrática y el enloquecido totalitarismo postmoderno y transhumanista, sino de una degeneración progresiva y cada vez más creciente; de unos orígenes suprahumanos y divinos poco a poco hemos ido degenerando hasta llegar a un oscuro final caracterizado por la semianimalidad y la infrahumanidad -los tiempos actuales-.

   La Basílica del Valle de los Caídos, su construcción en concreto se inició oficialmente el 1º de Abril de 1940, I Aniversario de la Victoria, y su inauguración oficial fue el 1º de Abril de 1959, en el XX Aniversario de la Victoria (y que a partir de entonces empezaría el ocaso de la misma…); un monumento impresionante construido en menos de 20 años y que llegaría a fascinar al gran Arno Breker, que la consideró como la última gran obra arquitectónica de la cultura occidental. Hay que decir que el inicio y gran parte de la construcción de ambos monumentos arquitectónicos, España estaba aislada internacionalmente y sometida a un brutal bloqueo -comercial, económico, diplomático, etc.- por parte de las genocidas potencias vencedoras de la II Guerra Mundial, además de sufrir en suelo patrio el constante acoso por parte del criminal terrorismo anarco-comunista apoyado por las mismas. En el caso del Valle de los Caídos, se dan multitud de datos curiosos que vale la pena de reseñar y que nos lleva a la conclusión de que Franco tenía algunas nociones sobre arquitectura sagrada (5); dónde y cómo adquirió las mismas ya es harina de otro costal, pero lo que está claro, como dijo hace unos años el escritor Ernesto Milá, «decididamente la historia oculta de Franco aún está por escribir…» Franco fue el que eligió el lugar exacto donde se edificaría su Templo-Santuario-Ciudad de los Muertos, eligió un cerro pétreo con cierto aspecto piramidal que fue lo que le atrajo al parecer; supervisó constantemente sus obras a lo largo de los casi 20 años de duración, dando multitud de consejos y correcciones a sus constructores, la cruz del Altar Mayor fue tallada con madera de un árbol que el mismo Franco taló en los bosques de Segovia (en otra versión dicen que estuvo presente en la tala y que él fue el que eligió el árbol); el árbol precisamente era un enebro, un tipo de árbol que en el mundo indoeuropeo era muy reverenciado y considerado como ahuyentador de los malos espíritus y de las malas energías; Franco calculó el peso que debería soportar la inmensa y gigantesca cruz de más de 150 metros de altitud, la más alta del mundo aún a día de hoy (algo esto último que odian al unísono tanto el mundo plutocrático sionista como la herejía protestante, por ya no hablar del pseudo-catolicismo moderno y post-conciliar, netamente contra-tradicional y subversivo). El Templo excavado en el interior de la montaña y en cuyo Altar Mayor reposaron los restos mortales del Caudillo y del Fundador de la Falange durante varias décadas -así como los de varios miles de combatientes de ambos bandos caídos durante la Cruzada-, nos hacen remontar a otro viejo mito tradicional y aristocrático-solar, muy común en todo el mundo indoeuropeo, el mito del «Rey Perdido»o del «Emperador dormido en el seno de una montaña»(6)… La cripta del Valle de los Caídos está orientada hacia El Escorial y simétricamente separada de él por la cima del Monte Abantos, una montaña considerada sagrada por los antiguos pueblos celtíberos; es decir, trazando una línea recta desde la Cripta del Valle de los Caídos al Monasterio de San Lorenzo del Escorial, pese a lo abrupto y montañoso de la zona, prácticamente el centro mismo de dicha línea pasa por la cima del Monte Abantos (7). El Altar Mayor de la cripta y la gran cúpula, es circular; la mesa del altar está en el centro del círculo como si fuera la Capilla del Santo Grial. En el simbolismo tradicional el Círculo es el símbolo del Macrocosmos y el Cuadrado el símbolo del Microcosmos, el conjunto hace alusión al Centro Manifestado, al Principio Supremo. El Altar Mayor se encuentra justo debajo de la inmensa Cruz que corona la montaña granítica de aspecto piramidal, el Corazón de la Montaña, una alusión también alegórica y  simbólica al Sagrado Corazón de Jesús que, en forma de Pantocrator, preside la bella cúpula sobre fondo dorado, Cristo Todopoderoso, Rey de Reyes, Señor de Señores y Juez Supremo, en majestad, con el Libro de la Vida en el que aparece inscrita la frase “Ego sum lux mundi” (“Yo soy la luz del mundo”); Ángeles, Apóstoles, Santos, Mártires y Cruzados yendo hacia Él, prácticamente en severa formación militar procesionando hacia la Gloria; a los lados del grupo de la Asunción de Santa María Virgen están los Caídos civiles y religiosos, y los Caídos militares en la Santa Cruzada de 1936-39. Las varias capillas que hay a lo largo del túnel consagradas a diversas vírgenes patrias, las estatuas de arcángeles con espadas y con lanzas, las impresionantes estatuas de los 4 Evangelistas rodeando la Santa Cruz (8); los tapices que recrean escenas correlativas al Apocalipsis de San Juan -el discípulo predilecto de Franco-, en los espacios entre las capillas laterales de la nave central de la Cripta. En definitiva, una auténtica joya constructiva -simbólica, espiritual, metafísica, artística, etc.- sometida y asediada por el odio criminal y la barbarie totalitaria liberal-plutocrática, y que hoy se enfrenta a un futuro incierto frente a la postmoderna tiranía del «pensamiento único» y de la maldita desmemoria histérica de la subversión progresista; como decía el escritor argentino Jorge Ferro, “el lenguaje (en este caso sería su manipulación) es un inapreciable instrumento de penetración y de dominio. Es la savia misma de la vida social y cultural. Quien imponga un determinado lenguaje impondrá junto con éste un modo de entender la realidad, una cosmovisión subyacente, valores morales, culturales y políticos, pautas de conducta”.  

   En cuanto al Santuario del Cerro de los Ángeles -el otro Axis Mundi-, inicialmente su construcción se inició a principios del siglo XX, ello sobre un cerro situado a 700 metros de altitud sobre el nivel del mar y en plena naturaleza. El monumento originario se inauguró en 1919 y el 30 de Mayo de dicho año, el nefasto, vago y cobarde monarca liberal Alfonso XIII consagró a España al Sagrado Corazón de Jesús (para luego huir de nuestra Patria apresuradamente como una rata de alcantarilla en 1931, entregándola a la demencia y la vileza genocida de una República masónica y demoníaca que ni siquiera había ganado unas simples elecciones municipales); después de 6 años de inaudito salvajismo totalitario y de barbarie demoliberal y demomarxista, ya en plena Cruzada de Liberación Nacional, el sagrado monumento fue profanado por la chusma anarco-marxista: la gigantesca estatua de Nuestro Señor Jesucristo fue fusilada por aquella escoria infrahumana (aunque ni una sola bala impactó en el relieve del Sagrado Corazón), todo el conjunto monumental fue dinamitado y derruido por los sindiós; pero el crimen satánico de la Antiespaña no se quedaría ahí, la parodia diabólica fue tal que llegarían a rebautizar la zona como «El Cerro Rojo». Finalizada la Santa Cruzada con la aplastante Victoria de las fuerzas nacionales, Franco decidió no ya reconstruir el monumento originario como haría con tantísimos otros monumentos o centros sagrados destruidos y profanados por la chusma, sino construir uno nuevo que, aunque fuera una réplica hasta cierto punto del anterior, sería de mucho mayor tamaño, y donde también se volvería a cumplir el mismo esquema trifuncional y paradigmático del Valle de los Caídos –Montaña, Cripta, Templo-; empezó a edificarse en el año 1944, el monumento nos muestra a un Cristo triunfante y victorioso con los brazos abiertos invitando a todos los hombres de ir hacia Él, rematado con la leyenda REINO EN ESPAÑA. Como dato curioso, decir que Franco ordenó levantar el nuevo monumento-santuario en el mismo lugar del originario -según dicen es el centro exacto de la Península Ibérica, otro Centro o Corazón del Mundo-, y para ello hizo trasladar varios metros más allá las ruinas que quedaron del antiguo para despejar el solar de cara a la nueva edificación, ello como el recuerdo y como el testimonio de los restos de aquella guerra mítica y legendaria contra Bestia Anticrística perpetrada en suelo patrio entre 1936 y 1939; como un eco lejano illud tempus de aquella metahistórica batalla entre ángeles y demonios; la «estética de las ruinas», ellas hacen que uno piense en el pasado -más o menos reciente, pero imperecedero-, convirtiéndose casi en un misterio sagrado puesto que, momentáneamente, mediante su observación y análisis introspectivo, uno se traslada al mismo, casi viviendo en él; por otro lado las ruinas finalmente acaban interactuando con la naturaleza hasta casi ser absorbidas por ella: «la fuerza de las ruinas debería superar las generaciones, y mostrar, indestructibles, que el imperio, si bien decadente, impondría su marca en el futuro a través del espíritu de lo que fuera su grandeza» (Myriam Mahiques).

   La imagen del Sagrado Corazón de Jesús, de más de 11 metros de altitud, de su pedestal, de 26 metros de longitud, junto con los impresionantes grupos escultóricos de la base (9), se inauguraron el 25 de Junio de 1965. El 30 de Mayo de 1969 el Caudillo Francisco Franco, volvió a consagrar a España al Sagrado Corazón de Jesús, casi en el XXX Aniversario de la Victoria en la Cruzada y en el L Aniversario de la primera consagración; diez años después, en 1975, curiosamente el último año de la «Era de Franco», se inaugurada un nuevo elemento inexistente en el monumento originario: LA CRIPTA. Ambos conjuntos monumentales y sagrados, como hemos visto, son un canto a un Catolicismo Militante, Misional, de Cruzada, combativo, ascético-viril; un Catolicismo antitético y que se oponía diametralmente, en definitiva, ya no solo a los pseudo-valores del mundo democrático y progresista, sino también a la parodia caricaturesca que surgió tras el nefasto Concilio Vaticano II y que precisamente finalizó también en 1965; el alumbramiento de un pseudo-catolicismo afeminado, de marcada tendencia humanitario-pacifista y ginecocrática, y esencialmente anti-viril, anti-sapiencial, muy en consonancia con la actual tiranía mundialista, ecologeta y multikultureta (no había que perder el «tren de la Historia», decían los majaderos en los años 60): la Contra-Iglesia de Judas. Aunque hay que reconocer, que realmente los prolegómenos del CVII comenzaron realmente con la derrota de Europa de 1945 y tras el triunfo de los totalitarismos anglosionista y marxista, dos cosmovisiones netamente antisacrales, demoníacas y totalmente anti y contratradicionales; de la fusión de lo peor de ambos sistemas diabólicos tras el desplome del bloque soviético, surgió el actual Nuevo Orden Mundial, el actual mundialismo totalitario y global: el Reino del Anticristo. 1945 no sólo fue el final de «la era europea» (Pío Moa), sino también el inicio de la fase más oscura y destructiva del Kali-Yuga o Edad de Hierro, el «final de los tiempos» profetizados en el Evangelio. Los ideales metapolíticos de la Cruzada y de la Victoria simbolizados en la fecha mágica y sagrada del 18 de Julio y en la figura mítica y metahistórica del Caudillo, un verdadero Hombre de la Tradición, fueron los que alumbraron auténticas maravillas como las que acabamos de relatar y de desglosar ligeramente, pero también fueron la completa antítesis y negación del mundo decadente y en acelerada descomposición en el que hoy estamos inmersos (10). Si para los Hombres de la Tradición la catástrofe de 1945 supuso entrar en la fase más oscura y sombría de la Edad de Hierro -la Tierra Baldía-, para la Subversión es precisamente ahí cuando comienza su «Era de la Luz»… (11)

   Para finalizar, un recuerdo y oraciones para los 5 mártires y héroes que el 25 de Julio de 1936, a los pocos días de iniciarse la Cruzada, fueron salvajemente asesinados por las hordas rojas por intentar proteger el monumento originario. 30 miembros de las Compañías de Obreros de San José y del Sagrado Corazón de Jesús acudieron al Cerro de los Ángeles a una vigilia de Adoración Nocturna. Al terminar la misa, ya de madrugada, la mayoría de los congregantes volvieron a Madrid, a excepción de los cinco camaradas martirizados a posteriori, un símbolo y una metáfora de las 5 Llagas de Nuestro Señor Jesucristo durante la Pasión:

-Pedro-Justo Dorado Dellmans, de 31 años: ¡¡¡PRESENTE!!!

-Fidel Barrios Muñoz, de 21 años: ¡¡¡PRESENTE!!!

-Elías Requejo Sorondo, de 19 años: ¡¡¡PRESENTE!!!

-Blas Ciarreta Ibarrondo, de 40 años: ¡¡¡PRESENTE!!!

-Vicente de Pablo García, de 19 años de edad: ¡¡¡PRESENTE!!!

                 …Y SIN EMBARGO ¡¡¡TRIUNFASTEIS!!! 

   Los cinco se quedaron en el Cerro de los Ángeles para proteger el monumento. Los habitantes de una finca cercana (las «chivatas de balcón» de la época, retrotrayéndonos ya a tiempos canallescos muy recientes…), les denunciaron al verlos rezar el Santo Rosario y bendecir la mesa antes de comer. El 23 de julio fueron salvajemente asesinados por milicianos rojos. En el momento de su asesinato los cinco miraban al monumento, y su último aliento fue para gritar un «Viva Cristo Rey», antes de que sus cadáveres se desplomasen en la tierra sagrada del Cerro, donde fueron abandonados un día entero como si fueran alimañas. Hoy los restos de aquellos Cinco Mártires y Héroes descansan en el interior de la Iglesia situada bajo el nuevo monumento creado por el Caudillo.

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

Ioannes Mons Christus

NOTAS:

1.- «La República; la Era de Franco». Ramón Tamames, Editorial Alianza Universidad 1973.

2.- «La Vida Secreta de Franco»,David Zurdo y Ángel Gutiérrez, editorial Edaf, 2005. Un poco más adelante los autores de este interesante libro manifiestan que «la idea de una España que resurge de sus cenizas salvando el feroz acoso de sus enemigos se asocia, en el mural de Franco (como) Cruzado, con la imagen de Santiago luchando al lado de los españoles cristianos. Santiago aparece así, detrás de Franco, tal como se le representa luchando en la batalla de Clavijo: sobre un caballo blanco, la espada en su puño y la bandera blanca con una cruz roja, la «Cruz de Santiago». En esta famosa batalla las fuerzas cristianas de Ramiro I de Asturias se enfrentaron a las musulmanas, acaudilladas por Abderramán II. Los musulmanes tenían clara ventaja numérica, pero, en el momento decisivo de la batalla, apareció el Apóstol empuñando su espada y arremetiendo contra los moros, lo que decantó la victoria hacia el ejército cristiano. De igual forma que Franco acudía a esta mítica aparición en los tiempos de la dominación musulmana, los hombres medievales que forjaron la leyenda de Santiago luchando en la batalla de Clavijo recogían ya una imagen muy anterior… Esta imagen procedía de los tiempos en que los primeros cristianos eran asimismo perseguidos, y estaba presente en el libro que cierra la Biblia: el Apocalipsis de San Juan. Este es un texto en el que los acosados cristianos se les promete la esperanza de una salvación cercana, tras la batalla celeste que derrotará a las fuerzas demoníacas». En la finalización del capítulo –«Franco y Santiago Apóstol»-, curiosamente los autores del libro comparan la mítica aparición de Santiago Apóstol en la Batalla de Clavijo -bellamente representada en el Mural de la Exaltación de Franco como Caudillo de la Cruzada, obra del pintor boliviano «Kemer» en 1948, hoy en el Archivo Militar de Ávila-, con la figura de un Mago Gandalf resplandeciente de la monumental obra de JRR Tolkien «El Señor de los Anillos», una manifestación -en forma de brillante obra literaria-, en pleno Siglo XX, de la eterna, mítica y metahistórica lucha entre los Ejércitos de la Luz y los Ejércitos de las Tinieblas.

3.- «El Régimen de Franco, 1936-1975», Stanley G. Payne, Editorial: Alianza, Madrid, 1987.

4.- «La Montaña y la Caverna», René Guénon, Estudios Tradicionales, enero de 1938. A continuación, reproducimos una parte de este interesante artículo que fue introducido en el libro recopilatorio «Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada», del mismo autor:

   «Existe, pues, una relación estrecha entre la montaña y la caverna, en cuanto una y otra se toman como símbolos de los centros espirituales, como lo son también, por razones evidentes, todos los símbolos, “axiales” o “polares”, de los cuales uno de los principales es precisamente la montaña. Recordaremos que, a este respecto, la caverna debe considerarse situada bajo la montaña o en su interior, de modo de encontrarse igualmente sobre el eje, lo que refuerza aún el vínculo existente entre ambos símbolos, en cierto modo complementarios entre sí. Es preciso, empero, advertir también, para “situarlos” exactamente uno respecto del otro, que la montaña tiene carácter más “primordial” que la caverna: ello resulta del hecho de que es visible en el exterior, de que es inclusive, podría decirse, el más visible de todos los lugares, mientras que, al contrario, la caverna es, según lo hemos dicho, un lugar esencialmente oculto y cerrado. Puede fácilmente deducirse que la representación del centro primordial por la montaña corresponde propiamente al período originario de la humanidad terrestre, durante el cual la verdad era íntegramente accesible a todos (de donde el nombre de Satya-Yuga [‘período de la verdad’], y la cúspide de la montaña es entonces el Satya-Loka o ‘lugar de la verdad’); pero, cuando a consecuencia de la marcha descendente del ciclo esa verdad no estuvo ya sino al alcance de una minoría más o menos restringida (lo que coincide con los comienzos de la iniciación entendida en su sentido más estricto) y se hizo oculta para la mayoría de los hombres, la caverna fue un símbolo más apropiado para el centro espiritual y, por consiguiente, para los santuarios iniciáticos que son su imagen. Por tal cambio, el centro, podría decirse, no abandonó la montaña, sino que se retiró solamente de la cúspide al interior; por otra parte, ese mismo cambio es en cierto modo una “inversión” por la cual, según lo hemos explicado en otro lugar, el “mundo celeste” (al cual se refiere la elevación de la montaña por sobre la superficie terrestre) se convirtió en cierto sentido en el “mundo subterráneo” (aunque en realidad no sea él el que cambió, sino las condiciones del mundo exterior, y por lo tanto su relación con éste); y esa “inversión” se encuentra figurada por los esquemas respectivos de la montaña y la caverna, que expresan a la vez su mutua complementariedad. Según hemos señalado anteriormente, el esquema de la montaña, al igual que el de la pirámide o el del montículo, sus equivalentes, es un triángulo con el vértice hacia arriba; el de la caverna, al contrario, es un triángulo con el vértice hacia abajo, y por ende invertido con respecto a aquél. Este triángulo invertido es igualmente el esquema del corazón, y el de la copa, que está generalmente asimilada a aquél en el simbolismo, según lo hemos mostrado particularmente en lo que concierne al Santo Graal. Agreguemos que estos últimos símbolos y sus similares, desde un punto de vista más general, se refieren al principio pasivo o femenino de la manifestación universal, o a alguno de los aspectos de él, mientras que los símbolos esquematizados por el triángulo con el vértice hacia arriba se refieren al principio activo o masculino; se trata, pues, de una verdadera complementariedad. Por otra parte, si se disponen ambos triángulos uno debajo del otro, lo que corresponde a la situación de la caverna bajo la montaña, se ve que el segundo puede considerarse como el reflejo del primero; y esta idea de reflejo conviene muy bien a la relación de un símbolo derivado con respecto al símbolo principal, según lo que acabamos de decir acerca de la relación entre la montaña y la caverna en cuanto representaciones sucesivas del centro espiritual en las diferentes fases del desarrollo cíclico.

5– Laconstrucción de la Academia General Militar de Zaragoza se hizo en un tiempo récord y de la que Franco sería su primer Director General entre 1928 y 1931; Franco supervisó personalmente la construcción de dicho edificio de principio a fin, y parece ser que también participó en la confección de los planos del mismo. Muy interesante el libro de José Antonio Vaca de Osma donde se hace alusión a este tema: «La larga guerra de Francisco Franco», Ediciones Rialp, 1991.

6.- «El tema del “Rey Perdido” alude a reyes históricos que la crónica ha revestido de contenidos míticos; por el contrario, el tema del “Rey del Mundo” pertenece exclusivamente al universo mítico. Cuando un rey histórico no muere, sino que desaparece, oculto en una cueva, en una montaña o en una isla, es que ha pasado al dominio del Rey del Mundo, ha establecido contacto con él y ha tenido acceso a ese reino latente que está oculto por culpa de la degeneración del mundo. En todas las tradiciones el “Rey Perdido”, al desaparecer y entrar en contacto con el “Rey del Mundo”, legitima su poder y alcanza un rango divino. Ahora bien, esa situación no durará siempre. Finalizado el ciclo, la espada vengadora del “Rey Perdido” se manifestará de nuevo y, gracias al poder de su brazo, el mundo quedará renovado, habitualmente tras una gran batalla» (Ernesto Milá, «El Rey Perdido, un Mito Europeo», Info/krisis 2020). En la España contemporánea nos encontraríamos con dos derivaciones, dos avatares de dicho mito ancestral: José Antonio y Francisco Franco, el Fundador de la Falange y el Caudillo de España; uno y otro abrieron y cerraron un Ciclo Heroico de la mejor Historia de España en pleno siglo XX (en la misma fecha además, que se convertiría en mítica, un 20 de Noviembre), de ahí el rencor y el odio satánico hacia estas dos figuras egregias de nuestra sagrada Patria, ello hasta el punto de profanar vergonzosa y cobardemente sus tumbas por parte de la chusma democrática, pero también del silencio cómplice, canalla, miserable y pérfido de la Contra-iglesia postconciliar dominada hoy por las tenebrosas hordas de GOG y MAGOG (no es casualidad que el Papa actual se llame Ber-GOG-lio): «Existe una Iglesia Secreta, o Invisible, y una Iglesia Exterior, o Visible. La primera (ligada con San Juan Evangelista y Santiago el Mayor, los «Hijos del Trueno») permanecerá hasta la Segunda Venida de Cristo, hasta el “fin de los tiempos”: «Si yo quiero que él [Juan, el discípulo amado] permanezca hasta mi venida, ¿a ti [en referencia a Pedro, ligado con la Iglesia Exterior] que te importa? Tú sígueme» (Juan 21, 20-23)» (Francisco Ariza). A pesar de la subversión post-conciliar y de la putrefacción mundialista y postmoderna de la Iglesia romana, la verdadera Iglesia, aunque oculta para la gran mayoría, permanece y vencerá al final de los tiempos. Concluye Milá en el citado artículo: «El mito del Rey del Mundo, las leyendas de los reyes perdidos y de los monarcas que aguardan la batalla final rodeados de sus fieles guerreros, pertenece a nuestro pasado ancestral. Es una parte de nosotros mismos, algo que debemos conocer y encuadrar en un universo simbólico y mítico, hoy perdido, pero del cual no podemos prescindir si queremos conocer nuestro origen y nuestro destino».

7.- Recordemos que el Monasterio de San Lorenzo del Escorial fue obra del gran Rey Felipe II, rey muy admirado por Franco y del que se consideraba su digno continuador. Tampoco consideramos como «casual» la conexión mágica y sagrada que hay entre ambos conjuntos monumentales (el Eje El Escorial-Valle de los Caídos), ya que, según la tradición, la copa utilizada por Jesucristo durante la Última Cena -el Santo Grial-, y según la tradición oral cristiana ininterrumpida llegó a Huesca en el siglo III gracias, precisamente, a San Lorenzo, y que sería el que hoy se encuentra en la Catedral de Valencia.

8.- A la hora de tallar a San Juan Evangelista, el discípulo amado de Jesucristo, su escultor Juan de Ávalos lo creó avejentado y con una barba que disgustó al Caudillo. El Generalísimo y Caudillo imaginaba a San Juan Evangelista como aparece descrito en el Nuevo Testamento. Es decir, un joven, lozano y vigoroso, con mirada alucinada y visionaria. Rechazó de inmediato la representación decrépita del Evangelista y pidió al escultor que, además de rejuvenecerlo, lo afeitara. 

9.- Los dos grupos escultóricos de la parte delantera son repetición, aunque en distinto estilo y orden de las figuras, de los que configuraron el Monumento antiguo de 1919: la IGLESIA MILITANTE y la IGLESIA TRIUNFANTE. En el conjunto de la Iglesia Triunfante, los personajes son de carácter histórico: San Agustín, San Francisco de Asís, Santa Margarita María de Alacoque, Santa Teresa de Jesús, Santa Gertrudis y el Padre Bernardo de Hoyos, apóstol de la promesa del Reinado de Cristo Rey en España. Los dos grupos de la parte posterior representan la ESPAÑA DEFENSORA DE LA FE, encarnada en los siguientes personajes: Osio, Obispo de Córdoba, el Rey Don Pelayo, el Padre jesuita Laínez, que intervino activamente en el Concilio de Trento, Don Juan de Austria y el padre Polanco. La ESPAÑA MISIONERA está representada por las imágenes de Isabel la Católica, Cristóbal Colón, Hernán Cortés y Fray Junípero Serra.

10.- Al igual que pasó con la Catolicidad, lo mismo podríamos decir del Estado del 18 de Julio; si bien éste último sufrió un golpe certero y demoledor a raíz de las consecuencias que se derivaron del repugnante «aggiornamento» vaticanista de 1962-65, realmente su sentencia de muerte ya fue redactada 30 años antes por los vencedores de 1945. La Ley de Reforma Política que desmantelaría por completo al Movimiento Nacional y al Estado de las Leyes Fundamentales en 1976-77, sin duda tuvo su punto de origen o de partida con la derrota de Europa de 1945 y, con ella, la de todos los movimientos nacionales que pugnaron entre 1919 y 1945 a lo largo y ancho de todo el continente -con mayor o con menor acierto-, con instaurar una nueva Edad de los Héroes, un nuevo Ciclo Heroico. Lo que está claro es que con el CVII la Iglesia romana renunció por completo a tener su propia doctrina política y filosofía del Estado, rindiéndose definitivamente a la subversión modernista y democrática.

11.- Recordemos que para la Masonería moderna la «Era de la Luz» (parodia caricaturesca de la «Edad de Oro» de la Tradición primordial y sapiencial), comienza precisamente con el nacimiento de la O.N.U. a finales de 1945, y, sobre todo, con la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» de 1948.



El misterio del Grial y la tradición gibelina del Imperio (II)
marzo 17, 2024, 10:43 am
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Montaraces, comentamos  «El misterio del Grial» de Julius Evola.
Además contamos con Eduard Alcántara para discernir cuanto de bueno
nos aporta este libro técnico escrito por el maestro italiano a
finales de los años 30.

En este segundo vistazo veremos qué hubo después del grial en el mundo
de la Tradición perenne. Veremos una suerte de grupos y órdenes
iniciáticas que buscando volver a la tradición cada vez van
degenerando más hasta convertirse en una caricatura de lo que andaban
buscando.

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BARCINO IDENTIRARIO: MARCHA POR EL RÍO NOYA
marzo 9, 2024, 10:49 am
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BARCINO IDENTIRARIO: MARCHA POR EL RÍO NOYA

«El peregrino es un viajero que se interna en el laberinto para alcanzar su centro, su lugar equidistante entre la realidad interior y exterior… El esquema de la Peregrinación es el esquema del laberinto: Muerte-entrada, Purgatorio-obstáculos, Infierno-encuentro, Cielo-victoria y Renacimiento-salida».

Jesús Sastre Sevilla, «Peregrino a Finisterre»

«No se cambia sin renacer, no se renace sin morir».

Louis Charpentier, «El misterio de Compostela»

“Cada cosa, procediendo esencialmente de un principio metafísico del cual depende en toda su realidad, traduce ese principio a su manera y según su orden de existencia, en tal forma que de un orden a otro todas las cosas se encadenan y se corresponden para concurrir a la armonía universal y total, que es, en la multiplicidad de la manifestación, como un reflejo de la unidad originaria. Por ese motivo, las leyes de un dominio inferior pueden siempre ser tomadas para simbolizar las realidades de un orden superior, del cual ellas extraen su razón profunda, que es a la vez su principio y su fin”.

René Guénon

   Nueva caminata la emprendida por varios camaradas de la Hermandad Barcino/Rubricatus el pasado 27-02-2024, esta vez la ruta comienza en el Paseo Mosén Jacinto Verdaguer, un paseo construido inicialmente sobre mediados del siglo XIX y, según dicen, el paseo recto más grande de España con 1’5 km de longitud que, tras sucesivas ampliaciones, la última importante del año 1957, le han acabado dando su configuración actual; actualmente forma parte del inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Este paseo, formado por una calzada central para los peatones, es de estilo clásico, flanqueado por una línea de árboles plataneros a cada lado, que forman una especie de «túnel» verde; durante el transcurso veremos varios edificios de interés tanto a un lado como al otro de la rambla, tanto de estilo arquitectónico modernista como de tipo neoclásico. Nos dirigimos hacia el río Noya, una ruta que discurre por todo el Parque Fluvial de Igualada, dentro del denominado «anillo verde» del municipio, siguiendo el curso del citado río por Vilanova del Camí, y hasta la riera de Ódena que es su afluente, ya entre monte bajo y zonas boscosas. Una vez cruzamos a la otra orilla del río hacia Santa Margarida de Montbui, llegamos hasta la Cruz del término, conocida como Creu del Maginet, originalmente de 1904 y restaurada tras la Victoria después de los destrozos que sufrió por parte de la chusma en 1936, durante la Cruzada; la cruz es de hierro y la piedra que la sustenta está decorada con bellos motivos vegetales tallados. Cogemos el camino de la derecha que, entre extensos campos de cultivo y pequeños huertos, nos lleva hasta el Parc del Cementiri Nou; el cementerio como tal, desde el punto de vista del «hombre diferenciado», –del «Hombre de la Tradición»-, carece de interés, excepto en la zona donde el mismo está ubicado con bellas panorámicas de las montañas que circundan la zona, especialmente la impresionante montaña de la Tossa de Montbui; y decimos que carece de interés  desde el punto de vista arquitectónico y artístico porque no estamos ante un cementerio de corte y construcción, digamos, tradicionales, sino ante una construcción de tipo ya claramente moderno (o postmoderno, construido entre finales de los años 80 y principios de los 90 del pasado siglo), en donde no se respira una gran sacralidad, el simbolismo religioso es más bien escaso en comparación con los cementerios de antaño; en cierto modo, al introducirnos en su interior se respira un ambiente frío y desalmado típico del submundo de las postmodernas urbes plutocráticas que no llevan a uno al silencio, al respeto, a la interiorización y a la introspección, independientemente de que dicha obra irrespetuosa y, partiendo desde nuestra particular concepción del mundo y de la vida, de estilo y estética totalmente aberrantes, fuera galardonada con el «Premio FAD de Arquitectura»; ya nos lo anunciaba el cartel informativo del mismo: «El proyecto del cementerio nuevo, completamente alejado de la concepción de un cementerio tradicional, pretendía mostrar la instalación como un parque en el que pasear, sin que estuviera rodeado por las imágenes típicas de este tipo de recintos» (sic)… Típico, pues, de un mundo invertido dominado por la fealdad y por psicópatas de la peor especie, auténticos posesos en todos los niveles y estratos de este mundo demoníaco; estamos en la Era Crepuscular (1) sin duda, pero como decía la tradición hermética «para quien sabe ver, todo es símbolo en el Camino».

   Direccionándonos ya hacia zonas más elevadas, nos encaminamos hacia la Cuenca del Ódena, en concreto a la desembocadura de su riera en el río Noya, una espectacular hondonada completamente rodeada de exuberante vegetación; subimos primeramente por las zonas de montaña y bosque, bosque de encinas principalmente; es característico el color blanco-grisáceo de las tierras de las montañas adyacentes, y muy resbaladizas (con algún que otro trompazo de por medio, dicho sea de paso…), sobre todo la pronunciada bajada que hay desde el cerro donde está ubicado un depósito de agua, muy cerca de la desembocadura de la riera de Ódena. Siguiendo un sendero que pasa por debajo del puente del ferrocarril, vamos ascendiendo hasta hacer cima en un pequeño valle labrado con unas vistas impresionantes: La Pobla de Claramunt, la Sierra de Rubió, Puig d’Aguilera, Montserrat… Seguimos caminando entre montañas, plantas y árboles, elementos que en las civilizaciones tradicionales y arcaicas simbolizaban la conexión entre el Cielo y la Tierra, aunque hoy para el putrefacto hombre-masa pasen totalmente desapercibidos; tenemos que tener en cuenta que el hombre durante la mayor parte de su historia fue cazador-recolector, el hombre del Paleolítico era fundamentalmente nómada o seminómada, condición esta que perdió con la revolución neolítica y el consiguiente triunfo del sedentarismo; así pues, mediante el Camino, la Marcha, la Peregrinación, -simbólicamente al menos-, nos conectamos con esa condición mítica y metahistórica de nómadas o seminómadas, antes del triunfo de la civilización cainita (sedentarismo), de ahí que para nosotros cada ruta o peregrinación sea sagrada, una forma de ligarnos espiritualmente, alegóricamente, con el pasado, un pasado sacral del que tanto huye tanto el repugnante fantoche democratizado, como el demenciado y alienado subhumano postmoderno. Pero incluso tras el Neolítico, el hombre seguía teniendo -o intuía al menos- un respeto reverencial por la Naturaleza y las Leyes del Cosmos; vemos, por ejemplo, que con la agricultura -que comprende los procesos de Siembra, Riego y Cosecha– estaba ligada al tiempo cíclico de Vida-Muerte y Resurrección que encontramos en la mayoría de los mitos y rituales agrarios de las cosmogonías tradicionales, de ahí -y ya acercándonos a tiempos relativamente más recientes-, la fascinación y culto hacia el mundo del Agro que sintieron los grandes movimientos renovadores, identitarios y verdaderamente revolucionarios que surgieron en la primera mitad del siglo XX -que parecían augurar un nuevo Ciclo primaveral y heroico para Europa-, y que, simbólicamente, también intentaron «sembrar, regar y cosechar» a aquella Europa que se encaminaba hacia el abismo después de siglos de «desierto» y de «tierras de secano» (espirituales), por ello su muerte apocalíptica en 1945 también lo fue de Europa, hoy convertida en pura «Tierra Baldía» a la espera de una nueva Resurrección del Mito, de la llegada del «Emperador dormido en el seno de una montaña» para la restauración del Orden o del Reino perdido, de un nuevo «reverdecer del laurel»… Ahora comprenderemos mejor el odio enfermizo, criminal y destructivo que la tiranía mundialista y plutocrática tiene hacia el denominado «sector primario» -en nuestros días un tema tan actual como candente-, en definitiva, hacia los lazos que aún -y a pesar de los pesares- unen al hombre con la Tierra y con sus Ancestros, con los ritmos de la Naturaleza y del Cielo: «La Edad Crepuscular… Así finaliza un día de la Eternidad. Pero en este día, como en todos los demás, el Sol desaparece hacia el Occidente. Ha comenzado el sueño, un sueño colectivo que se apoderó de nuestra civilización, encandilada por la apariencia ilusoria de su mundo material. Y está cada vez más dormida, viviendo sus fantasías oníricas como la única realidad. ¿Podrá despertar a tiempo?» (V.A. Biolcati).

   En la cosmovisión totalista y reivindicadora de lo Absoluto del Hombre de la Tradición, la Marcha, el Camino, el Viaje, es una sucesión de hechos simbólicos donde todo adquiere su verdadero sentido, dentro de un totum espiritual, metafísico, ontológico; por poner un ejemplo, la mochila y el báculo se convierten en elementos centrales -sagrados- de la caminata, tanto a nivel simbólico como logístico; «de hecho, el morral y el báculo eran los únicos elementos bendecidos en la antigüedad durante el acto de partida del peregrino» (J. Sastre Sevilla). Sin que falten tampoco, ya finalizada la caminata, claro está, buena mesa y buen vino entre agradables conversaciones sobre lo divino y lo humano…

   Iniciamos la vuelta por el otro margen del Parque Fluvial cruzando por un puente que hay pasada la desembocadura de la riera de Ódena, haciendo una pequeña ruta por las antiguas edificaciones industriales hoy inoperativas en su mayoría, ello por obra y gracia de las criminales deslocalizaciones hacia zonas principalmente extraeuropeas (y netamente antieuropeas) -camufladas cínica e hipócritamente por la basura democrática y pro-sionista como de «reconversiones industriales»-, y del perverso y tiránico globalismo plutócrata que busca convertir a Europa en un estercolero y en una cloaca. Hubo un tiempo en que Igualada fue uno de los centros industriales más importantes de España, sobre todo en la industria textil; aún quedan en pie varios edificios y naves industriales de estética novecentista unos, modernistas otros, de finales del XIX y principios del XX; vale la pena dar una vuelta por la denominada «Igualada Industrial», muchos de sus edificios incluidos hoy en el Patrimonio Histórico Industrial de la ciudad, concretamente el llamado Barrio del Rec. En muy pocos años, muchas construcciones del pasado que hoy admiramos, en un futuro más o menos próximo, serán observadas por los pocos que aún queden en pie en medio de este mundo ruinoso (2), desde las nuevas catacumbas, como testigos pétreos de una civilización ya desaparecida, y ello en medio de una parodia caricaturesca de civilización oscura y tenebrosa de bestias salvajes pululando, infrahumanas y endemoniadas ellas, sin alma, sin cultura, sin raza, sin identidad, sin tradición y sin espiritualidad de ningún tipo (o de una espiritualidad invertida, «al revés», típico del demonismo postmoderno y de toda fase final de ciclo), porque al fin y al cabo eso es la pseudo-civilización del Quinto Estado, la Era del Paria (3); la Era de la Contra-Tradición absoluta, de la fealdad más repulsiva, del cretinismo y de la maldad más diabólica, del caos más infernal y destructivo. A este inmenso lodazal, a esta locura distópica y nihilista nos ha conducido aquella gigantesca farsa luciferina que, comenzando con el falso «Renacimiento» -siglo XV-, llegó a su punto culminante con la maldita trilogía masónica del nefasto siglo XVIII: Libertad, Igualdad y Fraternidad de la nauseabunda revolución burguesa (4).

   Finalizamos la marcha con la visita a la Plaza Mayor y a la bella Basílica gótica de Santa María de Igualada; después, nada mejor que una buena comida degustando alguno de los platos más típicos de la comarca para reponer energías. Camaradería, Hermandad y Männerbund, pero, sobre todo, Solidaridad Lobuna entre los nuestros. ¡LUPUS DEI!

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

Joan Montcau

         Audere est facere!!!

N O T A S:

1.- Aconsejamos la lectura del libro «la Edad Crepuscular», del tradicionalista católico argentino Vicente Alberto Biolcati: «Al olvido irresponsable del auténtico conocimiento tradicional debe nuestra civilización el hundimiento en una progresiva barbarie y su constitución en un mero Reino de la Cantidad, expresión monstruosa de su retroceso. En efecto, el Occidente moderno cultiva con casi absoluta exclusividad las ciencias de la materia y se proyecta ingenuamente en una simple exterioridad, impotente tentativa de compensar su creciente atrofia espiritual. Consecuente con su intento de ignorar a Dios, nuestra sociedad actual exhibe una pueril ansiedad de exhibición y manipuleo de su juguetería técnica, ruidoso sonajero, exponente de su indigencia y de su esencial vacuidad».

2.- Como decía la gran santa y mística de nuestro Siglo de Oro Santa Teresa de Jesús, en estos tiempos de nuevas persecuciones y catacumbas: «En silencio y esperanza procurar vivir siempre, que el Señor tendrá cuidado de sus almas».

3.- Muy interesante a este respecto, el artículo publicado en «Septentrionis Lux», concretamenteen el año 2021, en plena tiranía genocida plandémica pues: «EL REINO DEL PARIA. EL QUINTO ESTADO O EL TOTALITARISMO MUNDIALISTA DE LA SUBHUMANIDAD DEMOCRÁTICA»: «Ahora, en esta fase final de la Edad del Hierro o Kali-Yuga, ha comenzado el Quinto Estado: el reino de los esclavos, de lo informe: lo que es igual a caos, destrucción, barbarie, animalidad y subhumanidad, imbecilidad, degeneración, finalmente disolución y desintegración (etapa en la que creemos que estamos ya…) Según la doctrina tradicional, si el Asceta es el Supracasta, el que está por encima de las castas, el esclavo -el paria- es el Infracasta, el que está por debajo del sistema de castas y de todo orden y estructura jerárquicos: el INFIERNO. Si el Primer Estado encaminaba al hombre hacia lo alto, el Quinto Estado, que es la completa antítesis del primero, encamina al hombre hacia lo bajo, hacia las profundidades abismales e infernales».

4.- Sin olvidar a las otras dos revoluciones subversivas y netamente antitradicionales ligeramente anteriores en el tiempo a la francesa: la inglesa y la norteamericana (siglos XVII-XVIII).



BARCINO IDENTITARIO: RUTA TEIÀ-VALLROMANES
febrero 24, 2024, 12:07 pm
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BARCINO IDENTITARIO: RUTA TEIÀ-VALLROMANES

«La naturaleza es la mejor maestra de la verdad».

San Agustín

«La primera condición de la felicidad, es que el lazo entre el hombre y la naturaleza jamás debe romperse».

Leo Tolstoi

«Mantente cercano al corazón de la naturaleza; escala una montaña o pasa unos días en el bosque. Solo así podrás limpiar tu espíritu».

John Muir

   El Parque Natural de la Sierra del Litoral tiene una extensión de más de 4000 hectáreas repartidas entre las comarcas del Vallés Oriental y del Maresme, se trata de una cordillera y cadena montañosa que recorre el litoral barcelonés y que hace de conector ecológico con otro bello parque natural, el de la Sierra de Marina; los puntos de interés desde el punto de vista identitario, arqueológico, histórico, religioso, artístico o, simplemente paisajístico, son innumerables: ermitas, dólmenes, menhires, iglesias, monasterios, capillas, cruces, masías, etc. La Cordillera Litoral en concreto, tiene una altitud moderada, ya que el punto más alto de la misma no sobrepasa los 600 metros de altitud sobre el nivel del mar, pero ello para un pateador es sumamente engañoso, ya que orográficamente se caracteriza porque la elevación se produce rápidamente entre la costa marina y la zona montañosa, habiendo grandes desniveles en un terreno muy irregular, accidentado y muy pedregoso. En esta ocasión la ruta que varios camaradas de la Hermandad Barcino/Rubricatus emprendimos discurrió entre los municipios de Teià y Vallromanes, el primero en la comarca del Mareme, en la del Vallés Oriental el segundo; una ruta de unos 20 km aproximadamente entre la ida y la vuelta, y de unas 4 horas de duración; aunque poco técnica, bastante dura y exigente…

   Como la marcha coincidía con el espantoso genocidio perpetrado por la chusma democrática en Dresde entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, finalizando ya la II Guerra Mundial y en pleno derrumbe del III Reich (y con él, de toda Europa…), quisimos hacer un recordatorio y una pequeña y humilde conmemoración a las decenas de miles de víctimas de aquel crimen abominable y abyecto -y hoy silenciado- efectuado por la canalla anglo-sionista en la llamada «Florencia del Elba»; esos Hijos de Satanás lanzaron cerca de 4000 toneladas de bombas altamente explosivas e incendiarias que arrasaron literalmente gran parte de la ciudad y consumiendo su centro histórico, una ciudad además sin interés militar o estratégico ninguno; así las gastan los demonios de la modernidad, el progreso y los nauseabundos «derechos humanos» de los que presume esa ralea infernal. El actual y tiránico Nuevo Orden Mundial totalitario y plutocrático que está convirtiendo a la humanidad en un infecto estercolero post-moderno de esclavos y de subhumanos, tuvo realmente su partida de nacimiento con la derrota de Europa de 1945… 

   Iniciamos la caminata en Teià, un pueblo al parecer de origen romano (Vila Taliano como apareció en un documento medieval de mediados del siglo X), y ya muy vinculado desde sus orígenes romanos a la industria vitivinícola; situado al sur de la comarca del Maresme y a tan sólo 20 km de Barcelona. La localidad está plagada de antiguas masías y de majestuosos y bellos edificios novecentistas y que, en su parte alta acaba conectando con el parque natural de la Sierra del Litoral. Primero visitamos un monolito levantado en honor del gran naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, inaugurado en 1982; el mismo ha sufrido varios actos de vandalismo por parte de la chusma ecologeta y separata, cualquier locura y barbarie es posible en la medianoche de la Tierra Baldía y en el Reino de Mordor… subiendo unos metros más arriba está la Cruz del Término que se eleva sobre un montículo pétreo a modo de Axis Mundi, junto a la Cruz un pequeño altar en forma de libro abierto, el Libro de la Vida: «Todo sale del gran Libro de la Naturaleza» (Antonio Gaudí).

   Continuamos la marcha pueblo arriba contemplando el maravilloso centro histórico del municipio, contrastando las maravillosas construcciones del pasado con las de esta pestilente postmodernidad que poco a poco van transformando a las ciudades en auténticas «guaridas del diablo», una caída absoluta en la caos infrahumano como dijera el tradicionalista católico francés Jean Hani… Nos dirigimos primeramente al templo parroquial construido en el siglo XVI, de estilo arquitectónico gótico tardío por tanto: la Iglesia de Sant Martí. Hay que decir que, como no podría ser de otra manera, en 1936, durante la Cruzada, el retablo y el órgano fueron destruidos por la chusma roja, salvándose los cuadros y las figuras de piedra que soportaban el retablo. Dicho templo fue reedificado en la segunda mitad del siglo XVI sobre las ruinas de un templo medieval anterior del siglo X, documentalmente mencionada como Iglesia de Taliano. Visitamos el interior del templo y admiramos la impresionante belleza del arte gótico, rico en simbolismo tradicional; su estética de la luz como manifestación de la idea teocéntrica, sus arcos ojivales, sus cúpulas, puertas y ventanales, los colores vivos, el simbolismo animal siempre presente; en definitiva una manifestación pétrea del Macrocosmos, una manifestación del Centro del Mundo; por ello la estructura sagrada por excelencia de toda construcción religiosa pre-moderna es la Montaña Cósmica; decía el poeta alemán H. Heine, “un amigo me preguntaba por qué no construíamos ahora catedrales como las góticas famosas, y le dije: «los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión»; efectivamente, en el repugnante y nauseabundo mundo del demos no hay lugar para tamaña grandeza, sólo para la mediocridad generalizada y para creaciones y artificios infrahumanos de cualquier tipo. En el Medievo, verdadera Edad del Centro, la Catedral gótica era concebida como un centro espiritual y metafísico destinado a representar simbólicamente el Paraíso perdido -el mítico Jardín del Edén-, y conservar de manera íntegra la Tradición Primordial; la Montaña y el Bosque son sus símbolos prototípicos fundamentales y ejes inspiradores (1).

   Rumbo al siguiente objetivo, saliendo del casco urbano y ya adentrándonos en el bosque, ya en pleno parque natural de la Sierra del Litoral, nos dirigimos mediante un sendero de acusada ascensión y zigzagueante hacia un cerro llamado Turó Rocallós del Moliner,en cuya cima hay un impresionante monumento del Sagrado Corazón de Jesús, está justo en el centro de un mirador circular donde hay unas fantásticas vistas de la Riera de Teià y del Mar Mediterráneo; el simbolismo de la montaña está ampliamente representado en el arte tanto figurativo como constructivo del cristianismo desde su más remoto albor: Cristo como Eje del Mundo, pero también como Árbol y Fuente de la Vida. La majestuosa imagen del Cristo Victorioso mira directamente hacia la Iglesia de Teià previamente visitada. Este monumento fue construido en el año 1956 en mármol de Carrara, profanado por la chusma separatista en el 2018. Antes de partir de este lugar sagrado y continuar con la ruta, una oración en recuerdo de las decenas de miles de víctimas de aquel verdadero Holocausto de fuego perpetrado por la basura democrática y anglosionista en el canto del cisne del III Reich; una parodia caricaturesca de civilización -totalmente demoníaca y contratradicional- se asentaría sobre las ruinas de aquella Europa en llamas, una Europa verdaderamente alternativa y heroica a la que criminalmente se le impidió un nuevo resurgimiento por el que la misma pugnaba; como diría Jesucristo: «y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas» (Jn 3:19).

   El día estaba algo nublado y el bochorno era considerable, pese a estar aún en plena temporada invernal; aún así seguimos ascendiendo hasta llegar a un refugio de montaña, situado en un bello y panorámico enclave: el Refugio de la Ferrería del Vedat. Antiguamente fue un taller de picapedreros y ahí es donde trabajaban la piedra que extraían de las montañas adyacentes (muy cerca está la antigua Pedrera del Tercio, hoy inoperativa). Se dice que buena parte de la piedra con la que se construyeron las columnas y dovelas de muchos portales de la Avenida Diagonal de Barcelona, precisamente procedían de esta zona; con el tiempo este taller acabó transformándose en un refugio de montaña, situado a 299 metros de altitud sobre el nivel del mar. Continuando la marcha, también ascendente, caminando por una zona rica en megalitos, nos dirigimos hacia el siguiente punto de interés, el Mirador de Cornisa, situado a 430 metros de altitud sobre el nivel del mar. El Mirador de Cornisa es un espacio de descanso y con vistas excepcionales de las comarcas del Maresme, del Barcelonés, del Vallés tanto Oriental como Occidental; también pueden observarse Montjuic, el Tibidado, Montserrat, la Mola, etc; hay un cartel panorámico que señaliza y nombra a todos los cerros y cimas que rodean a este fantástico punto de visión.

   Después de un pequeño refrigerio en el área de descanso del mirador disfrutando de las vistas, continuamos con la ruta en dirección al pueblo de Vallromanes; aunque quedaba aún un buen rato de pateo, en esta ocasión el camino ya era esencialmente llano y poco a poco, cuesta abajo. La abundancia en eucaliptos por la zona era un indicativo de la fuerte presencia de agua subterránea por estos lares; de hecho las rieras de Vallromanes, Ardenya y Mogent pasan y circundan por ellos, además de haber varias fuentes naturales por el camino (para que luego la tiránica chusma sistémica nos martilleen los oídos constantemente con la monserga de la sequía…); aunque, ciertamente, lo que más abunda son los bosques de pino y encina. Según vamos llegando al siguiente objetivo nos entontraremos varias masías de gran antiguedad, concretamente una de ellas es del siglo XV y llegó a ser un balneario, al parecer sus aguas termales eran consideradas por la burguesía catalana de entonces como muy saludables.

   Según vamos descendiendo, llegamos a un gran paseo verde, aún en plena naturaleza, con abundancia de plataneros a lo largo de gran parte de la avenida, y paralelo a la Riera de Vallromanes que atraviesa el pueblo; dicho paseo nos lleva hacia el siguiente objetivo: la Ermita de Sant Vicenç de Vallromanes, bella construcción originalmente de estilo románico tardío, del siglo XIV, aunque en reconstrucciones posteriores se recurrió al estilo gótico o neogótico incluso; «curiosamente» la última reconstrucción seria fue ya en pleno siglo XX, ello tras los destrozos que sufrió por parte de los sindiós durante la Cruzada de Liberación Nacional de 1936-39; una ola de barbarie satánica y genocida, completamente anticrística y contratradicional, recorrió nuestra Patria entre 1931 y 1939 anegándola por completo, conduciéndola hacia un nuevo Finis-Hispaniae muy parecido al que en el que hoy estamos inmersos; ola de barbarie demoníaca que se ha acabado adueñando del mundo desde la hecatombe europea de 1945. Los demonios no ignoran que las construcciones sagradas de piedra representan alegóricamente a la Iglesia de las almas, el cuerpo místico; que las piedras del edificio sacro designan o se asemejan simbólicamente a las «piedras vivas» que son los fieles, los devotos; que el Templo terreno -pétreo- (2), como Cuerpo del Hombre-Dios, evoca la Jerusalén Celeste; por ello el odio destructivo y el fanatismo criminal antirreligioso que caracteriza a todo tipo de basura democrática, ya sea liberal-plutocrática o marxista que sueña con arrasar, aniquilar todo tipo de espiritualidad o de sentimiento religioso, para construir un tipo de espiritualidad invertida, paródica, caricaturesca, «al revés» -el satanismo propiamente dicho-, la «segunda religiosidad» de la que nos hablaba Oswald Spengler en su «Ocaso de Occidente», propia de tiempos crepusculares, terminales y apocalípticos como los actuales, y también un tipo humano descompuesto, subvertido y envilecido, infernalizado en definitiva.

   Vallromanes es también un pueblo de origen romano que, aunque está al límite de la comarca del Maresme, pertenece a la del Vallés Oriental, a unos 25 km de la ciudad de Barcelona; parece ser que en la Edad Media era conocido como Valle de Romanas. Dimos una pequeña vuelta por el pueblo pero sin extendernos demasiado, ya que nos quedaba aún todo el camino de vuelta y además en fuerte ascenso, por ello desgraciadamente no pudimos visitar las ruinas del castillo de San Miguel de Montornés, fortaleza del siglo XII que está en la parte oriental del municipio; visita que nos queda pendiente para otra ocasión. Tampoco pudimos acceder al interior de la iglesia puesto que estaba cerrada, pero sí en cambio al pequeño y sencillo cementerio que estaba adosado a la iglesia; dentro del recintodonde están ubicados ambos, iglesia y cementerio, se encuentra la Cruz del Término, tallada en granito en forma de cruz griega. 

   Después de avituallarnos ligeramente en las tiendas de la zona, emprendimos la vuelta hacia el punto de partida; como hemos dicho al comienzo, la ruta fue de unos 20 km aproximadamente y cuatro horas exactas de fuerte caminata, practicamente sin parar y sin apenas descansos. La jornada terminó, para variar, con una suculenta y abundante barbacoa en Premiá de Dalt, en la casa de uno de los camaradas de la Hermandad y que practicamente está ubicada en la falda de la montaña, ya que al día siguiente, día 14 de febrero de 2024 -Miércoles de Ceniza-, comenzaba el Tiempo Cuaresmal, el Camino Sacro hacia la Pascua de Resurrección: «El hombre ha de adquirir conciencia del tiempo, saber que está destinado a alcanzar, a través de este tiempo, la Eternidad divina y que, por consiguiente, ha de superar el tiempo, vencerlo. Para ello, la práctica continuada de la liturgia, del rito en su ciclo anual constituye una ayuda preciosa y, además, necesaria» (J. Hani); por ello una de las consecuencias de la caída del hombre primordial, su expulsión del Paraíso tras el Pecado Original, fue también -además de perder el Centro y el Origen-, un caer en la vorágine del tiempo, en la esclavitud del tiempo y del movimiento; como hemos dicho varias veces, mediante el Mito, el Rito y el Símbolo siempre estaremos, si quiérase de forma lejana o simbólicamente, en contacto con ese Centro y ese Origen metafísicos y metahistóricos perdidos. LAUS TIBI CHRISTE

Este es el significado del 'Miércoles de Ceniza' en el catolicismo

Ioannes Mons Christus

NOTAS:

1). «El arte sagrado es el vehículo del Espíritu divino; la forma artística permite asimilar directamente las verdades trascendentes y suprarracionales, la finalidad del arte sagrado consiste en revelar la imagen de la Naturaleza divina impresa en lo creado realizando objetos visibles que sean símbolos del Dios invisible. El arte concebido de esta forma posee un valor cuasi sacramental y, en este sentido, una iglesia no es un simple monumento, es un santuario, un templo. Su finalidad no es solamente la de ‘reunir a los fieles’, sino la de crear para ellos un ambiente que permita a la Gracia manifestarse mejor» («El Simbolismo del Templo Cristiano», Jean Hani).

2). Recordemos el famoso pasaje evangélico cuando Nuestro Señor Jesucristo le dijo a San Pedro:«Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará» (San Mateo 16,13-20).



PRÓLOGO a  SEPTENTRIONIS  LUX  I. Tradición, Identidad, Metapolítica y Simbolismo, de Joan Montcau
febrero 12, 2024, 3:47 pm
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PRÓLOGO a  SEPTENTRIONIS  LUX  I. Tradición, Identidad, Metapolítica y Simbolismo, de Joan Montcau

     Me cabe el privilegio de prologar esta egregia obra que nos brinda Joan Montcau. Reconozco que en relación a otros posibles prologuistas obro con cierta ventaja, pues puedo jactarme de la profunda y prolongada amistad  que mantengo con el autor y que ya llega, en el tiempo, a lo hemisecular. Piso, por ello, sobre seguro de no errar si hablo de la enorme formación que atesora, pues sé de lo ávido lector que siempre ha sido y de la ingente lectura que se ha echado al coleto desde que le conozco. Pero no ha leído al tuntún, no ha leído por el mero placer de leer. El divertimento no ha sido nunca el objetivo de sus lecturas, sino la información y la formación. Las lecturas no lo han encontrado a él sino que él las ha buscado. Ha sido selectivo con ellas. Cierto es que en múltiples ocasiones se puede aplicar aquello de que no existen las casualidades sino las causalidades y es así que, en referencia a lo que nos trae ahora, a veces de forma inesperada nos cae entre manos un libro que no andábamos buscando pero que se ajusta a lo que normalmente vamos buscando o a lo que nos gustaría encontrar.

     Hemos seguido, Montcau y el que esto escribe, rumbos que podríamos calificar como de paralelos y es por esta razón por la puedo afirmar que nuestro autor empezó, ya de jovencito, a adherir a movimientos políticos que reivindicaban un tipo de hombre regido por valores como el honor, la valentía, la lealtad, la fidelidad, la disciplina o el espíritu de servicio y de sacrificio y que no le faltó tiempo para buscar el enmarcarlos en una cosmovisión consecuente con ellos. Una cosmovisión, a la postre, que no podía sino tener un basamento Trascendente, por lo que al toparse con la obra legada por el maestro italiano Julius Evola supo, de inmediato, que no otra que la Tradición Perenne y Sapiencial podía ser esa cosmovisión que anhelaba encontrar y hacer intrínsecamente suya.

     Rememorando el título de ese gran trabajo que Adriano Romualdi le dedicó al maestro transalpino, Julius Evola: el hombre y la obra, puedo afirmar, por lo apuntado líneas arriba, que conozco, en Montcau, ‘al hombre y a la obra’ y que por este motivo el tener que leerla para poder redactar su prólogo supuso en mí toda una especial satisfacción al estar convencido que su contenido no me iba, en absoluto, a defraudar sino todo lo contrario; tal como, en efecto, ha sucedido.

    A su formación adquirida con la ingente lectura de libros, ensayos y artículos se une su capacidad de observación de los parajes y monumentos que, en su incansable afición, visita asiduamente y se unen, asimismo, sus dotes para escudriñar lo que la mayoría no es capaz de percibir pero que él sabe encontrar e interpretar de acuerdo a sus vastos conocimientos en dominios como el de la simbología Tradicional o el arte sacro. Su sed de conquistas de nuevos, valga el oxímoron,  horizontes verticales no tiene límite y de la puesta por escrito de esas conquistas nos deleitamos todos aquellos que adherimos a la Sophia Perennis.

    En la obra que nos ocupa podemos, como se ha apuntado ya, ver el sello indeleble del gran intérprete italiano de la Tradición, pero Montcau hace gala de sus múltiples conspicuas y acreditadas fuentes y, así, como comprobará el lector, no faltan las referencias y las citas a primeros espadas del Tradicionalismo Integral tales como, claro está, un René Guénon o un Frithjof Schuon, un Mircea Eliade o, por poner solo algún ejemplo a modo ilustrativo, un Guido de Giorgio.

     El contenido de cada escrito del libro nos es preparado, a modo de cabecera del mismo, con ilustrativas y sugerentes citas de una multitud de fuentes y/o autores. Se agradecen, por otro lado, las notas aclaratorias que aparecen al final de los capítulos tratados y que en muchas ocasiones son de tal calado, empaque y casi consistencia propia que debemos darle la consideración de excursos.

    Uno de los vocablos que forman parte del título de este libro es el de identidad. Pues bien, quede claro que dada la formación Tradicional de Joan Montcau este concepto no responde única y principalmente a referentes de índole cultural o folclórico sino que anda indefectiblemente ligado a la determinada concepción que de lo Absoluto debe tener una comunidad que se precie de no ser pasto de las combustiones disolventes propias de la modernidad e indefectiblemente ligado, por ende, a los ritos, ceremonias y sacrificios sacros imprescindibles para que esa concepción de lo Alto no se limite al ámbito mental, devocional y/o especulativo sino que tenga un carácter operativo .

     Lo que realmente, desde la óptica de la Tradición Primordial, puede considerarse como identitario nos lo transmite nuestro autor en escritos como el que le dedica al Gorgoneion (cabeza de la mitológica Medusa) de mármol encontrado en la localidad de Hospitalet de Llobregat. De semejante jaez es el que versa sobre el conocido como Altar de Hércules que se encuentra en la montaña de Montjuïc y en el que nuestro autor aprovecha, muy apropiadamente, para versarnos  sobre la fundación mítica de la ciudad de Barcelona. O por qué no, aquel otro en que nos escribe acerca del Valle de Nuria.

     Es recurrente en Montcau ese juego literario, que domina con maestría, consistente en alternar, a la hora de escribir, un estilo que convida a sumergirse en estados Superiores de conciencia que nos conectan con lo sutil y lo sacro con otro estilo directo, áspero, marmóleo por su contundencia y sin concesiones a la galería que contrasta sobremanera con el anterior y que utiliza cuando se trata de mostrar y denunciar las inmundicias que supuran por doquier en los tiempos terminales y deletéreos por los que nos ha tocado transitar. Este estilo rudo es utilizado como si de un martillazo se tratase con el objeto de poner en alerta al lector ante los peligros corrosivos y alienantes que nos acechan continuamente.

     Si en capítulos como el que dedica a la fundación mítica de Barcelona se nos presenta la urbe ordenada como reflejo del Orden macrocósmico y fundada según ritos sagrados, también en otros escritos denuncia a la ciudad moderna como paradigma de los procesos involutivos más descarnados, por lo cual no ha de extrañar que trate también, en otro capítulo, de la mística y metafísica del agro como para oxigenarnos esas mentes que tan compungidas han quedado con la descripción del vertedero humano en el que se ha convertido la ciudad.

     Esta reivindicación del genuino carácter del agro (no del estado actual de sus moradores, que no escapa tampoco a las debacles propias del kali-yuga o Edad de Hierro) la vierte Montcau con motivo de la recensión que de un libro realiza, pues nuestro autor nos obsequia con varias reseñas de interesantes libros …Y hablando de libros, aunque no se trate de otra reseña, nos viene a la mente el capítulo en el que también estudia ese género a veces poco comprendido en su dimensión profunda cual es el de la literatura fantástica.

     No dejando de lado el tema de lo decrépito y de lo ínferamente involucionado que resulta estar el mundo moderno (y más aún el postmoderno) Montcau sabe magistralmente poner en evidencia estos desórdenes y quiebras existenciales echando mano de la comparativa con lo que fueron las épocas míticas. Más aún, incluso dedica un escrito en el que presenta una enumeración de las características propias del Mundo Tradicional y otra de las que acarrea el espurio mundo moderno.

     En otro capítulo nos muestra cómo hace muchas centurias los libros sapienciales anunciaban, con enorme antelación pues, cómo estaría caracterizado el kali-yuga. Así nos lo muestra nuestro autor echando mano de esos textos del hinduismo cuales son el Linga Purana y el Vishnu Purana; textos que, desgraciadamente, no fallaron ni un ápice en sus más que negras descripciones de lo tendría que acaecer en esta siniestra medianoche del mundo.

     El cómo el mundo moderno se ha sumido en semejante oscuridad también nos lo explica Montcau con brillantez y de forma diáfana en un capítulo en el que habla de las dos fases que conducen a la profunda sima actual: la luciferina o prometeica y la demoníaca o titánica, en la que nos hallamos claramente inmersos.

     Obviamente estas dos fases representan la consecuencia última de un proceso involutivo mucho más amplio en el tiempo y que nuestro insigne escritor explica en otro texto centrado en la ‘doctrina de la regresión de las castas’, que desemboca en la hegemonía, que padecemos a día de hoy, del Quinto Estado: el propio del gregario hombre-masa individualista y atomizado.

    ¡Desolador, ¿no?, el actual panorama! Pero no hay que desfallecer, pues siempre, en los ciclos humanos, se dieron Edades de los Héroes que recompusieron sus rotos y desangelados mundos y Montcau no se ha olvidado de ello en la presente obra.

     Otra de las características de los escritos de nuestro insigne polígrafo es la de sus dotes pedagógicas, mostradas a la hora de no detenerse en los aspectos simbólicos o identitarios de aquello que nos está enseñando (obras arquitectónicas, esculturas, lugares de culto,…) sino de sazonarlos con didácticas exposiciones históricas que sitúan perfectamente al lector en el contexto adecuado. Cabe señalar, engarzando con las obras de arte, su reivindicación de la belleza en el arte …belleza que suele ser reflejo de la función sacra que en las sociedades Tradicionales siempre tuvo aquel.  No nos ha de extrañar, pues, que también realice Montcau una recensión de un libro que tiene por título el de Arte e ideología en el franquismo (1.936-51). El incomparable templo del Tibidabo tampoco podía escaparse a su estudio.

     Otra de las muchas virtudes de nuestro autor es la de la falta de sectarismo. El dogmatismo religioso no tiene cabida en una mente como la suya cuyos alcances van mucho más allá del mero exoterismo para adentrarse en las grandes Verdades esotéricas. Verdades que él sabe, con su agudeza característica, extraer ya sea de esta manifestación religiosa  ya sea de aquella. Así pues, Montcau se muestra muy lejos de caer en ciertas manidas controversias, muy caras en Occidente,  del tipo ‘o paganismo o cristianismo’. Muy al contrario, no atisba que una opción pueda ser excluyente con respecto a la otra y por ello tanto en las religiones y cultos precristianos como en el cristianismo nos saca a la palestra todo el trasfondo metafísico que les da razón de existir.  Cierto es que, acertadamente a nuestro parecer, ciertas manifestaciones  pretendidamente religiosas, como las que desembocan en lo que él denomina ‘fanatismo islamista’ (y que interpreta como una nueva versión del viejo  profetismo bíblico y de su arrebatador paroxismo), le resultan incompatibles con una visión realmente Trascendente de la vida y de la existencia.

     También le resultarán interesantes al lector los escritos que dedica a la, en nuestros desagradecidos y egoístas días, menospreciada ancianidad y a la, en nuestros superficiales e inmaduros tiempos, ensalzada e idolatrada juventud. Hubo otros momentos en los que la juventud no fue lo que es y dio muestras sublimes de sacrificio y de heroísmo. Montcau no se olvida de ello y en una de sus crónicas de actos conmemorativos nos recuerda la fundación del Frente de Juventudes, un 6 de diciembre, en la España de 1.940. No será, ni mucho menos, la única crónica conmemorativa con la que el lector se encontrará cuando bucee por las sugestivas páginas de este libro.

    Otro bloque de capítulos, si bien de forma salteada, con el que el leyente topará será el dedicado a diferentes personalidades que por su vida y/o por su obra han merecido la  atención de Montcau. Podemos mencionar a José Antonio Primo de Rivera (y tampoco faltarán escritos dedicados a su Falange y a la carga mística que representaba su fibra más íntima y esencial o dedicados al papel de esta organización en el Régimen del 18 de Julio o al Estado en sí surgido de esta fecha o, finalmente, a la dinamitación de la que, desde su mismo interior, este fue objeto), podemos, igualmente, hacer mención al gran naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, a Álvaro d’Ors (encuadrable en la llamada y a la vez gran desconocida ‘Generación del 48’, a la que, por cierto, Joan Montcau le dedica otro texto en el que la parangona con la Revolución Conservadora alemana; parangón en el que también incluye al grupo de intelectuales agrupados en torno a la revista Acción Española), podemos también recordar que nuestro autor escribe sobre el rumano Corneliu Zelea Codreanu (tampoco falta un capítulo sobre lo que representaron los fascismos históricos  u otro centrado en el III Reich) o sobre Gonzalo Fernández de la Mora o Adolfo Muñoz Alonso y el pensamiento tradicional español.  Ni que decir tiene que todos estos insignes personajes y los movimientos y regímenes políticos objetos de estudio han merecido la atención de nuestro autor, en algunos casos, por toda la carga metapolítica –a veces inclusive metafísica- que ha sabido ver y/o descifrar en ellos y, en otros casos, por la concepción Tradicional que de las formas de organización social y estatal-política defendían.

     Otro de los términos que integran el título del libro que nos ocupa es el del ‘simbolismo’. Si el símbolo, el mito y el rito posibilitan la apertura a dimensiones Superiores de la realidad bien ha hecho Montcau en llevar a cabo el espléndido despliegue que del tema simbólico ha realizado, con una prestancia enorme, en multitud de los trabajos incluidos en esta su obra. No en vano el símbolo es el elemento sensible que más cerca está de lo Suprasensible. El lector tendrá la oportunidad de conocer sobre el simbolismo del  3, del 5 ó del número 12, de la caverna, de la montaña, de la piedra, de la casa, de los mares, de la barca, de las llaves, del toro, del león, del águila, del lobo, del burro, del pez, del Sol, de la luna, del otoño, del Corazón de Jesús o la de muchos símbolos que se pueden encontrar, de forma especial,  en los cementerios; tales como el ancla, el ángel, la vela, la cadena con eslabón perdido, la corona, la puerta, las manos, el reloj de arena, la antorcha, la bola, el libro abierto, la mariposa, la calavera, el huso y las tijeras, la esfera y las alas, el olivo, el roble, el laurel, el ciprés o la adormilera.

       Tras todo lo expuesto en este prólogo no nos queda más que conminar al leyente a sumergirse en las enseñanzas que nos obsequia Joan Montcau sobre lo Sacro, lo eterno, lo imperecedero y sobre sus manifestaciones o sus aproximaciones en el mundo de aquí abajo.

EDUARD ALCÁNTARA

eduard_alcantara@hotmail.com



El misterio del Grial y la tradición gibelina del Imperio, Julius Evola (I)
febrero 3, 2024, 11:22 am
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